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viernes, abril 08, 2011

Literatura / España: «Millenium, Stieg y yo» de Eva Gabrielsson

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La escritora nórdica. (Foto: Efe)

C iudad Juárez, Chihuahua, 8 de abril 2011. (RanchoNEWS).- «No es que Stieg se sentara un día delante del ordenador y exclamara: ¡Voy a escribir una novela policíaca!». En 2002, durante una semana de vacaciones en una isla, me di cuenta de que se aburría un poco. «Yo estaba escribiendo un libro sobre el arquitecto sueco Per Olof Hallman y él daba vueltas. Le pregunté si no tenía nada que escribir y entonces recordó un relato que había escrito en 1997 sobre un anciano que recibía una flor cada año por Navidad. Y se puso manos a la obra». Una nota de Laura Fernández para El Mundo:

Así nació Millenium, la trilogía que convirtió a Stieg Larsson en el autor de moda en todo el mundo, e hizo florecer un género, el de la novela negra nórdica, hasta el momento prácticamente inexistente. Quien fuera su compañera durante 32 años, Eva Gabrielsson, relata en Millenium, Stieg y yo (Planeta) su relación con el escritor, con su obra y con la familia, dispuesta a no soltar el legado económico del fallecido Larsson.


«No tengo ningún tipo de relación con mi suegro ni con mi cuñado», dice la viuda del escritor, que nunca se casó con él (al parecer, como medida de protección contra los ataques de los grupos de ultraderecha que Larsson investigaba), y, por lo tanto, no ha heredado nada de la fortuna que la trilogía del autor de Los hombres que no amaban a las mujeres ha generado.

«Lo único que pido es que me dejen tener los derechos morales de la obra, para poder terminarla». La arquitecta y ahora también escritora cree que podría dar fin a la cuarta y última parte de la historia de Lisbeth Salander y Michael Blomqvist. Pero sólo si la dejan. Y de momento parece que nadie tiene intención de ceder nada.

Para Gabrielsson fue «muy duro» vivir el proceso de luto en un momento en el que todo el mundo hablaba de Stieg. «Lo más normal es que intentes olvidar que ya no está, pero cuando todos te lo recuerdan, es imposible», asegura.

La fama, a Larsson, le pilló lejos de este mundo. Su inesperada muerte (un ataque al corazón lo fulminó una tarde de noviembre de 2004), dejó a sus lectores huérfanos de autor favorito al poco de llegar el primer volumen de la saga a librerías. «Y eso ha hecho que el mensaje de sus libros, y todo por lo que luchó en vida, se malinterprete. Al final, sólo quedará su nombre en un producto, el libro, porque él no ha estado aquí nunca para defender sus ideas», considera la que fuera su compañera.

Me propuse sobrevivir un año

Gabrielsson habla en Millenium, Stieg y yo de cómo se conocieron y de lo compartieron en su infancia (ambos fueron criados por sus abuelos y siempre se sintieron solos, hasta que se encontraron, cuando ni siquiera habían cumplido los 20), de su pasión por la literatura, por el periodismo, y de su lucha en favor de los derechos de las mujeres. De cómo afrontó la vida después de la muerte de su alma gemela. «Al principio me propuse sobrevivir un año», dice. Y cuando lo consiguió, se propuso sobrevivir otro más. Y así hasta hoy. «Hoy me propongo vivir, sin más, para no olvidarlo, porque él hubiera querido que fuera así», dice.

La escritura del libro «no fue en ningún momento premeditada». «En realidad son extractos de mis diarios personales. Yo los escribía porque necesitaba entender lo que estaba pasando. Pensaba que si leía todo eso tiempo después podría llegar a aceptar lo que había pasado», cuenta. Lo que pasó es que, antes de que eso ocurriera, Gabrielsson encontró una carta que Stieg había escrito a finales de los 70 «para leer a su muerte». «Entonces él se fue a África y estaba convencido de que no regresaría, de que moriría allí. Por eso escribió esa carta», asegura. En la carta, el escritor se despide de ella.

«Es su adiós definitivo, y es maravilloso, me ha ayudado muchísimo a aceptar que ya nunca más escribiremos uno frente al otro, que ya nunca más estaremos juntos», confiesa la escritora, que aún, siete años después de la muerte de Larsson, se emociona cuando habla de él.

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