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Cabeza de piedra, Templo de Quetzalcóatl. (Foto: Néstor Botta)
M éxico, 20 de septiembre, 2007. (Notimex).- Más de 200 individuos sacrificados, entre hombres y mujeres, fueron sepultados en torno al Templo de Quetzalcóatl en la Zona Arqueológica de Teotihuacan por sus antiguos pobladores, informó aquí el doctor Saburo Sugiyama, de la Aichi Prefectural University de Nagoya, quien realiza investigaciones en el sitio.
De acuerdo con las últimas indagaciones, el especialista señaló en entrevista que tanto los entierros del templo como los localizados en el interior de la Pirámide de la Luna, podrían corresponder a individuos cautivos procedentes de diferentes partes de Mesoamérica.
El análisis de isótopos, dijo, «nos da información de donde se originaron los esqueletos, incluyendo los individuos sacrificados y enterrados en la Pirámide de la Luna, los cuales estamos comparando con los que descubrimos en el Templo de Quetzalcóatl en 1988 y 1989 para saber de dónde llegaron esos sacrificados».
Después de participar en un seminario que se realiza en el Museo del Templo Mayor sobre el sacrificio, Sugiyama dijo que los estudios hacen suponer a los investigadores que los restos de las víctimas podrían provenir de la zona central de Mesoamérica, las costas del Pacífico y el área del Golfo de México, así como del área maya.
El problema, dijo, «es que no podemos precisar de dónde llegaron, sólo sabemos que los sacrificados en el Templo de Quetzalcóatl llegaban de diferentes regiones de Mesoamérica».
Aunque no se sabe con exactitud cómo llegaron, explicó, los contextos arqueológicos de los entierros hacen suponer además que podría tratarse de cautivos de guerra, después de estudiar más de 337 individuos localizados en la zona.
Entre los sepultados, agregó, se localizaron tanto individuos enteros como algunos parciales que corresponden tanto a mujeres y hombres, «pero en el caso del Templo de Quetzalcóatl aún creo que hay algunos adentro que no han sido excavados, calculo que en torno a él fueron enterradas más de 200 personas sacrificadas».
La hipótesis de que se trata de personas sacrificadas, finalizó, se sustenta en que en varias fosas hay «individuos alineados y sentados, algunos acostados, pero muchos con las manos hacia atrás como si estuvieran amarrados, eso lo interpretamos como restos de sacrificios humanos que fueron enterrados al mismo tiempo, algunos posiblemente vivos».
El especialista japonés trabaja desde hace varios años en la llamada «Ciudad de los dioses», junto a investigadores mexicanos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
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