Rancho Las Voces: Literatutra / Entrevista a Cecilia Magaña
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sábado, mayo 14, 2011

Literatutra / Entrevista a Cecilia Magaña

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La narradora jalisciense. (Foto: Carlos Rosas)

C iudad Juárez, Chihuahua. 12 de mayo de 2011. (RanchoNEWS).- Nació en la Ciudad de México en 1978 y tuvo una infancia nómada. Con diez años, Cecilia Magaña llegó a Guadalajara, donde reside desde entonces. Al día de hoy labora como maestra de arte en una primaria y coordina talleres de creación literaria para niños en la librería del Fondo de Cultura Económica. Ha publicado en la revista Reverso y en diarios locales, fue editora de la revista Masmédula y ahora de Nuevas ficciones. Asidua a los talleres de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), lee a Raymond Carver con pasión. Su narrativa aparece en De tanto contar IV (Biblioteca de Textos Universitarios, Argentina, 2004) y Submarinos de papel (La Zonámbula, México, 2009); escribe Carlos Rosas en la introducción de su entrevista para Milenio:

Cecilia decidió ser escritora en la niñez, cuando tenía siete años. La determinación vino gracias a que su padre, lector y cinéfilo, la incentivó al pagarle los cuentos que ella le hacía, historias de terror. A los 11 años lee El diario de Ana Frank, lo que la lleva a escribir su propio diario, intercambiar textos con sus amigos y confirmar su vocación; a los 16 escribe una novela «horrible» que ni su mamá pudo leer.

Acostumbrada a la introspección, estudió psicología, y sensible al universo infantil, tanto en su evocación como en el presente gracias a su trabajo en talleres, considera que los niños son grandes personajes, pero también le atraen las voces masculinas, adultas, las que llevan la acción en la mayoría de sus cuentos. Frente a los personajes femeninos toma distancia, no quiere encasillarse o que la identifiquen como una escritora feminista, identificada con la escritura de género.

¿Lees a Raymond Carver por afinidad estilística o temática?

Las dos. Me gusta mucho toda su cuestión del anticlímax, los cierres que no cierran, que te permiten a ti como lector completar y volver atrás en el cuento, leerlo dos o tres veces y atar cabos, entonces, me gusta mucho ese estilo y me encantaría que mi literatura aportara algo similar. De la temática, la clase media, es algo que me interesa mucho, porque creo que es muy fácil escribir de la pobreza o del glamour, y finalmente se trata de escribir de lo que uno conoce, y yo soy de clase media, entonces los conflictos de clase media son con los que me puedo relacionar, explorar y observo en mi entorno.

¿Cabeza decapitada le rinde tributo a Carver?

Eso intento. Espero que se logre buscando justamente los personajes que van a actuar sus conflictos en lugar de verbalizarlos. En particular el cuento Soccer Dad es un homenaje a Carver, porque él explora el sueño americano y el loser norteamericano, entonces aquí en México veo que hay mucha búsqueda por imitar esos modelos de sueño americano, cayendo en el prototipo de loser, pero con nuestras características y nuestros rasgos; ese cuento es una exploración de cuál podría ser un personaje equivalente a esos personajes de Carver.

¿A quién decapitas en tu libro?

Decapito a mucha gente. Creo que es importante el origen del proyecto. El primer año que nosotros llegamos a Guadalajara asistimos a una fiesta patronal de una iglesia en la que hay una feria, en ella hay un carro que se llama la cabeza decapitada, en donde entras y ves a un tipo aburridísimo, que está con la cabeza en una charola con algodones y debajo de él hay un efecto óptico con unas espadas cruzadas y se supone que tú le puedes hacer preguntas al cuate y él te contestaba. Pero no supimos qué preguntarle, nos dio mucha risa y nos salimos. Entonces, en un taller de literatura, a mí se me vino a la memoria esa cabeza decapitada. Surgió la idea de trabajarlo como un proyecto de lenguaje. Cortar la cabeza remite a cuando van a despedir a alguien, la cabeza es un líder; cuando alguien pierde la cabeza, es porque le ganó la ira o se enamora, entonces el reto del libro era explorar todas estas posibilidades del juego con la cabeza. Pero también, sí, le corto la cabeza a expatrones, a conocidos, a mí misma.

¿De qué emociones está hecho Cabeza decapitada?

De un humor medio retorcido porque me gusta la ironía. También hay un dejo de nostalgia y de tristeza. Me cuesta mucho trabajo hacer cuentos felices, no me los creo.

¿Quién es el lector ideal de Cabeza decapitada?

Yo creo que es alguien que le guste leer un cuento dos veces, porque hay cuentos que necesitan una segunda lectura para agarrarles el sabor o ver el conflicto que está escondido. Pero también está hecho para un lector que tenga un sentido del humor suficiente para enfrentarse a cosas terribles.

Originalmente yo no quería estudiar psicología, yo quería estudiar letras, pero como era en ese entonces, y sigo siendo todavía bajo la superficie, hippy, rojilla, a mis papás les daba mucho miedo que yo estudiara letras y me volviera todavía más hippy y más rojilla, porque yo quería irme a la UNAM, cuando estaba el rollo de los ultras, entonces entré a psicología como alternativa. Sí creo que la escritura en general es una terapia constante porque finalmente el autor sale, ahí estoy, estoy en todos mis cuentos y es la posibilidad de recordar cosas, cambiar otras, es una exploración, uno está en todos sus personajes, aunque no lo quiera.

La literatura es importante cuando deja un testimonio de la cultura en que vivimos, de lo que está sucediendo en este tiempo. Sí creo que la literatura puede cambiar personas, después de enfrentarte a un texto no eres la misma persona.



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