.
Gilbert & George. París 2009. (Foto: Didier Hays)
C iudad Juárez, Chihuahua, 8 de abril 2011. (RanchoNEWS).- Todo empezó en 1969, cuando Gilbert Proesch (Italia, 1943) y George Passmore (Reino Unido, 1942) enviaron 300 postales a una lista de direcciones que les facilitó el galerista alemán Konrad Fischer. De la noche a la mañana, estos artistas surgidos de la mítica Saint Martins School of Art de Londres fueron conocidos en el mundo del arte. Así fue como iniciaron su carrera internacional, con lo que entonces llamaron Postcards Sculptures. «Fue el mismo año que el hombre llegó a la luna. Nuestro lanzamiento también fue como el de los astronautas», ironiza George. Una entrevista de Hans Ulrich Obrist para El Cultural:
Las primeras obras con postales las mostraron en 1972, en la Situation Gallery de la capital británica. Las últimas, las de la serie Urethra Postcard Pictures, las exponen el próximo jueves en Ivorypress. Una muestra necesaria para suplir la ausencia de los artistas en el panorama madrileño. Emocionados con exponer en este espacio diseñado por Norman Foster, a quien admiran desde hace décadas, nos reunimos en su estudio londinense mientras ultiman los detalles del montaje.
George: En aquel momento, a finales de los 60, estábamos un poco perdidos en el mundo y encontramos ese aspecto de ensoñación romántico en las postales. No sabíamos cómo ser «gente de ciudad». Para expresarnos necesitábamos hacerlo a través de la naturaleza. Luego ya nos convertimos en seres urbanos, algo que hizo las cosas más fáciles.
Gilbert: Esa confusión inicial fue lo que generó una nueva forma de crear arte, totalmente distinta a otras. La idea de que nosotros éramos parte del arte, que no queríamos ni siquiera crear arte. No queríamos ser artistas, sólo seres humanos artísticos. Es la idea de que la visión del artista es más importante que sus manos.
Al contrario que otros artistas, como Richard Hamilton o Warhol, que utilizaban las imágenes para modificarlas, las utilizan tal cual las encuentran, ¿verdad?
George: Sí, desde el principio siempre hemos respetado las postales. Nunca las pintamos. Las que utilizamos al principio, todas postales vintage, habían sido compradas por alguien hacía 90 años, mandadas y recibidas por otra persona. No queríamos estropear eso.
Gilbert: Siempre nos ha gustado el pasado. No queremos ser simplemente artistas modernos. Queremos que nuestro arte incluya todo...
George: Pasado, presente y futuro. Desde que se crearon las postales, todo artista, o casi todos, han hecho algo con ellas. Pero hasta ahora nadie las había tratado directamente como hacemos nosotros.
Es cierto, las han convertido en un medio en sí mismo.
Gilbert: Las primeras obras con postales eran muy elaboradas, como el hecho de contar una historia. En cambio, las nuevas colecciones tienen un efecto más hipnótico.
Las postales son muy importantes porque, desde el principio, han estado muy conectadas con su idea de «arte para todos». Se pueden enviar por correo y cualquiera puede coleccionarlas.
Gilbert: Las postales son, seguramente, las fotografías más «arte para todos» que existen.
A finales de los 70, empezaron a ser mucho más ornamentales.
George: Sí, en 1976 empezamos a utilizar postales contemporáneas, no sólo antiguas.
Algo cambió en 1980. Antes hacían muy pocas obras con postales, 15 al año, pero en 1980 fueron 101 y, en 1982, 151. Fue como una explosión. ¿Por qué?
George: Era el fin de la época en la que se podían comprar una gran variedad de postales en Londres. Podías ir a London Bridge y comprar 70 diferentes. Simplemente comprábamos postales que estuvieran a la venta. No creo que hubiese nada en particular que excluyésemos. Había postales de punks, actores, indios, famosos, edificios.... Para las de los edificios íbamos a las iglesias. Una vez fuimos a la catedral de Gales, justo cuando estaban a punto de cerrar, y le pedimos sesenta postales de un diseño que nos gustó. Nos preguntó si éramos sacerdotes y, viendo que sería la única opción de conseguirlas, dijimos que sí. Ella fue a buscarlas inmediatamente. Me sentí muy culpable, pero conseguimos las postales. Por eso tenemos una obra que se llama Of the Cloth.
Gilbert: Hicimos una gran exposición con esos trabajos. Se llamó Crusade y fue extraordinaria porque, por primera vez, todo el mundo podía comprar una pieza de arte. Vendimos muchísimas.
George: Y, en todas ellas, aparecen las cruces.
Obrist: Una imagen, la de las cruces, que ya nunca abandonaron.
George: En principio hubo un error que inició el proceso de crear cruces, pero después de volvieron muy intencionadas. Desde entonces, el tema de la religión se convirtió en algo muy importante para nosotros, que apenas se trataba.
Me gustaría hablar sobre las nuevas piezas. Hubo un descanso y un nuevo comienzo. Tras casi 20 años sin utilizarlas, las postales vuelven...
