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La escritora mexicana. (Foto: Alberto Aja / EFE)
S antander 19 de agosto, 2007. (EFE).-Margo Glantz, una de las escritoras mexicanas más prolíficas, cree que «los editores no tienen ni idea de literatura», razón por la cual grandes autores de antes «no funcionarían» en el sistema actual en el que «escritor y lector están viciados».
La autora se expresó así en una entrevista en la ciudad española de Santander (Cantabria, norte), donde ha impartido el curso Ficción, autobiografía y ensayo: ¿vasos comunicantes?, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
«Si un libro es novedoso es necesario un tiempo para que la gente comprenda dónde está esa originalidad, pero si ese título desaparece de las librerías a las tres semanas, es muy difícil que eso suceda», aseguró la autora.
En España, donde la dilatada bibliografía de Glantz es poco conocida, la autora ha publicado títulos como El rastro, Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador, Las genealogías, Animal de dos semblantes o Zona de derrumbe, entre otros.
A pesar de sus críticas al mercado editorial, esta profesora de literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, también menciona figuras con «criterio» como los editores Jordi Herralde, Manolo Borrás, Jaume Vallcorba, o las editoriales Siruela y Tusquets.
Glantz ha tratado de transmitir estos días a sus alumnos la «posibilidad de establecer vasos comunicantes entre el ensayo, la novela y el relato», o las distintas maneras de intervenir en el discurso narrativo.
«Para que un texto funcione, las fronteras entre los diferentes géneros deben difuminarse; si uno no lo logra, entonces el texto es fallido», subraya.
Apasionada por los autores del Siglo de Oro (entre los siglos XVI y XVII), esta mexicana llegó a la literatura de ficción con 47 años, porque antes -dice- no halló una estructura con la que se sintiese a gusto, pero consiguió llegar a ella tras escribir una serie de «títulos malos».
Algunos textos de entonces, incluidos en títulos tan sugerentes como Las mil y una calorías, novela dietética, saldrán publicados en septiembre dentro de Saña (Editorial Pre-textos), que incluirá fragmentos «muy especiales» sobre «todo lo que tiene que ver con la mutilación, el encarnizamiento, la enfermedad, la escatología, o los movimientos que aniquilan a la gente como el Holocausto».
Tras obtener galardones como el Premio Nacional de Lingüística y Literatura de México o el Xavier Villaurrutia, y publicar el primer volumen de sus obras reunidas (ensayo), pronto verá la luz la segunda entrega con sus obras de ficción, una edición para la que está redactando el prólogo sin intentar «caer en preciosismos narcisistas».
A pesar de su edad, la escritora mexicana no es escéptica con el impacto de las nuevas tecnologías en la artes y la literatura, ya que confía en que «se adaptarán a las nuevas realidades».
«Internet y el móvil están creando nuevos dialectos, que permiten nuevas formas de literatura», dice Glantz, y añade que muchos grandes autores tienen blogs «porque encuentran muchos más lectores y además otorgan una libertad de acción grandísima».
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