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El escritor Francisco Umbral el 2001 después de recoger el Premio Cervantes. (Foto: REUTERS)
M adrid, 28 de agosto, 2007. (EFE).- El escritor y articulista Francisco Umbral ha fallecido esta madrugada a los 72 años en la Clínica Montepríncipe de Boadilla de Monte (Madrid) por un fallo cardiorrespiratorio. Umbral ha sido una de las figuras literarias más relevantes de España en las últimas décadas, con numerosos reconocimientos, entre los que destacan el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1996 y el Premio Cervantes de 2000. Como articulista trabajó en El País, en Diario 16 y, los últimos años, en El Mundo.
La salud del escritor madrileño se resintió a partir del 2003 y en agosto de ese año tuvo que ser hospitalizado por una neumonía derivada de una operación intestinal. El mes anterior se le había sido extirpado una parte del colon.
Umbral, uno de los escritores más incisivo y brillante de España de la segunda mitad del siglo XX, nació el 11 de mayo de 1935 en Madrid, aunque pasó su infancia y adolescencia en Valladolid.
Entre sus más de 80 libros publicados, destacan Las ninfas (1975), Mortal y rosa (1975), La noche que llegué al Café Gijón (1977), Trilogía de Madrid (1984), Madrid 1940: Memorias de un joven fascista (1993) y El socialista sentimental (1999). Sus últimos han sido Madrid, tribu urbana (2000); Un ser de lejanías (2001); ¿Y cómo eran las ligas de Madame Bovary? (2003); Los metales nocturnos (2003); y Días felices en Argüelles (2005).
La capilla ardiente será instalada a partir de las 14.30 horas de hoy en la Clínica Montepríncipe, donde el escritor y periodista es velado por su mujer, María España, y otros allegados en la más estricta intimidad, según han confirmado fuentes de la familia. Francisco Umbral será incinerado el próximo miércoles en el cementerio de La Almudena (Madrid), o en el tanatorio del hospìtal madrileño de La Paz, en una ceremonia civil, por expreso deseo del fallecido.
Calidad literaria e independencia
Las reacciones han madrugado esta mañana para despedir y elogiar la figura de Francisco Umbral. Los Reyes y los Príncipes enviaron hoy sendos telegramas a España, viuda del escritor, en los que lamentan la pérdida de «una figura imprescindible de las letras españolas».
Las principales formaciones políticas han sumado sus condolencias a las de los principales referentes del mundo de la cultura y la administración.
La secretaria de Cultura de la dirección del PSOE y ministra de Vivienda, Carme Chacón, resaltó su calidad literaria e independencia de criterio. «Umbral supo combinar el periodismo y la literatura. Sus columnas diarias conforman una obra de gran coherencia, dominada por la calidad literaria y la independencia de criterio. Con su muerte desaparece una de las voces más personales de la prensa española», describe en un comunicado.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, acudió hoy a la Clínica Montepríncipe, donde reposan los restos del escritor Francisco Umbral y calificó de «desgracia» su fallecimiento al tiempo que elogió la «belleza» de su lenguaje y su vinculación a la capital.
El Gobierno regional, que dirige Aguirre, pondrá el nombre del fallecido escritor Francisco Umbral a un Instituto de Educación Secundaria, mientras que el Ayuntamiento de la capital le dedicará una calle, según anunciaron hoy la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y el alcalde Alberto Ruiz Gallardón.
Para Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española (RAE), el autor de Mortal y rosa fue «un gran creador» que quedará en la memoria por su estilo «tan propio».
Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), enfatizó la otra faceta del fallecido periodista, de quien dijo que «representa al periodismo del último siglo».
El escritor y académico Miguel Delibes le recordó como «un gran escritor» que «dijo cosas y las dijo bien». Subrayó de él que no hizo esfuerzos por hacerse comprender, «pero quienes le queríamos pasábamos por todo; su talento estaba por encima».
El mensaje más enternecedor provino de su editora, Ana Gavín, quien subrayó la faceta más personal y vulnerable del literato , de quien dijo que «solía encontrarse inquieto ante la acogida de su obra, pese a la imagen de soberbia que pudiera transmitir ante el público».
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