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El cantaor granadino. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 13 de diciembre 2010. (RanachoNEWS).- El cantaor granadino Enrique Morente ha fallecido este lunes a los 68 años de edad en la clínica La Luz de Madrid tras permanecer varios días en estado de coma, según han informado fuentes de la SGAE. La familia Morente hizo público esta mañana a través de un comunicado que, según las últimas informaciones médicas, el cantaor se encontraba en estado de muerte cerebral. Una nota de la redacción de El Cultural:
Asimismo, la familia ha informado de que hasta el pasado sábado día 11 no tuvo constancia de que el estado de Enrique Morente era el de un coma profundo, como consecuencia directa de la operación realizada, con carácter de urgencia, en la madrugada del día 6, por el doctor Enrique Moreno, el anestesista doctor Rubio y su equipo médico en la clínica La Luz de Madrid, en cuya Unidad de Cuidados Intensivos (U.C.I.) ha permanecido ingresado en los últimos días.
Una vida renovando el tablao
Enrique Morente nació en el Albaicín granadino de 1942, con la posguerra y su carencia arreciando. Tuvo una infancia familiar, durante la que ya se topó con artistas locales como Ruanillo el Gitano, Cobitos o la dinastía de los Habichuela. Curiosamente, su incursión en la música se produce cuando ejerció como seise en la Catedral de Granada. Ya en la adolescencia se sumerge en la búsqueda de su propia voz desde el flamenco más ortodoxo.
Se le empieza a conocer como Enrique Morente cuando entabla amistad con Aurelio Sellés, poco antes de marcharse a Madrid, cuando apenas contaba 14 años. Allí contacta con un grupo de aficionados, universitarios en su mayoría, que acababan de despertar a la sensibilidad flamenca. El joven cantaor empezó a formar parte de la bohemia de la capital en una época en caracterizada por las prohibiciones. Ese grupo supo arrimarse al conocimiento de maestros como el octogenario Pepe de la Matrona, alumno de Antonio Chacón, que pronto mostró interés por ese «Enrique el granaíno», como se llamaba a Morente en aquellos círculos, gracias a su actitud de respeto y a su interés por aprender.
Su debut se produjo en la peña flamenca Charlot, que había frecuentado, como un aula, tiempo antes. En 1964 fue contratado por el Ballet de Marienma, con el que actúa en Nueva York y Washington. Tras su primera actuación en un festival flamenco, Antonio de Mairena y Ricardo Molina lo asaltaron en el camerino para felicitarle por su forma de encarar los cantes y el conocimiento que demostraba. Al año siguiente es contratado para realizar su primera gira europea por Gran Bretaña, Alemania, Holanda, Suiza y Bélgica, y posteriormente viaja a Japón e Italia junto a Pepita Saracena y José Luis Rodríguez.
Más adelante entra a trabajar en el tablao las Cuevas de Nemesio de Madrid, pero el prestigio de Enrique entre los profesionales flamencos crece considerablemente cuando entra a formar parte del elenco de artistas de Zambra, toda una cátedra flamencológica. Integrado en el grupo de los cantaores más prestigiosos, Morente cultiva el cante «p'atrás» y «p'alante» en la mejor de las escuelas, «la Antología». Rafael Romero «el Gallina», Jacinto Almadén, Juan Varea, Bernardo de los Lobitos, Perico el del Lunar, padre e hijo, Manolo de Huelva, son algunos de los artistas que convivían en aquel tablao. También es contratado en el Café de Chinitas, mientras comienza a ser reclamado en festivales y espectáculos donde comparte cartel con todos los grandes artistas del momento. En 1967 obtiene el Primer Premio del Certamen Málaga Cantaora. Morente choca desde el primer momento con las estructuras establecidas, tanto con las sociales como con las del flamenco.
En 1967 aparece Cante Flamenco, su primer disco, en el que se acompañaba de Félix de Utrera, con la discográfica Hispavox. En este mismo año, 1967, sale a la luz otro disco, también con la casa Hispavox denominado Cantes Antiguos del Flamenco y acompañado por el Niño Ricardo.
Durante los siguientes años, tiene lugar su encuentro con Manolo Sanlúcar que provocará una relación profesional que perdurará durante mucho tiempo. Es con el guitarrista con quien vive la experiencia en 1970 de ser el primer cantaor flamenco que actúa en el Ateneo de Madrid. La exploración de nuevos escenarios para el flamenco es una constante en la carrera de Morente y que pone de manifiesto el espíritu innovador y dinámico de quien huye de los prejuicios y del inmovilismo. En 1972 fue reconocido por la Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos Andaluces de Jerez de la Frontera con el Premio Nacional de Cante y actuó en la sede parisina de la UNESCO. En 1973 volvió a América para cantar en el Lincoln Center neoyorquino.
Después, en 1978, vendría la edición de sus discos Despegando y Homenaje a Don Antonio Chacón. Por éste último obtiene el I Premio Nacional otorgado al mejor disco de música folclórica que concede el Ministerio de Cultura. Ya en los ochenta, cuando estaban de moda los «mano a mano» entre artistas, realizó varios con Camarón. Tanto en la década anterior como en la presente el cantaor empieza a participar en multitud de producciones para distintos tipos de recinto (obras de teatro, espectáculos musicales...) con profesionales como Miguel Narros y José Luis Gómez.
En 1988 estrenó su Misa flamenca, con textos de San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Lope de Vega y Juan de la Encina; y empezó una serie de grabaciones con textos de Lorca. En 1989 es nombrado Socio de Honor del Club de Música y Jazz San Juan Evangelista.
En 1990 estrena Allegro soleá, con las guitarras de Pepe Habichuela y Montoyita, el piano de Antonio Robledo y la Orquesta de Cámara de Granada dirigida por Micha Rachelevsky. Desde aquí, se une a su referencias la música marroquí, protagonizando encuentros entre músicos flamencos y magrebíes. Y con este espíritu de fusión continuó a lo largo de los noventa, con ejemplos como la obra Angelite, en la que unió su voz y la del folklore búlgaro. Fue antes de fundar su propio sello discográfico, Discos Probéticos y poco antes también de convertirse en el primer cantaor flamenco en recibir el Nacional de Música.
Un año después, en 1994, recibió la Medalla de oro de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera y el premio Compás del Cante en Sevilla. En 1996, participa en el homenaje a Manuel de Falla en el Lincoln Center de Nueva York, junto a Tomatito, con el que realizaba una gira por toda la geografía española.
Su ambición por acceder a nuevas músicas le llevó a publicar su emblemático disco Omega, en el que colaboró el grupo de rock granadino Lagartija Nick y numerosos artistas de flamenco como Vicente Amigo, Tomatito o Cañizares, para adaptar poemas de Federico García Lorca y de Leonard Cohen. Morente está identificado como uno de los máximos responsables de la renovación del cante, así como el mejor adaptador al flamenco de poemas de poetas como Miguel Hernández, García Lorca, los Machado, Lope de Vega, Al Mutamid, Bergamín, San Juan de la Cruz, Guillén, Alberti, Hierro, Luis Rius y Pedro Garfias. Entre sus colaboraciones con músicos de otros estilos destaca también la que realizó junto al grupo de noise de los noventa Sonic Youth. Su hija, Estrella Morente, también se ha consolidado como una de las cantaoras más sólidas en los últimos años.
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