C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de julio de 2013. (RanchoNEWS).- En los actos conmemorativos por el centenario luctuoso de José Guadalupe Posada hay muchos olvidos. Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
Por ejemplo, el papel del impresor Antonio Vanegas Arroyo (1850-1917), cuyo nombre se asoció para siempre con el del grabador, pero a quien el tiempo no le ha hecho la justicia debida, expresó la historiadora del arte Elia Bonilla durante la presentación hace unos días de la carpeta Juegos de salón, efectuada en el Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
La edición comprende 10 juegos de dados y naipes, impresos originalmente hace más de un siglo en la editorial A. Vanegas Arroyo, e ilustrados por Posada.
Bonilla, investigadora de la vida de los Vanegas Arroyo y de Posada, señaló la falta de un estudio «serio» sobre la labor del editor que tuvo enorme relevancia para la cultura popular mexicana. Aunque su nombre es inseparable del de su famoso grabador, hay que reconocer que sus respectivas labores son distintas e independientes.
Así como la tarea de Posada va más allá que de la de Vanegas Arroyo, la de este último también traspasa a la del creador de la famosa Catrina.
Don Antonio, explicó Bonilla, «creó una infraestructura, es decir, montó su propia imprenta y expendio; exploró, decidió y propuso qué géneros publicar; conjuntó un equipo de trabajo de escritores, ilustradores, pero también de impresores y hasta de distribuidores. Decidía quiénes trabajarían para él, así como el pago de su colaboración. También fue escritor.
«Su labor fue la de quien decidió cuáles de todas estas colaboraciones se publicarían, cómo y en qué formatos. Vanegas Arroyo recogió la tradición del impreso popular mexicano en sus distintas vertientes, recreando y renovándola, llevándola a un auge que nunca había tenido. Esto ocurrió, gracias a la colaboración de Posada, pero también a al talento del impresor.»
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