Gilbert: Sí, las postales las comenzamos a coleccionar de nuevo hace ya 10 años.
George: Queríamos encontrar una nueva fórmula para crear grupos de manera automática. Por ejemplo, decidimos que cualquier postal que tuviera la «Union Jack» bandera británica, formaría parte de ese grupo. No nos importaba que no fueran postales bonitas. Aunque tengan perros o gatos, si aparece la bandera británica valen. Cada vez queremos ser menos parte de «lo bonito».
Es casi como si el trabajo surgiese por sí mismo.
George: Sí, se trata de hacer que el trabajo se haga solo. Urethra Postcard Pictures es así.
Gilbert: Las composiciones parecen «islámicas», como la decoración de la Meca, con esas líneas de texto que hipnotizan.
George: Claro, porque en el Islam no permiten la representación de figuras humanas.
Gilbert: Me he dado cuenta de que estas obras conectan con los arquitectos modernos, todo se divide en paneles con diseños. Es curioso que seamos los que más nos acercamos a los arquitectos porque trabajamos con paneles. Las postales son como paneles.
George: En la vida todo está formado por bloques. El año tiene 12 meses, el día 24 horas...
Gilbert: Es como los niños musulmanes que tienen que aprenderse el Corán y repetirlo una y otra vez hasta que se les quede. Cada vez creemos más que el arte debe seguir ese modelo. Por eso no nos gusta hacer una exposición con 20 piezas, trabajar durante uno o dos años en esas obras y que luego se expongan un mes y desaparezcan. Pierden su propósito. ¡El mundo del arte es tan grande ahora! Por ejemplo, la exposición Jack Freak Pictures circuló por seis museos. Así es como deben verse estas obras y no en una galería privada durante un mes.
Eso es lo interesante de su trabajo, que las exposiciones de un mismo proyecto siempre son múltiples.
Gilbert: Sí, de Urethra Postcards habrá diez muestras en total. La primera fue en Londres, ahora está en Madrid, luego irá a Bruselas, Hong Kong...
Como con todos sus trabajos, están haciendo una campaña de promoción. Podríamos decir que 2011 es «el año Urethra». Cuando visité su estudio hace un par de meses les ví en plena preparación para esa campaña con pósters, cartas, invitaciones, etc. Campaña de prensa
Gilbert: Campañas de comunicación... Sí, ahora somos capaces de trabajar de esta manera. Por ejemplo, para presentar Urethra en Londres, en nuestra exposición del pasado enero en White Cube, hicimos la mayor campaña de prensa que jamás habíamos hecho.
George: La respuesta fue fantástica. No teníamos más que andar por Liverpool Street para que la gente se nos acercase a decirnos lo mucho que les había gustado la exposición.
Gilbert: Sí. Las galerías están bien porque tenemos que vender las obras, pero lo que realmente queremos es que nuestra historia esté en la calle. Que la gente nos conozca y sepa de qué vamos. Siempre ha sido nuestro objetivo. Si no, nuestro trabajo se pierde.
Desde un punto de vista compositivo, el hecho de colocar varias postales formando un rectángulo con otra postal en el centro reinterpreta el símbolo de la uretra. ¿De dónde surge la idea?
George: Se nos ocurrió Urethra cuando leímos la biografía del teósofo Charles W. Leadbetter (1853 - 1934), cuando vimos que firmaba sus cartas con «Urethra y besos». Nos impresionó que hablase de la masturbación masculina cuando aún era un tema tabú, considerado poco higiénico, poco masculino, algo malo a los ojos de la religión. Él era un hombre progresista. Para nosotros, el utilizar ese símbolo es una señal de respeto hacia él.
En alguna ocasión han comparado sus obras a la escritura automática.
George: Sí, de alguna manera lo son. Hace poco, en Australia, compramos ediciones de libros de Charles Leadbetter de escritura automática. Aún tiene seguidores en América, Australia e India.
Gilbert: ¡A veces la composición la hacíamos en 5 segundos! Es como poner cartas sobre la mesa.
Han comentado que esta nueva serie es una conexión de las fuerzas vitales: la cabeza, el alma y el sexo...
Gilbert: Cada vez estamos más convencidos de que el arte es sólo el cerebro. Últimamente el arte se ha convertido en una manualidad, en un ejercicio artesano y eso no nos gusta.
George: ¡Sí! ¡Fuera la artesanía!
«Prohibamos la religión y fuera la artesanía» sería su eslogan. Volviendo a Madrid, hay varias series que van a presentar en Ivorypress. Antes hablaban de la bandera británica que tiene gran importancia en estas obras. ¿Por qué?
Gilbert: La bandera británica siempre ha sido un símbolo «peligroso» y nuestro arte siempre tiene que significar peligro de algún modo. Si no, no lo haríamos. Incluso en las postales de Londres, siempre hay una señal de peligro en cada título.
Además de éstas, están los folletos, algo con lo que llevan tiempo trabajando. Recuerdo que enviaron folletos con publicidad sexual como postales de Navidad.
