Logotipos del evento
Blanca González Rosas
El próximo miércoles se inaugura la edición 2005 de la famosa feria comercial internacional de arte que realiza Madrid desde hace más de dos décadas, y a la que asistirá el presidente Vicente Fox. En su análisis, la investigadora de arte y columnista de Proceso, además de señalar los equívocos criterios de selección, evidencia el rezago de la gestión cultural y la miopía intelectual en el organismo presidido por Sari Bermúdez.
Fuertemente deseada en el escenario del arte contemporáneo mexicano desde julio de 2003, esta semana, en Madrid, España, se inaugura la edición XXIV de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO).
Una versión especial porque México, a la enorme distancia de 23 años de la creación del evento, fue el país invitado. Versión tan iluminadora como vergonzosa pues, sin concesiones, expone las diferencias que existen en la construcción del arte contemporáneo entre un país periférico y uno central: Para España, la feria es un proyecto cultural-comercial estratégico que integra intereses económicos y políticos; para México, es un deseo inalcanzable al que sólo se puede acceder con una invitación.
Así mismo, para la península resulta un logro profesional de objetivos concretos, que se repite anualmente con un efectivo impacto mediático y social; México lo considera un evento único y de indefinidas expectativas que ha delatado el profundo colonialismo intelectual que sustenta los valores, procedimientos y políticas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Un colonialismo que se produce en la ignorancia y que se manifiesta en la sobrevaloración de los proyectos, ideas, creaciones y especialistas que provienen de los centros artísticos.
Emplazada en dos de los 10 pabellones que conforman el Parque Ferial Juan Carlos I, si bien ARCO no es la principal feria artística en el ámbito internacional, su profesionalismo y dinámico ambiente -en el que destaca la asistencia de numerosos jóvenes y estudiantes- han logrado posicionarla como la primera en España.
Creada en 1982, ARCO forma parte de IFEMA, organización ferial de España que en 1980 inició actividades con el apoyo de las instituciones gubernamentales y económicas que todavía hoy la integran: la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid y la Caja de Madrid.
La importancia de IFEMA en el desarrollo económico de la zona es notorio ya que, según información oficial, en sus 25 años y con más de mil ferias en las que han participado 370 mil empresas, la organización "ha generado para la región unos ingresos inducidos superiores a los 10 mil millones de euros".
En este contexto de integración económica, cultural y política, ARCO ha sido un factor decisivo tanto para impulsar el mercado artístico español como para posicionar a España como un centro artístico de nivel internacional.
Sin embargo y aun bajo estas exitosas características, participar en ARCO como país invitado no es un honor -como señala Jaime Nualart, secretario técnico del Conaculta y coordinador general del proyecto México en ARCO (Proceso 1472)-, sino una cooperación comercial que debería ser también provechosa para México, si nuestros funcionarios estuvieran preparados para la globalización económico-cultural.
Y es que la atracción generada en la actualidad por el arte mexicano contemporáneo, la admiración que ha provocado la fama internacional del joven coleccionista mexicano Eugenio López -considerado por la revista Art News como uno de los 200 principales a nivel mundial y quien en ARCO recibirá el premio al Coleccionismo Internacional- y los vínculos afectivos que existen entre ambos países, convierten la presencia de México en un imán para atraer a distintos públicos a España, misión central de las ferias artísticas, ya que la competencia es cada vez más severa debido a la multiplicación de este tipo de actividades en toda Europa.
Esta invitación tardía a un país con una escena creativa tan vital y plural como la mexicana no puede leerse como un acto celebratorio. México llega a ARCO con una actitud sumisa ante la iniciativa privada que domina el mercado del arte contemporáneo en el país, complaciente con los organizadores de la feria y sin objetivos concretos, ya que se carece de una política de Estado que señale las metas que deben alcanzarse con este tipo de eventos.
