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viernes, julio 26, 2013

Artes Plásticas / México: Centenario de Philip Guston, un pintor «profético»

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Detalle del mural La lucha contra la guerra y el fascismo, en el Museo Regional Michoacano, en Morelia, concluido en 1934, el cual fue creado por los entonces noveles pintores Philip Guston y Reuben Kadish, así como el poeta Jules Langsner. (Foto: Cortesía de Gonzalo Rocha)

C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de julio de 2013. (RanchoNEWS).- De Philip Guston, relevante artista estadunidense del expresionismo abstracto, este sábado se cumple su centenario, pues nació el 27 de julio de 1913. Una nota de Alondra Flores para La Jornada:

Un trazo de su juventud, un misterio recientemente revelado y pendiente de ser recuperado a plenitud, se encuentra en Morelia: el mural titulado La lucha contra la guerra y el fascismo

Tras un encalado, en un muro del segundo piso del Museo Regional Michoacano, se halló la pintura al fresco de más de cien metros cuadrados. Imágenes de crudeza impasible, en una composición de perspectivas diversas y complejas, con figuras humanas, unas con capuchas del Ku Klux Klan, otras, desnudas en pleno sufrimiento a manos del victimario.

«La impresión sobre el espectador no es sólo de impactante grandeza o de escala y volumen sorprendentes, sino que despliega un vocabulario de emociones que erizan la piel. Ante la proximidad de la belleza y el dolor, un éxtasis casi religioso contrasta con la violencia de la opresión. Tanto la fuerza como la mortalidad de la carne y el espíritu entran en conflicto,» describieron Moira Kelly y Faltermeier Christle en un reporte realizado en 2005.

Obra «desenmascarada»

Ahora, al celebrarse el centenario de dos de los autores, Kadish y Goldstein, la labor de consolidación de la obra ha sido concluida, y se planea la etapa de restauración por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Pero la historia del enigma de sus autores y la obra, su encuentro y proceso de recuperación amerita un largo relato.

Permaneció oculta tras el falso muro más de cuatro décadas hasta que fue «desenmascarada» en 1975, cuando se realizaron trabajos de remodelación en el recinto. La obra se mantuvo incógnita desde 1939, al ser recubierta unos años después de su conclusión. Las firmas de ese trabajo monumental son de Reuben Kadish, Jules Langsner y Philip Goldstein.

Este último, de origen judío, nacido en Montreal en 1913, en algunas fuentes se menciona junio como mes de nacimiento, después adquirió la nacionalidad estadunidense. Años después de su visita a México, cuando se unió a la vanguardia artística como parte de la Escuela de Nueva York, al lado de Jackson Pollock, cambió su nombre a Philip Guston.

La galería neoyorquina McKee, a propósito de una exposición con motivo del centenario de Guston, lo define como uno de los grandes artistas del siglo XX, de actual relevancia, «es difícil imaginar que Guston cumple cien años, al subrayar cuán revolucionario y profético fue su arte. Sus pinturas figurativas se abrieron a las advertencias de los 60 colores del dogma Color Field, pero no abrazaron la ironía de la cultura pop.»

Gonzalo Rocha, caricaturista de La Jornada, quien realiza una investigación académica sobre el mural La lucha contra la guerra y el fascismo, relata que hace más de una década, en una visita al legendario Woodstock, donde Philip Guston residió hasta su muerte, ocurrida el 7 de junio de 1980, descubrió su obra tardía.

«Sus óleos y sus gráficas me impresionaron y llamaron la atención, no sólo por su fuerza y su colorido, sino por su búsqueda de un discurso crítico-político desde la pintura, lo mismo que por su acercamiento al lenguaje de la caricatura.»

Las deterioradas y redescubiertas imágenes del mural llamado coloquialmente La Inquisición, impactante por su inclemencia, fueron observadas por la teórica estadunidense Ellen Landau, quien descifró la identidad de uno de los autores.

Tres jóvenes veinteañeros

En entrevista con La Jornada, así lo relató Eugenio Mercado López, quien fue director del Museo Regional Michoacano de 1997 a 2006.

«El mural pasó desapercibido durante varias décadas. En 2001 estuvo en Morelia Frank Kadish, hermano de uno de los pintores, y gracias al intercambio de información con él y algunos investigadores de Estados Unidos, específicamente Ellen Landau, resultó muy interesante y se pudo establecer que el otro pintor, Goldstein, quien se había cambiado el nombre, era muy afamado en Estados Unidos.» Entonces, se suscitó un interés por la obra, debido a la importancia de Goldstein, pintor notable en el siglo XX, que ostentaba el apellido Guston.

El trabajo que muralistas mexicanos realizaron en Estados Unidos ha sido ampliamente analizado.

