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lunes, julio 22, 2013

Arqueología / México: En Jalisco, sondean con georradar antes de excavar en busca de vestigios

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En Palenque realizaron sondeos complementarios a los que hicieron en 2011 y con más detalle en el piso del interior de la tumba de Pakal, para monitorear su estado de conservación. (Foto: José Ortega)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de julio de 2013. (RanchoNEWS).- En Teocatitlán, Jalisco, se realiza en estos días una importante investigación arqueológica desde «una óptica moderna», con sondeos de georradar previos a las excavaciones, «como debe ser y como se practica ya en muchos lugares del mundo», informa el jefe del laboratorio de geofísica del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), José Ortega. Una nota de Mónica Mateos-Vega para La Jornada:

El proyecto está a cargo de la arqueóloga Marisol Montejano Esquivias, quien hace unos días recibió al equipo de geofísicos del instituto, quienes trabajaron en la zona en colaboración con colegas franceses de la Universidad Louis Pasteur, el Instituto de Física del Globo y la Escuela y Observatorio de Ciencias de la Tierra, de Francia .

La zona, en el municipio de Jalostotitlán, tiene alrededor de 60 hectáreas y, bajo la maleza, encima de un cerro, se han ubicado las que serían las estructuras prehispánicas más grandes del occidente del país, las cuales datan de los años 450 a 900 años de nuestra era. Hasta el momento se tienen registrados un juego de pelota, patios y varios grupos de edificios acomodados en forma de U.

«El plan que se está desarrollando ahí es innovador además porque se invitará a especialistas del Instituto de Ecología de la UNAM para ayudar en la reconstrucción paloambiental y paleoclimática, lo cual dará un valor agregado al sitio,» añade Ortega.

Colaboración internacional

Detalla que realizaron un sondeo con diferentes frecuencias para ubicar vestigios de interés o que tengan relación con la arquitectura del lugar; «en breve daremos esos datos a la arqueóloga para que pueda realizar una suerte de cirugía de precisión, es decir, excavaciones en lugares precisos. Así es como ya se trabaja en los países que cuentan con la tecnología necesaria.»

La presencia de los geofísicos franceses Maksim Bano y Pascal Sailhac se concretó gracias al apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Los especialistas vinieron específicamente para trabajar en el Templo de las Inscripciones del sitio prehispánico de Palenque, en Chiapas.

El balance de la visita del equipo francés, resaltó el doctor Ortega, «fue muy positivo porque pudimos corroborar algunos datos que ya teníamos de los estudios que realizamos en 2011 en Palenque, y además trabajamos nuevos sitios, como el Museo de las Intervenciones, en una primera aproximación a una investigación más detallada que haremos en el llamado baño de los placeres, el cual presenta problemas de humedad.

«Gracias a un equipo de manufactura sueca que trajeron nuestros colegas pudimos hacer un sondeo en tiempo récord; los resultados están en proceso. Por suerte nos dio tiempo de trabajar también en Teocatitlán.»

Respecto de Palenque, realizaron sondeos complementarios a los que hicieron en 2011 y con más detalle en el piso del interior de la tumba de Pakal, también para monitorear su estado de conservación, luego de que en ese año se decidió bajar la lápida para cerrar el sarcógafo que había estado abierto varias décadas.

Los datos preliminares obtenidos por los geofísicos «dan la certeza de que frente al Templo de las Inscripciones existen dos cavidades, como ya lo había planteado el arqueólogo Arnoldo González Cruz,» añade.

En su libro La Reina Roja: una tumba real, publicado hace dos años, González documenta la posibilidad de la existencia de dos oquedades casi simétricas y un pasaje «que comunicaba la pared norte de la cámara funeraria con el exterior del edificio, con características muy similares a la abertura por donde se introdujo el sarcófago de la Reina Roja (...) Si estos rasgos arquitectónicos son comprobados con la excavación arqueológica, confirmaría la estrecha relación que existía en el diseño de ambos edificios y por ende entre ambos enterramientos».

Ortega detalla que «si el arqueólogo González Cruz lo requiere y las autoridades del INAH lo autorizan, estaríamos en la mejor disposición de ampliar nuestro trabajo tanto en el Templo de las Inscripciones como en el de la Reina Roja, para brindar a los arqueólogos nuevos datos de ambas estructuras».

El laboratorio de geofísica del INAH ofrece apoyo no sólo a los proyectos arqueológicos, sino a trabajos de restauración e investigación en edificios históricos, pero cuenta sólo con dos personas.

«Somos muy pocos para atender la creciente demanda de los centros INAH regionales, por eso esperamos que a partir del próximo año se concrete un proyecto más ambicioso y amplio que nos permita invitar estudiantes franceses de tercer año de ingeniería geofísica, para que colaboren también con jóvenes mexicanos. Estaríamos a cargo de la prospección y podríamos, al menos de manera inmediata, dar respuesta a las peticiones que tenemos y ampliar nuestro campo de aplicación, al tiempo que estaríamos formando nuevas generaciones de geofísicos especialistas en la conservación y salvaguarda del patrimonio

«El equipo para realizar sondeos con georradar y tomografías de resistividad eléctrica ya lo tenemos en el INAH, e incluso estamos en condiciones de brindar asesoría a países de centro y Sudámérica, donde están comenzando a utilizar esta tecnología para preservar su patrimonio cultural. Pero lo que nos hace falta, de manera urgente, es personal,» reitera Ortega.

Luego de concluir los sondeos en el Museo de las Intervenciones está en puerta un estudio que solicitaron al laboratorio de geofísica del INAH para ubicar en la plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico de la ciudad de México, una parte del muro que rodeaba a la antigua Tenochtitlan.



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