El programa
Teniendo como instituciones centrales al Conaculta bajo la presidencia de Sari Bermúdez y a la Dirección General de Asuntos Culturales de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) bajo la dirección de Andrés Ordóñez, la selección de México derivó, en cuestión de artes visuales, en un amplio programa de actividades que puede dividirse en tres apartados principales: la participación oficial a través de 17 galerías comerciales que se presentarán en una sección especial de la feria; la selección de algunas galerías comerciales en los programas comisariados de la feria; y la presentación de exposiciones en diversos recintos madrileños, tanto de vocación cultural como comercial.
En general, todos los proyectos contaron, en diferentes proporciones, con significativos apoyos institucionales que abarcaron la prestación gratuita de servicios de embalaje, envío de obra, tramitación aduanal, aseguramiento de las piezas, y un boleto viaje redondo a Madrid.
En su conjunto, el proyecto es producto de la colaboración entre el Conaculta, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la SRE y la Embajada de México en España, instancias que contaron con el apoyo de Aeroméxico y del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA). En cuanto a su costo, en 2004 se dio a conocer un monto de 4 mil millones de dólares, de los cuales México debía hacerse cargo de mil 800 millones (Proceso 1459). Debido a la importancia que tiene una cantidad de esa magnitud -y que las autoridades deben informar si fue excedida-, en un país con tantas carencias culturales y educativas como México, es indispensable que al finalizar el evento Jaime Nualart, en su posición de coordinador general, informe puntualmente tanto sobre el costo definitivo como sobre la relación costo-beneficio social.
La selección
Por haber sido el núcleo generador, por haber despertado ansiosas expectativas entre los galeristas locales y por haberse concretado en un significativo apoyo económico de aproximadamente 18 mil dólares para cada una de las 17 galerías invitadas, el Pabellón de México en ARCO es el programa más relevante: centro del poder institucional, ámbito de decisiones, vitrina de inclusiones y espacio de exposición de los valores simbólicos del Conaculta y Asuntos Culturales de la SRE.
Siguiendo los lineamientos que señala la organización de ARCO, la selección de las galerías y de las obras expuestas en este espacio fue responsabilidad de dos curadores nombrados por México: Carlos Ashida, director del Museo de Arte Contemporáneo Carrillo Gil en la Ciudad de México, y Julián Zugazagoitia, director del Museo del Barrio de Nueva York. Debido a la expansión del proyecto, su injerencia fue contundente y centralista, ya que también recomendaron diversas propuestas para las exposiciones paralelas.
Desde un principio, el procedimiento de la selección fue controvertido y de dudosa confiabilidad, ya que Zugazagoitia se ha desarrollado fuera de los escenarios artísticos mexicanos. En cuanto al resultado final, los curadores optaron por una elección que se basó en el objetivo de plantear "un recorrido por el arte contemporáneo mexicano desde sus antecedentes hasta sus últimas expresiones". Criterio de carácter histórico adecuado para una exposición museal, pero no para una estrategia de impacto comercial como lo es la feria.
Sin solicitar objetivos, definición de metas y estrategias de evaluación a las galerías convocantes, los curadores las seleccionaron a partir de tres criterios personales:
* Las históricas, que fueron cimiento de generaciones pasadas.
* Las contemporáneas, que muestran visibilidad en el escenario actual de México y del ámbito internacional.
* Y las emergentes.
Los curadores optaron por una selección complaciente que refuerza el mercado establecido y altamente legitimado. En lugar de proyectar nuevas propuestas comerciales, tratando de dinamizar un desarrollo económico cultural y artístico para nuestro país, decidieron presentar lo que ya se ha aceptado en Europa. Además, el apoyo que otorgaron a galerías que ya cuentan con un mercado internacional y que continuamente asisten a ferias, demuestra su falta de estrategia como promotores artísticos, estrategia que sí tienen las galerías Kurimanzutto, OMR y Enrique Guerrero, las cuales, aprovechando la presencia que tendrá México, alquilaron un espacio pagado por ellas mismas en la sección de galerías de ARCO. En cuanto a los precios, las cotizaciones fluctúan entre cinco dólares -en la interesante propuesta del Changarrito de Máximo González en Art&Idea- y los 200 mil dólares en la Galería de Arte Mexicano.