George: Lo de Londres es fantástico. Está lleno de cabinas de teléfono que nadie usa porque todo el mundo tiene móvil. Aunque a nosotros nos gusta utilizar cualquier cosa que esté fuera de uso. Las postales, sin ir más lejos, o las cabinas de teléfonos, que están llenas de folletos con servicios sexuales.
Hubo una época, en los noventa, en que tenían miles de folletos por todas partes.
George: Sí, ¡no sabíamos qué hacer con ellos! Incluso se los dábamos a los amigos que venían a cenar a casa.
Gilbert: Durante un tiempo, nos dedicamos a utilizarlos para estimular intelectualmente a otra gente.
George: Cuando llegamos al tema de Urethra les encontramos utilidad rápidamente. Aún así, son difíciles de conseguir. Tienes que recorrerte Edware Road 17 veces para conseguir 13 iguales. Hay quien piensa que simplemente cogemos uno y lo fotocopiamos. Siempre decimos que eso no es lo que hacemos. Queremos los originales.
Llevan mucho tiempo mapeando Londres.
George: Sí, muchas postales dicen Warren Street, Oxford Circus, Picadilly... utilizan direcciones reales. Todos estos trabajos nos sirven para romper prejuicios. Hay quien dice que tenemos muchas tarjetas con prostitutas y yo les pido que me indiquen una sola en la que aparezcan y no pueden.
Gilbert: Les hacemos mirar cosas que nunca mirarían. En la galería, pueden ver tranquilamente algo que, normalmente, sólo mirarían de reojo.
En su trabajo todo coexiste. También tienen los folletos religiosos, los políticos. Hay un creciente número de grupos extremistas.
George: Nosotros siempre hemos tratado el tema de la religión, algo poco común en el mundo del arte contemporáneo. Hay quien se pregunta por qué. Pero la religión es un tema candente. Mientras estamos hablandos, hay alguien al que están matando por motivos religiosos.
Su «celebración» de Londres pasa también por los pósters de periódicos que han ido «robando»...
George: Es increíble, tenemos 2.578 actos individuales de hurto.
Y, ¿cómo lo hacen? ¿Van por la calle, ven los pósters en los puestos de prensa y los cogen?
George: Sí, los cambian cada semana, hay que cogerlos rápido. Tenemos una gran colección del Evening Standard, aunque también tenemos otros del Norte y del Este de Londres.
Gilbert: Todas estas obras cuentan una extraordinaria historia de la ciudad, una historia verdadera. Eso es lo que nos gusta, que es real. No estamos inventando nada.
Junto a la exposición, han editado The Complete Postcard Art of Gilbert and George, un volumen que incluyen las series de postales desde 1972 a 1989 y esta última, la colección Urethra. Son dos volúmenes y es el libro más grande que han editado nunca. Lo increíble es que está al alcance de cualquiera.
Gilbert: Así es, lo puedes tener en tu casa por 25 libras.
Este libro, que se podrá comprar también en Ivorypress, no sólo es un catálogo. Es una exposición móvil.
Gilbert: Sí, y la hemos subvencionado nosotros. Imprimimos 10.000 libros e hicimos que, cada galería con la que trabajamos, comprase una cierta cantidad, 200 o 300. Sólo así hemos podido mantener los precios bajos.
Ahora que tienen la exposición en marcha y han publicado el libro, ¿se ha cerrado el capítulo de las postales?
George: Para los próximos veinte años. De aquí a veinte años haremos otro libro.
Y, ¿qué será lo próximo? ¿Cuáles son sus proyectos futuros?
Gilbert: Ahora estamos concentrados en que estas obras se vean en diferentes museos. Además, tenemos la exposición Jack Freak Pictures en Hamburgo, la mayor de esta serie mostrada hasta la fecha. Nunca pensamos en términos de proyectos futuros por realizar.
George: En la medida de lo posible surgen automáticamente. No queremos interferir demasiado.
Gilbert: Ahora también estamos releyendo varias de nuestras publicaciones antiguas. Una es el libro Side by Side, editado en 1972. Es uno de los libros más raros del planeta y nos gustaría imprimir una nueva edición. También estamos revisando To Be With Art Is All We Ask, de 1970. La forma en que describíamos el arte nos recuerda, curiosamente, a Julian Assange...
George (leyendo el libro): «Los artistas sólo necesitamos ver una pequeña luz entre los árboles del bosque para ser felices y volver a trabajar. No nos olvidamos de tí, ¡oh arte! Lo contentos que estamos de ser tus escultores. Un día pensamos que te habíamos visto en una concurrida calle. Ibas vestida con un traje marrón claro, camisa blanca y una curiosa corbata azul. Nos fascinó la luz de tu cara, tus ojos sin color y tu pelo rubio. Nos acercamos nerviosos y justo cuando estábamos a tu lado te perdimos de vista un segundo y no pudimos volver a encontrarte». ¿Ves? Parece la descripción de Julian Assange.
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, es la última persona a la que he entrevistado. Al final le pregunté cuál era su eslogan y me respondió: «publicar o morir».
Mayor información: Gilbert Proesch y George Passmore
REGRESAR A LA REVISTA