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Los programas del oboísta se caracterizan por la antisolemnidad. (Foto: César Octavio Larrañaga)
O axaca, 1 de agosto, 2007. (Xavier Quirarte/Milenio).-Además de ser coordinador de maderas en Instrumenta Verano 2007, el oboísta Roberto Kolb prepara con un grupo de alumnos y algunos profesores, dos conciertos de singular atractivo. Roaring 20’s incluirá obras de Fats Waller, W. C. Handy y George Gershwin, junto con Igor Stravinsky, Kurt Weil y Erwin Schulhoff. 2Da2, Dada, reunirá obras de Satie, Stockhausen, Revueltas, Cage, Kagel y Mozart.
Se trata de dos propuestas muy diferentes, aclara Kolb en entrevista. «Roaring 20’s» está dedicado a rememorar un periodo muy importante de la primera mitad del siglo veinte, el periodo de la posguerra. La Primera Guerra Mundial tuvo la virtud de aflojar muchos valores y romper paradigmas, básicamente ahí termina una línea acumulativa de la música y a partir de ahí predomina la pluralidad.
Surgió un grupo de compositores, agrega el oboísta, «generalmente de conciencia social, que se rebelaron contra la escuela de Viena y que, como una forma de expresar su rebeldía, se apropiaron de géneros populares, particularmente el jazz. Me gustaría destacar a Schulhoff por ser de aquellos compositores injustamente olvidados. Es uno de los primeros músicos dadaístas, para comenzar, antes de que los propios dadaístas lanzaran sus manifiestos. Es un compositor verdaderamente impresionante y para nosotros es un descubrimiento y lo será sin duda para el público».
2Da2, Dada, explica Kolb, se refiere al azar en la música. «El programa se centra más en esa apertura del siglo XX, como en la obra Five4 de Cage, donde los músicos sólo tienen que respetar estrictamente el tiempo de duración, pero pueden tocar ciertas notas en el momento que quieran y como quieran. Otra expresión del azar sería 4’33’’, también de Cage, básicamente una partitura de hojas blancas. Lo que el compositor está diciendo es: escriban en ella lo que quieran. Eso es lo más aleatorio que pueda haber».
Todas las piezas de 2Da2, Dada son antisolemnes, asegura Kolb. «Tengo la esperanza de que público entienda eso, porque el público en general tiene mucho miedo a reírse. Vamos a ver qué hacemos visualmente para que el público entienda que sí se vale reír, que nos vamos a divertir todos, incluido el público».
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