Jean Luc Godard fue uno de los exponentes más relevantes del Mayo Francés. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de mayo de 2018. (RanchoNEWS).- El periodista Ramón González Férriz bautizó al Mayo Francés como «la revolución divertida» porque sus protagonistas fueron hedonistas que sólo quisieron ver arder al mundo. No supieron —dice— qué cabeza pedir, qué sistema derrocar ni qué nuevo orden instaurar: la rebelión bastó por sí sola para ellos.
Ningún movimiento social del 68 derribó sistemas. En Checoslovaquia, el régimen soviético endureció sus mecanismos de control. En Francia, la derecha controló el Congreso. En México, el PRI continuó con su hegemonía pese a la Masacre Estudiantil de Tlatelolco. Y en Estados Unidos, el conservador Richard Nixon se convirtió en presidente. La batalla política se perdió; la cultural no. Por ese motivo es que —como sugiere Mario Vargas Llosa— la mejor forma de entender las repercusiones de esta insurrección juvenil y romántica es a través del arte y la cultura.
El texto de Eduardo Bautista es publicado por El Financiero
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