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Aspecto de la inauguración. (Foto: Roberto Alanis)
M onterrey, 21 de septiembre, 2007 (Jesús Alejo /Milenio).- Hace muchos años, el regiomontano Alfonso Reyes expuso que México debía de ser universal, sin dejar de ser local, si en verdad deseaba avanzar en el contexto mundial.
Esta certeza ha sido rescatada durante la ceremonia de inauguración del Fórum Universal de las Culturas Monterrey 2007, en la cual el gobernador de Nuevo León, José Natividad González Parás, manifestó su esperanza de que el encuentro se convierta en el parteaguas de una «ciudad de provincia que ha crecido» hasta convertirse en «una metrópoli de calidad mundial.»
Durante un acto deslucido, en el cual los ejemplos de la diversidad cultural y de la necesidad de fortalecer el diálogo en torno a temas como la paz y la sustentabilidad estuvieron a cargo de niños y jóvenes vestidos con indumentaria indígena de Yucatán y Oaxaca, el presidente Felipe Calderón se pronunció porque las reflexiones emanadas del Fórum contribuyan a fortalecer la comprensión mutua y la solidaridad mundial, habida cuenta de que la historia de la humanidad se ha llenado de ejemplos de incomprensión e intolerancia.
«Formaremos sinergias para avanzar hacia un mundo más justo, más equitativo. En una palabra, más humano (…) Hoy el fenómeno de la aldea global impone nuevos desafíos a las culturas y a la humanidad misma: por un lado, se han acelerado los intercambios entre las naciones; por otro, entraña el riesgo de homogeneizar todo a lo largo y a lo ancho del planeta».
En su discurso, el presidente Calderón advirtió que el reto de la humanidad no sólo es motivar la preservación de nuestra identidad, sino además avanzar en un proceso mundial de mayor interacción y conjunción entre los pueblos. «La globalización es benéfica, porque tiene el efecto de permitir que cada hombre aprenda de otros hombres lo que es mejor para los suyos, pero al mismo tiempo propicia el abandono y el alejamiento de tradiciones y costumbres ancestrales.»
Entre prisas y gritos
Los pasillos del Centro Internacional de Negocios, una de las sedes principales del Fórum Universal de la Culturas Monterrey 2007, no «bullen» como los más optimistas habían previsto.
Algunas calles que se encuentran alrededor del Parque Fundidora todavía recibían una «manita de gato» de último minuto; pintura a las aceras, a las bardas que dividen los carriles en la autopista, mientras entre la gente «de a pie» la emoción por recibir al encuentro internacional no se percibía. No había ambiente.
Un Fórum al que ha seguido la polémica prácticamente desde que se presentó la candidatura y que no termina. Por ejemplo: miembros del cabildo de Monterrey se quejaron porque no les permitieron ingresar a la ceremonia de inauguración. «No es posible», argumentaban, «que a una fiesta en nuestra casa no estemos invitados».
Y como cereza en el pastel, el joven regio Édgar Sierra, que pretendía irrumpir en el acto con el ya clásico «es un honor estar con Obrador» y una bandera en sus manos, rápidamente fue arrebatada por efectivos del Estado Mayor, quienes lo condujeron a la salida de la Arena Monterrey, donde se realizó la ceremonia; entre tanto, el presidente Felipe Calderón difícilmente escuchó sus gritos, que intentaron ser acallados por algunos tímidos gritos de los asistentes.
Así se inició lo que se pretende una fiesta de la paz, un encuentro para el diálogo entre los pueblos y, en especial, para la tolerancia.
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