Participaciones comisariadas
Divididos en Project Rooms para proyectos individuales, Black Box para propuestas en multimedia, Nuevos Territorios para galerías de arte emergente, Arco Latino para nuevas tendencias del Caribe y Centro América, 2OSLOS para arte emergente de Oslo, y Only Painting para una participación de cuatro galerías especializadas en pintura de Inglaterra, los cuatro primeros programas comisariados destacan por la presencia de galerías mexicanas, las cuales, aun cuando pagaron los espacios de exhibición, sí obtuvieron apoyos en los servicios y transportación. En Nuevos Territorios participan, de la Ciudad de México, las galerías KBK Arte Contemporáneo, la nueva O'Itatti y la Nina Menocal.
De Guadalajara, la galería Arena, dirigida por los hermanos del curador oficial Carlos Ashida, sorprende por su tardía incorporación en esta sección: ¿Será acaso que ARCO decidió incluirla en sustitución de su participación en la sección oficial? (Proceso 1459)
En el terreno de las repeticiones se encuentran la Enrique Guerrero en Black Box. Entre las novedades destaca, en la sección de Arco Latino, la nueva galería Terreno Baldío, del DF; creada en octubre de 2004 por el promotor Eduardo Mier y Terán, presenta obras de Javier Marín, Héctor Velásquez y Alejandro Gómez de Tuddo.
Exposiciones paralelas
Teniendo como centros de atención a la individual de Gabriel Orozco en el Palacio de Cristal y a la colectiva de arte contemporáneo Eco en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, los aproximadamente 23 eventos paralelos delatan la parcialidad de los curadores centrales quienes, como sirvieron de vínculo en la presentación de algunas propuestas, bien habrían podido pluralizar las presencias artísticas.
Aun cuando hay excepciones interesantes, como la muestra de montajes fotográficos realizados entre las décadas de los años cincuenta y setenta curada por Alfonso Morales, en general el conjunto refuerza las presencias feriales, impactando favorablemente la legitimación y precios de las galerías.
Importante principalmente por el espacio que la contiene, en Eco -curada por Osvaldo Sánchez (Cuba, 1958) y Kevin Power (Inglaterra, 1944)- se presentan 40 piezas del mismo número de artistas que en 60% están presentes en la feria: Santiago Sierra, Jesik, Margolles y Dávila, en la Enrique Guerrero; Glassford, Vargas Lugo, Melanie Smith, Jusidman, Adolfo Riestra, Rubén Ortiz y Bonillas, en la OMR; Betsabeé Romero, en la Ramis Barquet; Teo, en Art&Idea; Abaroa y Miguel Calderón, en la Kurimanzutto; Claudia Fernández y Miguel Ventura, en Nina Menocal; Galán, en la Arte Actual Mexicano, y Toledo, en la López Quiroga, Juan Martín y Quetzalli.
En la Casa de América se repiten Amorales y Dávila; en el ciclo de Videoarte Mexicano curado por Santamarina en el Reina Sofía se repiten Duque, Calderón, Smith, Sierra y Margolles; en la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, con una curaduría de Gonzalo Ortega, excurador del Museo Carrillo Gil, se repiten Teo, Máximo González, Duque y Mónica Espinoza, de las galerías Art&Idea y Garash; y en las exposiciones Tijuana Sessions y Dataspace se repite en la curaduría Príamo Lozada. En conclusión, una visión fragmentada que ponderó el concepto y el arte tecnológico, excluyendo la vitalidad de la pintura, gráfica y escultura en cerámica que se realiza en nuestro país; nombres como Irma Palacios, Gabriel Macotela, Alberto Castro Leñero, Teresa Velásquez, Nunik Sauret, Saúl Villa, Turnbull, Viskin, Gustavo Monroy, Germán Venegas, Paloma Torres, Maribel Portela y muchos otros, no asistieron a Madrid.
