Jean Claude Arnault, el fotógrafo acusado en Suecia de abusos sexuales, junto a su esposa, Katarina Frostenson, miembro de la Academia que concede los premios Nobel de Literatura. (Foto: Henrik Montgomery)
C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de mayo de 2018. (RanchoNEWS).- La crisis de la Academia Sueca no se ha terminado, en absoluto. Más bien, se ha hecho más profunda. Es un drama tan fascinante como cruel, que ni Shakespeare ni las mentes más creativas de Netflix podrían haber imaginado crear. La Academia tiene una gran importancia en la vida cultural, la literatura y la lengua suecas, por lo que es comprensible que los últimos acontecimientos tengan repercusiones. Los suecos han pasado a verla con gran escepticismo y casi repugnancia, porque ha hundido la reputación del país en el mundo. Y es una opinión compartida en muchos otros países.
La confianza del mundo exterior en la Academia se ha desvanecido porque no hizo frente al acoso sexual, la corrupción y las filtraciones de manera rápida, clara ni uniforme, a pesar de las sospechas de que se habían cometido delitos. Ese es probablemente el motivo de que haya decidido prescindir de su tarea más glamurosa e importante: designar a la persona que va a recibir el Premio Nobel de Literatura este año. Con la pérdida de credibilidad que ha sufrido, es prudente interrumpir esa labor. Además, en estos momentos, solo quedan 10 miembros, y la pregunta es, después de que tantos escritores hayan dejado vacíos sus puestos, si los miembros que quedan son realmente los que tienen mayor sensibilidad literaria.
El texto de Gabi Gleichmann escritor sueco, autor de El elixir de la inmortalidad (Anagrama). Es publicado por el suplemento Babelia de El País.
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