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El pintor Vicente Rojo (izquierda) y Pablo Weisz, hijo de la artista, la acompañaron durante la apertura de la muestra Leonora Carrington-Gunther Gerzso. Una reunión escultórica. (Foto: María Luisa Severiano)
C iudad Juárez, Chihuahua, 10 de abril 2011. (RanchoNEWS).- La magia de Leonora Carrington dispersa en la sala del centro cultural Estación Indianilla. Sus sueños convertidos en figuras de bronce: damas que sostienen un zorro o llevan un tocado, el estallion, la barca con un chango, el minotauro o el paseo a caballo, el rostro águila y la máscara con gato. Diez piezas en total que conforman la muestra Leonora Carrington-Gunther Gerzso. Una reunión escultórica, que se inauguró este sábado para celebrar el cumpleaños número 94 de la artista exponente del surrealismo. Una nota de Ericka Montaño Garfias para La Jornada:
Leonora, Premio Nacional de Artes 2005, cumplió años el miércoles pasado. Camina despacito entre las decenas de personas que se dieron cita en el centro cultural de la colonia Doctores. Le toman decenas de fotografías, mientras sus obras la rodean, algunas de ellas colocadas sobre un fondo rojo. Más cerca de la entrada se encuentran las obras de Gerszo (1915-2000), aquellas que dieron origen a dos muestras Libertad en bronce y Homenaje a la línea recta con los versos escritos por David Huerta. Quince de las piezas del escultor mexicano no se habían exhibido hasta ahora.
Isaac Masri, director del centro, señaló que en esta ocasión se presenta el trabajo de dos amigos, «un trabajo de muchos años. La perfección de su obra. Son distantes pero a la vez muy cercanos, porque además de ser amigos, ambos tienen una mística en la plástica. Hoy los reunimos para festejar a Leonora, aunque Gerzso no esté con nosotros tiene una presencia muy importante aquí; esta es una de las grandes exposiciones que hemos hecho en este centro».
Carrington, quien estuvo acompañada por sus hijos Pablo y Gabriel Weisz, «es maravillosa, sencilla, talentosa; es una de las grandes mujeres de nuestro país».
Con Leonora Carrington-Gunter Gerzso. Una reunión escultórica «el público tiene la oportunidad de conocer dos temas completamente diferentes, uno geométrico y otro figurativo, uno mágico y otro de perfección, y los dos se encuentran. No es un diálogo, cada uno tiene presencia propia, una marca, una idea, y los dos son maravillosos», destacó el promotor cultural.
Por el contrario Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, destacó este encuentro entre los artistas como diálogo extraordinario, «absolutamente fantástico».
Gabriel Weisz, hijo de Leonora, leyó el texto Imaginario libertario, en el que escribió: «hay un pensamiento sagrado que nada tiene que ver con la religión, ese pensamiento es el que brota en la pintura de Leonora. Es un sagrado invento que se acerca a la pasión de sentir y al descubrimiento de un ojo nuevo, el que tenemos escondido y hasta olvidado. Ahora es el momento de cerrar los otros ojos, los que tenemos que usar para mirar nuestro mundo como animales salvajes que deben cuidar no ser devorados, asaltados o asesinados. Insisto, ahora permitamos que esos ojos descansen, que se abran los ojos que Leonora nos ha enseñado a usar, que se despierte nuestra manera de sentir más allá del uso cotidiano y limitado, que sintamos el misterio como algo que no puede ser domesticado y que vive en la absoluta libertad de sentir.
«Salgamos de las casas estrechas que los demás construyen para someter nuestras libertades del imaginario, busquemos la posibilidad siempre extraordinaria de inventarnos de nuevo en este espacio que es el mundo de otras imágenes. Seamos seres con la voluntad de arriesgar nuestro imaginario más allá de las absurdas fronteras que cada sociedad impone con sus enfermedades visuales y su profesionalismo de la mirada. Estamos en un lugar en el que debemos buscar una terapia del alma, pero no la que describen las religiones o el sicoanálisis, sino aquella que se figuraba por los gitanos como el tener duende. Una riqueza que sólo algunos pueden tener, y este es el caso de Leonora, hay que ganar el terreno de lo sublime una vez más, fuera del alcance de las creencias institucionales que inundan todo con su profunda tristeza y sus uniformes de sentimiento, pensamiento y del imaginario esclavo».
Mario Delgado, secretario de educación del Distrito Federal, refirió que la muestra está «al más alto nivel internacional».
Para cerrar la ceremonia, los organizadores ofrecieron a la artista un pastel de chocolate con la reproducción de su obra Nigromante y el público, gustoso, cantó Las mañanitas.
Mayor información: Leonora Carrington
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