Y por último, me parece importante plantear dos circunstancias que requieren ser explicadas por los funcionarios organizadores: el apoyo en servicios brindado a proyectos comerciales emplazados en galerías españolas, como el de O-Ittati, con la Cuatro-Diecisiete, y la del curador Carlos Aranda, en la Fernando Pradilla; y la presencia de la emblemática pintura de Frida Kahlo, Las dos Fridas (1939), como adorno del estante del Conaculta en una feria comercial.
En entrevista transmitida el pasado martes 1 de febrero en el noticiario radiofónico Hoy por Hoy, conducido por Carmen Aristegui en W-Radio, Jaime Nualart, secretario técnico del Conaculta y coordinador general del programa México en ARCO, justificó de manera poco convincente la presencia de la pieza en el pabellón mencionado. Dijo:
"El hecho de que en una feria de arte se presente una obra de arte significativa, no solamente el capítulo de la venta, sino también lo que sería el aspecto museístico... para nosotros fue algo muy importante."
Argumentando las ventajas de que la admiren los aproximadamente 400 mil visitantes que recibe ARCO, sus planteamientos no pueden competir con la presencia de la pintura en recintos de la categoría cultural de la galería Tate Modern de Londres, en donde se presentará en junio como parte de una retrospectiva internacional de la artista.
Nualart informó que la pieza no corre peligro, ya que se colocará "en una vitrina diseñada con vidrio templado" que permitirá mantener un ambiente adecuado de temperatura y humedad. Además, también se tendrá un guardia y un circuito de televisión cerrado durante 24 horas los seis días que dura la feria. Ante estas medidas, ¿no sería mejor colocar una réplica y dar información sugerente -como en todas las ferias- para que los visitantes vengan a México a conocerla?
Ambas circunstancias son lamentables y no sólo demuestran la irresponsabilidad social y el colonialismo intelectual de los directivos del Conaculta y la SRE, sino también la necesidad de transformar sus valores, procedimientos, normativas e ignorancias. En conclusión, una presencia errática de México en ARCO.
Blanca González Rosas
El próximo miércoles se inaugura la edición 2005 de la famosa feria comercial internacional de arte que realiza Madrid desde hace más de dos décadas, y a la que asistirá el presidente Vicente Fox. En su análisis, la investigadora de arte y columnista de Proceso, además de señalar los equívocos criterios de selección, evidencia el rezago de la gestión cultural y la miopía intelectual en el organismo presidido por Sari Bermúdez.
Fuertemente deseada en el escenario del arte contemporáneo mexicano desde julio de 2003, esta semana, en Madrid, España, se inaugura la edición XXIV de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO).
Una versión especial porque México, a la enorme distancia de 23 años de la creación del evento, fue el país invitado. Versión tan iluminadora como vergonzosa pues, sin concesiones, expone las diferencias que existen en la construcción del arte contemporáneo entre un país periférico y uno central: Para España, la feria es un proyecto cultural-comercial estratégico que integra intereses económicos y políticos; para México, es un deseo inalcanzable al que sólo se puede acceder con una invitación.
Así mismo, para la península resulta un logro profesional de objetivos concretos, que se repite anualmente con un efectivo impacto mediático y social; México lo considera un evento único y de indefinidas expectativas que ha delatado el profundo colonialismo intelectual que sustenta los valores, procedimientos y políticas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Un colonialismo que se produce en la ignorancia y que se manifiesta en la sobrevaloración de los proyectos, ideas, creaciones y especialistas que provienen de los centros artísticos.
Emplazada en dos de los 10 pabellones que conforman el Parque Ferial Juan Carlos I, si bien ARCO no es la principal feria artística en el ámbito internacional, su profesionalismo y dinámico ambiente -en el que destaca la asistencia de numerosos jóvenes y estudiantes- han logrado posicionarla como la primera en España.
Creada en 1982, ARCO forma parte de IFEMA, organización ferial de España que en 1980 inició actividades con el apoyo de las instituciones gubernamentales y económicas que todavía hoy la integran: la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid y la Caja de Madrid.
