Philip Roth visto por Ulises. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de mayo de 2018. (RanchoNEWS).- Conocí a Philip Roth hace un par de décadas en Aix-en-Provence. La «Maison du livre» de aquella ciudad había organizado una semana de actos dedicados al escritor norteamericano con la presencia del propio autor. Me comentaron los organizadores que había sido el propio Roth quien había decidido quienes debían participar, pues leía cuanto de él se escribía en los medios de comunicación europeos y norteamericanos y yo había reseñado buena parte de sus novelas en España.
Lo recuerdo como una persona próxima, cariñosa, y humana, con envidiable sentido del humor, que se incomodaba ante lo que consideraba preguntas insustanciales: «Cuando contemple una catedral gótica admire la magnífica construcción y no se centre en escudriñar las gárgolas», respondió con cierto enojo ante la reiteración de un joven en el público intentando establecer paralelismos simbólicos en algunos pasajes de Pastoral Americana. Y ciertamente Pastoral Americana (1997; en el 2016 Ewan McGregor la llevó al cine) es una de las grandes -tal vez la más grande- catedral de las letras norteamericanas en la segunda mitad del siglo XX.
El texto de José Antonio Gurpeguil es publicado por El Cultural
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