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El Palacio de Bellas Artes. (Foto: María Meléndrez Parada)
M éxico, 20 de agosto, 2007. (Carlos Paul / La Jornada ).-La muestra más completa sobre la producción artística de la pintora mexicana Frida Kahlo, concluyó ayer con una afluencia de más de 420 mil visitantes en el Museo del Palacio de Bellas Artes, donde se exhibió durante sólo dos meses. En su último día, miles de personas formaron una enorme fila que se extendió desde la entrada del recinto de mármol, pasando por la Alameda Central, hasta las inmediaciones del hotel Sheraton, en la avenida Juárez.
La muestra Frida Kahlo 1907-2007. Homenaje Nacional, integró además –para ofrecer un «panorama íntimo»– fotografías, documentos y cartas personales. De acuerdo con las cifras oficiales, hasta el sábado la asistencia era de 394 mil 964 personas. Para este domingo se esperaban más de 30 mil. Los más de 420 mil visitantes se considera un récord para una exposición con tan corto periodo de exhibición.
Curada por diversos especialistas, dicha muestra no tuvo como afán explorar la vida –por demás atractiva y ya conocida–, de la pintora, sino reunir el universo creativo de Frida, no sólo mediante sus obras maestras.
La idea, fue rendirle «un homenaje crítico», que permitiera responder, entre otros temas, al cuestionamiento de si Frida Kahlo era buena pintora.
Integrada por 354 piezas, entre óleos, dibujos, acuarelas y grabados, así como alrededor de 50 cartas, muchas de ellas inéditas, y más de 100 fotografías, varias fueron las obras, que al ser exhibidas juntas, como El suicidio de Dorothy Hale (1938-1939) y Unos cuantos piquetitos (1935), resultan interesantes para responder a dicha pregunta, consideró Roxana Velásquez, directora del Museo del Palacio de Bellas Artes, e integrante del comité curatorial.
¿Era Frida Kahlo una buena pintora? Responde Velásquez: «Que se diga que Frida no era una buena pintora es un juicio a priori, bastaría haber visto la exposición. Frida sí es pintora y es excepcional, en ocasiones. Tiene grandes momentos de brillantez, tiene obras maestras, pero no en toda su trayectoria, hay irregularidades en su producción».
¿Qué faltó? «Me hubiera gustado, comentó la funcionaria, que se expusiera Lo que el agua me dio, obra que se encuentra en París, en una colección particular», señaló.
La fascinación por Frida convocó a un público heterogéneo, que en ocasiones tuvo que hacer fila hasta por más de seis horas. Hambre, sed, dolor de pies y cintura, quejas por la deficiente señalización y organización, por los exhortos a ser breves, «y cómo ser breve cuando ponen un texto largo en las fichas», o a decir de Ana, de siete años: «Me gustan las pinturas, las cartas no, porque soy pequeña y no las alcanzo, tampoco sé leer letra agarrada», (los textos se encuentran colgados a cierta altura, para ser leídos por los adultos).
No obstante tales contingencias, los visitantes se sintieron recompensados al poder apreciar la obra artística de Frida, la cual fue recopilada de 69 instituciones y coleccionistas privados de varias partes del mundo.
Esta muestra se desarticulará. Alrededor de 25 piezas de la Colección Dolores Olmedo viajarán a Monterrey para exhibirse en el contexto del Fórum Universal de las Culturas. Y otra parte de la muestra, alrededor de 40 óleos, durante septiembre y octubre, itinerará por el Philadelphia Museum of Art, Museum of Modern Art, de San Francisco, y Walker Art Center, de Minneapolis, en Estados Unidos.
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