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Elvira Sarmiento, Sandra del Pilar, Beatriz Santoyo, Alejandra Zermeño, Natasha Gray y José Antonio Farrera. (Foto: Jesús Villaseca)
C iudad Juárez, Chihuahua, 13 de diciembre 2010. (RanchoNEWS).- Con la idea de ofrecer una visión crítica y contemporánea que confronte la manera cómo se utiliza la iconografía histórica en nuestro país, así como para cuestionar el discurso nacionalista de Estado que idealiza a los protagonistas de la Independencia y la Revolución, un grupo de jóvenes artistas plásticos presenta la muestra colectiva Fábula de dos conflagraciones, en el Museo Universitario del Chopo, la cual se inauguró el pasado miércoles. Una nota de Carlos Paul para La Jornada:
Integrada por alrededor de 40 obras, entre pintura, grabado, escultura e instalación, «se plantean un reto, con el fin de aportar una visión distinta sobre las conmemoraciones centenarias».
«Se trata de una crítica a cómo se maneja la iconografía histórica de la Independencia y de la Revolución», explicó Sandra del Pilar, quien junto con José Antonio Farrera organizó la muestra. Cada artista integrante de la colectiva, cuyas edades oscilan entre los 30 y 37 años, «trata de resignificar la simbología mexicana».
En la muestra, Elvira Sarmiento retoma algunos personajes de José Guadalupe Posada y José Clemente Orozco, «como héroes anónimos en el instante de la violencia, que no son reconocidos por el discurso nacionalista del Estado, utilizando la técnica del grabado, dándole un toque posmoderno».
Sandra del Pilar, presenta un trabajo que tiene como premisa «la construcción de una identidad en una realidad irreal».
Su obra intenta, por un lado, «trastocar la carga simbólica de protagonistas históricos como Benito Juárez, Emiliano Zapata, Bin Laden y Jean Paul Marat, y por otro, retomar el discurso de personajes como Ignacio Manuel Altamirano y Vicente Riva Palacio, para ir más allá de lo que plantean históricamente».
Beatriz Santoyo propone una reivindicación del valor de los niños y niñas en medio del fragor de la gesta de 1910, con la obra titulada Carne de cañón: homenaje a los niños de la Revolución, la cual se realizó «con retratos de niños de quienes nadie sabe su nombre y que aparecen en fotografías de grupo. Imágenes de las que son sustraídos para forjarles una individualidad marcada por las balas y la violencia, para darles un nuevo significado con colores muy vibrantes».
Carmen Chami encaminó su propuesta a cuestiones de género. Utilizó, dice la pintora, la iconografía de distintas mujeres protagonistas de ambos movimientos armados, «no para presentarlas como heroínas, sino como pretexto para una visión más contemporánea. Me basé más en su personalidad, para imaginarme y transportarme a un día en su vida. Son retratos muy intimistas, que quieren ser representativos de lo que podría ser cualquier otra mujer».
Alejandra Zermeño presenta una escultura referente a su tatarabuelo, Álvaro Obregón, de quien –comenta– sólo conoce lo que históricamente se ha escrito sobre él, porque su bisabuela es hija del primer matrimonio que tuvo Obregón, pues ella se alejó completamente de la vida política.
Sin embargo, interesada en el tema de la memoria, Zermeño realizó una escultura que «retoma un momento decisivo en la vida de Obregón: cuando éste, ya con el brazo mutilado, intentó suicidarse pegándose un tiro en la sien, pero el arma no tenía balas».
En referencia a tal hecho «intenté hacer un retrato de cómo ciertos momentos pueden cambiar la vida y llevarte a un camino no planeado».
La pieza, de tamaño natural, «representa a un personaje con una pistola escondida atrás, rodeado de ocho perros xoloescuincles que ladran y que representan las vicisitudes de la vida». José Antonio Farrera, a partir de obras artísticas históricas, presenta «una serie de pinturas en homenaje a ciertos pintores como Gustave Coubert, y aprovecha para darles un sesgo que involucra simbólicamente la historia de nuestro país».
Natasha Gray «exhibe una instalación con pintura y alambre de púas que tiene que ver con el paisaje mexicano». Mientras Rubén Ángeles presenta pinturas de estilo abstracto, «para hacer referencia a los materiales arquitectónicos del porfiriato».
La exposición colectiva Fábula de dos conflagraciones se presenta en el Museo Universitario del Chopo (Enrique González Martínez 10, colonia Santa María la Ribera).
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