La importancia de IFEMA en el desarrollo económico de la zona es notorio ya que, según información oficial, en sus 25 años y con más de mil ferias en las que han participado 370 mil empresas, la organización "ha generado para la región unos ingresos inducidos superiores a los 10 mil millones de euros".
En este contexto de integración económica, cultural y política, ARCO ha sido un factor decisivo tanto para impulsar el mercado artístico español como para posicionar a España como un centro artístico de nivel internacional.
Sin embargo y aun bajo estas exitosas características, participar en ARCO como país invitado no es un honor -como señala Jaime Nualart, secretario técnico del Conaculta y coordinador general del proyecto México en ARCO (Proceso 1472)-, sino una cooperación comercial que debería ser también provechosa para México, si nuestros funcionarios estuvieran preparados para la globalización económico-cultural.
Y es que la atracción generada en la actualidad por el arte mexicano contemporáneo, la admiración que ha provocado la fama internacional del joven coleccionista mexicano Eugenio López -considerado por la revista Art News como uno de los 200 principales a nivel mundial y quien en ARCO recibirá el premio al Coleccionismo Internacional- y los vínculos afectivos que existen entre ambos países, convierten la presencia de México en un imán para atraer a distintos públicos a España, misión central de las ferias artísticas, ya que la competencia es cada vez más severa debido a la multiplicación de este tipo de actividades en toda Europa.
Esta invitación tardía a un país con una escena creativa tan vital y plural como la mexicana no puede leerse como un acto celebratorio. México llega a ARCO con una actitud sumisa ante la iniciativa privada que domina el mercado del arte contemporáneo en el país, complaciente con los organizadores de la feria y sin objetivos concretos, ya que se carece de una política de Estado que señale las metas que deben alcanzarse con este tipo de eventos.
El programa
Teniendo como instituciones centrales al Conaculta bajo la presidencia de Sari Bermúdez y a la Dirección General de Asuntos Culturales de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) bajo la dirección de Andrés Ordóñez, la selección de México derivó, en cuestión de artes visuales, en un amplio programa de actividades que puede dividirse en tres apartados principales: la participación oficial a través de 17 galerías comerciales que se presentarán en una sección especial de la feria; la selección de algunas galerías comerciales en los programas comisariados de la feria; y la presentación de exposiciones en diversos recintos madrileños, tanto de vocación cultural como comercial.
En general, todos los proyectos contaron, en diferentes proporciones, con significativos apoyos institucionales que abarcaron la prestación gratuita de servicios de embalaje, envío de obra, tramitación aduanal, aseguramiento de las piezas, y un boleto viaje redondo a Madrid.
En su conjunto, el proyecto es producto de la colaboración entre el Conaculta, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la SRE y la Embajada de México en España, instancias que contaron con el apoyo de Aeroméxico y del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA). En cuanto a su costo, en 2004 se dio a conocer un monto de 4 mil millones de dólares, de los cuales México debía hacerse cargo de mil 800 millones (Proceso 1459). Debido a la importancia que tiene una cantidad de esa magnitud -y que las autoridades deben informar si fue excedida-, en un país con tantas carencias culturales y educativas como México, es indispensable que al finalizar el evento Jaime Nualart, en su posición de coordinador general, informe puntualmente tanto sobre el costo definitivo como sobre la relación costo-beneficio social.
La selección
Por haber sido el núcleo generador, por haber despertado ansiosas expectativas entre los galeristas locales y por haberse concretado en un significativo apoyo económico de aproximadamente 18 mil dólares para cada una de las 17 galerías invitadas, el Pabellón de México en ARCO es el programa más relevante: centro del poder institucional, ámbito de decisiones, vitrina de inclusiones y espacio de exposición de los valores simbólicos del Conaculta y Asuntos Culturales de la SRE.
