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El cineasta estadounidense. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 16 de diciembre 2010. (RanchoNEWS).- El cine y la comedia en concreto lloran hoy la muerte de Blake Edwards, creador de iconos del cine como The Pink Panther y director de obras míticas como Breakfast at Tiffany's, para siempre asociada a la sofisticación de Audrey Hepburn. Una entrega de EFE:
Edwards falleció por complicaciones de una neumonía, según dijo su agencia de representación, Hanson & Schwam, a Efe. Además, sufría problemas en las rodillas y estaba confinado a una silla de ruedas durante los últimos dos años.
Su muerte se produjo en un hospital de Brentwood, acompañado por su mujer, Julie Andrews, y otros miembros de la familia, tras haber permanecido ingresado las últimas dos semanas.
Robert Wagner, uno de los actores de The Pink Panther, dijo en un comunicado: «Me dio algunas de las mejores oportunidades de mi carrera y no habrá nadie que le iguale. Personalmente, éramos amigos muy cercanos y fue realmente amable conmigo toda la vida».
Larry Hagman, que intervino en S.O.B., añadió: «Era genial trabajar con él. Era sencillo llevarse bien con él. Y permitía que los actores tuvieran su opinión».
Los lamentos por su fallecimiento provocaron una oleada instantánea en las redes sociales.
«Blake Edwards fue una de las personas que me hicieron amar la comedia. Lamento escuchar la noticia de su muerte», escribió el humorista Steve Martin en Twitter.
Edwards recibió un Óscar honorífico en 2004 en reconocimiento a su trayectoria artística y fue candidato a la estatuilla de la Academia de Hollywood al mejor guión adaptado por Victor Victoria (1982). También fue nominado al Globo de Oro como mejor director por Days of Wine and Roses (1962).
Su estilo visual combinaba los mejores elementos de la comedia muda con un hilo narrativo en el que habitualmente había espacio para el dolor, la tristeza y las miserias.
«No sería capaz de sobrevivir en la vida si no hubiera sido capaz de ver el dolor de forma cómica», dijo Edwards. «Así que, cuando plasmo la vida en la gran pantalla, a menudo hago mención a cosas que me han ocurrido o uso metáforas que se refieren a ellas», añadió.
El éxito comercial de Edwards llegó con The Pink Panther (1963), en la que el británico Peter Sellers interpretaba al inspector Clouseau, y sus posteriores secuelas ayudaron a levantar, una y otra vez, su carrera artística, considerada irregular por la crítica especializada.
Entre esas entregas se cuentan cintas como A Shot in the Dark (1964), The Return of the Pink Panther (1975) y The Pink Panther Strikes Again (1976).
Su trayectoria comenzó como actor a comienzos de la década de 1940; sin embargo, pronto se dio cuenta de que ese no iba a ser su camino y decidió escribir guiones para los estudios Columbia Pictures.
Tras probar como director en la serie de televisión Four Star Playhouse (1954) y debutar en los largometrajes un año después, con Bring Your Smile Along, firmó títulos inolvidables como Breakfast at Tiffany's (1961), Experiment in Terror (1962), Days of Wine and Roses (1962), The Great Race (1965) y The Party (1968), otra de sus míticas colaboraciones con Sellers.
Precisamente Breakfast at Tiffany's, una de sus obras más conocidas, le llegó de rebote. John Frankenheimer iba a ser el encargado de dirigir el filme, pero abandonó en el último momento y su nombre fue bienvenido por Hepburn, quien se llevó una candidatura al Óscar por su deliciosa Holly Golightly.
Edwards trabajó en la adaptación del guión con George Axelrod, basado en la novela de Truman Capote, y el romance de Hepburn con George Peppard maravilló al público de todo el mundo.
Days of Wine and Roses también deparó nominaciones al Óscar para sus protagonistas, Jack Lemmon y Lee Remick.
Las obras de su última etapa, además de risas, ofrecieron cierta introspección, como es el caso de 10, con un personaje en plena «crisis de los 40», encarnado por Dudley Moore.
Aquella cinta supuso su mayor éxito en la taquilla, por lo que decidió mantener esa línea con proyectos satíricos como S.O.B., Victor Victoria, Switch y Skin Deep.
El cineasta estaba casado en segundas nupcias con Julie Andrews.
Edwards, que puso humor hasta en el día en el que recibió el Óscar, cuando apareció en la gala en silla de ruedas, con un pie escayolado y chocando contra un supuesto muro, le dedicó la estatuilla dorada a su esposa.
«Gracias a esa mujer inglesa con voz de soprano incomparable y vocabulario promiscuo», dijo. Mary Poppins miraba emocionada.
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