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En la imagen el Autorretrato con letras chinas, realizado por Alberto García-Álix en Pekín. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 22 de julio de 2013. (RanchoNEWS).- Reprocducimos el texto de Amelia Castilla publicado por El Mundo:
Se sigue fundiendo con pasión salvaje con lo que ocurre a su alrededor, pero hace tiempo que Alberto García-Álix ya no fotografía lo que ocurre al lado de su casa. Fuera del ámbito de la noche, los tugurios y las amistades peligrosas, que inició en los años ochenta y que considera totalmente superadas, prosigue su tarea de buscar nuevas realidades.
Cada vez más contemporáneo, se aproxima mueve más y más cerca dea la abstracción. Autorretrato con letras chinas es de 2008 y forma parte de la serie de un viaje a Pekín que duró cuatro meses. En esta ocasión, el fotógrafo se fusiona con una de las letras del alfabeto chino a través de una doble exposición que realiza con la propia cámara, un truco mecánico, a través del cual compone la letra y su cara. Lo complicado de la foto es dejar los negros y los blancos en su lugar y la forma de desvelar su rostro, en una especie de vuelo fundido en un caleidoscopio en el que se mueven la muerte, la soledad y el miedo de la propia existencia.
García-Álix prosigue su proceso íntimo de deconstrucción. Distinto pero igualmente personal. El alfabeto, los dragones y los farolillos rojos le obsesionaron desde que pisó China. Le interesaba la manera en que lo ubican en el espacio y trabajó mucho ese concepto. El viaje representa un lugar donde perderse y un diálogo con su pasado fotográfico. Un camino que empieza en París en 2003, cuando cae gravemente enfermo, y que en China se hace más corpóreo y real. Cada vez se vuelve más introspectivo, pero la reflexión sobre su propia vida sigue estando muy presente. Fue en ese viaje en el que preparó su obra de vídeo De donde no se vuelve, que se presentó en el Museo Reina Sofía en una exposición retrospectiva y en el que enfocaba su carrera hacia el vídeo y la escritura.
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