Siguiendo los lineamientos que señala la organización de ARCO, la selección de las galerías y de las obras expuestas en este espacio fue responsabilidad de dos curadores nombrados por México: Carlos Ashida, director del Museo de Arte Contemporáneo Carrillo Gil en la Ciudad de México, y Julián Zugazagoitia, director del Museo del Barrio de Nueva York. Debido a la expansión del proyecto, su injerencia fue contundente y centralista, ya que también recomendaron diversas propuestas para las exposiciones paralelas.
Desde un principio, el procedimiento de la selección fue controvertido y de dudosa confiabilidad, ya que Zugazagoitia se ha desarrollado fuera de los escenarios artísticos mexicanos. En cuanto al resultado final, los curadores optaron por una elección que se basó en el objetivo de plantear "un recorrido por el arte contemporáneo mexicano desde sus antecedentes hasta sus últimas expresiones". Criterio de carácter histórico adecuado para una exposición museal, pero no para una estrategia de impacto comercial como lo es la feria.
Sin solicitar objetivos, definición de metas y estrategias de evaluación a las galerías convocantes, los curadores las seleccionaron a partir de tres criterios personales:
* Las históricas, que fueron cimiento de generaciones pasadas.
* Las contemporáneas, que muestran visibilidad en el escenario actual de México y del ámbito internacional.
* Y las emergentes.
Los curadores optaron por una selección complaciente que refuerza el mercado establecido y altamente legitimado. En lugar de proyectar nuevas propuestas comerciales, tratando de dinamizar un desarrollo económico cultural y artístico para nuestro país, decidieron presentar lo que ya se ha aceptado en Europa. Además, el apoyo que otorgaron a galerías que ya cuentan con un mercado internacional y que continuamente asisten a ferias, demuestra su falta de estrategia como promotores artísticos, estrategia que sí tienen las galerías Kurimanzutto, OMR y Enrique Guerrero, las cuales, aprovechando la presencia que tendrá México, alquilaron un espacio pagado por ellas mismas en la sección de galerías de ARCO. En cuanto a los precios, las cotizaciones fluctúan entre cinco dólares -en la interesante propuesta del Changarrito de Máximo González en Art&Idea- y los 200 mil dólares en la Galería de Arte Mexicano.
Participaciones comisariadas
Divididos en Project Rooms para proyectos individuales, Black Box para propuestas en multimedia, Nuevos Territorios para galerías de arte emergente, Arco Latino para nuevas tendencias del Caribe y Centro América, 2OSLOS para arte emergente de Oslo, y Only Painting para una participación de cuatro galerías especializadas en pintura de Inglaterra, los cuatro primeros programas comisariados destacan por la presencia de galerías mexicanas, las cuales, aun cuando pagaron los espacios de exhibición, sí obtuvieron apoyos en los servicios y transportación. En Nuevos Territorios participan, de la Ciudad de México, las galerías KBK Arte Contemporáneo, la nueva O'Itatti y la Nina Menocal.
De Guadalajara, la galería Arena, dirigida por los hermanos del curador oficial Carlos Ashida, sorprende por su tardía incorporación en esta sección: ¿Será acaso que ARCO decidió incluirla en sustitución de su participación en la sección oficial? (Proceso 1459)
En el terreno de las repeticiones se encuentran la Enrique Guerrero en Black Box. Entre las novedades destaca, en la sección de Arco Latino, la nueva galería Terreno Baldío, del DF; creada en octubre de 2004 por el promotor Eduardo Mier y Terán, presenta obras de Javier Marín, Héctor Velásquez y Alejandro Gómez de Tuddo.
Exposiciones paralelas
Teniendo como centros de atención a la individual de Gabriel Orozco en el Palacio de Cristal y a la colectiva de arte contemporáneo Eco en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, los aproximadamente 23 eventos paralelos delatan la parcialidad de los curadores centrales quienes, como sirvieron de vínculo en la presentación de algunas propuestas, bien habrían podido pluralizar las presencias artísticas.
Aun cuando hay excepciones interesantes, como la muestra de montajes fotográficos realizados entre las décadas de los años cincuenta y setenta curada por Alfonso Morales, en general el conjunto refuerza las presencias feriales, impactando favorablemente la legitimación y precios de las galerías.