En contraste, la obra creada por artistas extranjeros en nuestro país, influenciados por el muralismo, ha sido poco estudiada.

En el verano de 1934 los jóvenes veinteañeros, de ideas comunistas y en búsqueda de un espacio de expresión, Reuben Kadish y Philip Goldstein, acompañados del poeta Jules Langsner, partieron desde Los Ángeles. Ellos narraron que compraron un automóvil Ford, por 23 dólares, y realizaron la travesía por carretera hasta la ciudad de México.

Foto Philip Guston, en 1935. Imagen incluida en el libro Philip Guston retrospective De aquí partieron hacia Morelia, donde fueron comisionados para realizar el mural, gracias a la recomendación de David Alfaro Siqueiros, a quien Kadish conoció en Los Ángeles y asistió en la realización de la obra muralística América tropical, en la Plaza Art Center.

El fresco en la capital de Michoacán, titulado en inglés The struggle against war and terror (La lucha contra la guerra y el fascismo), fue concluido en enero de 1935. Y los artistas en ciernes, al finalizar su aventura de influencia muralista en México, regresaron a Estados Unidos.

Kadish, tras participar en la Segunda Guerra Mundial, permaneció en silencio hasta que después de 10 años de autoexilio como granjero, retomó su carrera ya no en la pintura, sino como escultor. Langsner se convirtió en un respetado crítico de arte.

Goldstein, quien después cambió su apellido por Guston, se volvió un pintor extraordinariamente reconocido. A más de 30 años de su muerte ha tenido retrospectivas en los museos más importantes de Estados Unidos y Europa.

Eugenio Mercado López afirma que es uno de los personajes más representativos del expresionismo abstracto en Estados Unidos durante el siglo XX. Destaca que en los años 70, a pesar de ser un artista sumamente reconocido en esa corriente, presentó una exposición que causó conmoción entre la crítica y fue recibida de manera desfavorable.

«En ese momento, algo que no se percibía, es que de alguna forma Philip Guston regresaba a las preocupaciones de su juventud, cuando habló mucho acerca de la represión y el racismo.» En su última década de vida, agrega Mercado López, retomó esas líneas de su obra temprana. «Es muy interesante cómo las vuelve a manejar de una manera crítica y extraordinaria, sobre todo contra el gobierno de Nixon y el racismo en Estados Unidos. Esto sólo se logra entender si se vuelve a estudiar su obra original, como la que tenemos en Morelia.»

Escollos en el INAH

Parte del mural La lucha contra la guerra y el fascismo se perdió debido a la humedad. Durante la gestión de Eugenio Mercado al frente del museo ubicado en el Centro Histórico de Morelia, se contuvo el deterioro gracias al apoyo del restaurador Jaime Vargas y el trabajo de técnicos del Instituto Nacional de Bellas Artes.

«Algo que se hizo en ese momento, además de la valoración de la obra, fue detener los daños y de alguna manera consolidar el mural para facilitar la posterior restauración. En la actualidad se trabaja en una consolidación mayor de la superficie y la idea es emprender la tarea de restauración, aunque es un trabajo sumamente lento debido a la magnitud de la obra,» señala Eugenio Mercado, quien se ha dedicado a realizar diversas investigaciones sobre el mural y sus autores.

Desde 2002 la asociación civil Intercambio de Arte y Cultura Internacional (IACI), encabezada por la escultora Leah Poller y el arquitecto Arturo Macías, impulsa el intercambio con artistas de Estados Unidos, además de la recolección de fondos para restaurar el mural.

Sin embargo, a pesar de la existencia de recursos, «el sistema jurídico-administrativo del INAH para la aceptación de donativos es muy complejo. Nunca se pudo avanzar,» manifiesta Mercado López.

«El área jurídica del INAH, ante una propuesta de convenio que hizo el Iaci, expresó que no eran posibles los términos propuestos, pero tampoco dijeron cómo se podía hacer. Estas complejidades nunca permitieron que avanzara el proyecto de los donativos.

«Creo que no somos el único caso. Los sistemas administrativos son demasiado lentos y complejos, por lo que acaban por desanimar a los interesados. Es lo que pasó con nosotros,» lamenta Mercado.

Pero la labor del IACI fue precisamente poner en el escenario internacional la obra y lograr su revaloración, opinó, pues entre el 2003 y 2006 se realizaron una serie de exposiciones con artistas internacionales interesados en conocer y promover el mural. Entre ellos, Musa Mayer, hija de Guston y el galerista David McKee, quien comercia con la obra de Guston en Manhattan. «Esa fue una labor importante, si observamos el impacto de esta difusión, fue relevante, sobre todo porque permitió revalorar una obra, que yo observo en lo local ha sido muy poco apreciada.»



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