Rancho Las Voces: Cine / Francia: El festival de Cannes arranca con «Midnight in Paris», de Woody Allen
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

miércoles, mayo 18, 2011

Cine / Francia: El festival de Cannes arranca con «Midnight in Paris», de Woody Allen

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El cineasta en Cannes. (Foto: Yves Herman)

C iudad Juárez, Chihuahua, 11 de mayo 2011. (RanchoNEWS).- «Sois surrealistas, y para vosotros es fácil. Pero yo soy un tipo normal». La frase la escupe el protagonista de Midnight in Paris, la nueva comedia de Woody Allen, un desesperado escritor atrapado en un doble amor, viajero además en el tiempo, y se la suelta en una mesa bebiendo vino tinto a Luis Buñuel, Man Ray y Salvador Dalí. Tamaña astracanada en manos de otro director acabaría en un descontrol; sin embargo, el neoyorquino disfruta en el divertimento, y lleva al espectador de la mano por dos épocas marcadas por un elemento: la risa. Una nota de Gregorio Belinchón para El País:

Esta mañana Allen ha defendido su filme –curiosamente, la única producción española en la sección oficial–, que inaugurará esta noche el festival de Cannes. Para ser una comedia creada de un título («Sabía que iba a rodar en París, y tenía el título... Pero nada más. Un día paseando por una calle de golpe me pareció diferente, y surgió la historia»), hecha por un director que se infravalora, Midnight in Paris tiene mucha chicha. Allen habla del arte, de la nostalgia por tiempos no vividos, por eso tan español de «cualquier tiempo pasado fue mejor» y se lo pasa en grande tumbando durante el metraje esa añoranza. Para ello no se corta y usa una baraja repleta de ases: los artistas –principalmente pintores y escritores, pero también cineastas, fotógrafos...– que coincidieron en París en los años veinte. «Es una ciudad muy emocionante», decía esta mañana en la rueda de prensa, en respuesta a las continuas preguntas sobre la capital francesa y Nueva York, a las comparaciones que podrían acercar este filme a su visión de su ciudad natal en Manhattan (incluido un protagonista escritor): «Es el París que yo conozco. Pero Owen Wilson [el actor principal] no se parece a mí en nada. Somos opuestos. Yo soy neoyorquino, él, como el personaje, es muy de la Costa Oeste, relajado... Va en la dirección que necesitaba este papel [el de un guionista de Hollywood embarcado en la escritura de una novela e hipnotizado por París] y es un regalo para el filme, porque yo nunca hubiera podido hacerlo».

Vivir en otra época

Tampoco defendió los tiempos pasados: «Todo el mundo desea vivir en otra época porque la vida es dura. Pero yo no lo haría, recordad que no existía aire acondicionado, ni medicamentos para soportar las visitas al dentista...». Cuando en Avilés el año pasado promocionaba Conocerás al hombre de tus sueños, Allen ya comentaba algo parecido, muestra de que la película ha madurado en su cabeza, que esconde mucho más de lo que aparenta. Es como un iceberg, una comparación que también usaba uno de los retratados en el filme, Ernest Hemingway, para definir sus retratos: solo vemos una octava parte, debajo esconde una sutil reflexión sobre el arte, la añoranza y el amor. Un posible reflejo de su vida que él niega: «Nunca me he visto como un artista. Ellos me han inspirado, pero yo sólo soy un cineasta que ha tenido una grandísima suerte en la vida. Piensa en Fellini o Bergman, yo no tengo su talento. A veces me salen buenas películas, a veces no». Sin embargo, se ha traicionado al explicar su amor por Francia. «De crío conocí París a través de las películas francesas –mis amigos y yo veíamos mucho cine europeo y asiático, como Buñuel o Kurosawa, pero sobre todo francés–, como supongo que la gente conoce Nueva York gracias al cine. Me impactaron creadores como Jean Renoir o René Clair. Hicieron filmes que eran arte, no como en EE UU, que se rueda para ganar dinero. En Francia el cine es arte, y no un negocio».

Por cierto, Carla Bruni, exmodelo, excantante, exbonvivant y actual primera dama francesa, no lo hace mal como guía del museo Rodin. «Nos cruzamos en un desayuno, y le propuse un pequeño papel, que ocuparía 3 o 4 jornadas de trabajo. Lo ha hecho con gracia, porque conoce bien al público. Me ha dicho que fue una experiencia muy agradable, e igualmente me pasa a mí».

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