Importante principalmente por el espacio que la contiene, en Eco -curada por Osvaldo Sánchez (Cuba, 1958) y Kevin Power (Inglaterra, 1944)- se presentan 40 piezas del mismo número de artistas que en 60% están presentes en la feria: Santiago Sierra, Jesik, Margolles y Dávila, en la Enrique Guerrero; Glassford, Vargas Lugo, Melanie Smith, Jusidman, Adolfo Riestra, Rubén Ortiz y Bonillas, en la OMR; Betsabeé Romero, en la Ramis Barquet; Teo, en Art&Idea; Abaroa y Miguel Calderón, en la Kurimanzutto; Claudia Fernández y Miguel Ventura, en Nina Menocal; Galán, en la Arte Actual Mexicano, y Toledo, en la López Quiroga, Juan Martín y Quetzalli.
En la Casa de América se repiten Amorales y Dávila; en el ciclo de Videoarte Mexicano curado por Santamarina en el Reina Sofía se repiten Duque, Calderón, Smith, Sierra y Margolles; en la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, con una curaduría de Gonzalo Ortega, excurador del Museo Carrillo Gil, se repiten Teo, Máximo González, Duque y Mónica Espinoza, de las galerías Art&Idea y Garash; y en las exposiciones Tijuana Sessions y Dataspace se repite en la curaduría Príamo Lozada. En conclusión, una visión fragmentada que ponderó el concepto y el arte tecnológico, excluyendo la vitalidad de la pintura, gráfica y escultura en cerámica que se realiza en nuestro país; nombres como Irma Palacios, Gabriel Macotela, Alberto Castro Leñero, Teresa Velásquez, Nunik Sauret, Saúl Villa, Turnbull, Viskin, Gustavo Monroy, Germán Venegas, Paloma Torres, Maribel Portela y muchos otros, no asistieron a Madrid.
Y por último, me parece importante plantear dos circunstancias que requieren ser explicadas por los funcionarios organizadores: el apoyo en servicios brindado a proyectos comerciales emplazados en galerías españolas, como el de O-Ittati, con la Cuatro-Diecisiete, y la del curador Carlos Aranda, en la Fernando Pradilla; y la presencia de la emblemática pintura de Frida Kahlo, Las dos Fridas (1939), como adorno del estante del Conaculta en una feria comercial.
En entrevista transmitida el pasado martes 1 de febrero en el noticiario radiofónico Hoy por Hoy, conducido por Carmen Aristegui en W-Radio, Jaime Nualart, secretario técnico del Conaculta y coordinador general del programa México en ARCO, justificó de manera poco convincente la presencia de la pieza en el pabellón mencionado. Dijo:
"El hecho de que en una feria de arte se presente una obra de arte significativa, no solamente el capítulo de la venta, sino también lo que sería el aspecto museístico... para nosotros fue algo muy importante."
Argumentando las ventajas de que la admiren los aproximadamente 400 mil visitantes que recibe ARCO, sus planteamientos no pueden competir con la presencia de la pintura en recintos de la categoría cultural de la galería Tate Modern de Londres, en donde se presentará en junio como parte de una retrospectiva internacional de la artista.
Nualart informó que la pieza no corre peligro, ya que se colocará "en una vitrina diseñada con vidrio templado" que permitirá mantener un ambiente adecuado de temperatura y humedad. Además, también se tendrá un guardia y un circuito de televisión cerrado durante 24 horas los seis días que dura la feria. Ante estas medidas, ¿no sería mejor colocar una réplica y dar información sugerente -como en todas las ferias- para que los visitantes vengan a México a conocerla?
Ambas circunstancias son lamentables y no sólo demuestran la irresponsabilidad social y el colonialismo intelectual de los directivos del Conaculta y la SRE, sino también la necesidad de transformar sus valores, procedimientos, normativas e ignorancias. En conclusión, una presencia errática de México en ARCO.