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El escritor asegura que siempre ha tenido opiniones respecto de la sociedad, la vida civil y el país y que ahora llegó el tiempo de expresarlas. (Foto: Yadin Xolapa)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de junio de 2012. (RanchoNEWS).- La mejor definición del escritor Guillermo Fadanelli es múltiple: fatalista, insolente, vago, extravagante, abúlico, sarcástico, cínico, pesimista e irreverente; ese hombre cuyo epitafio, ha dicho, sería: «Se equivocó en todo»; que se resiste al optimismo y a la ilusión, ahora ha propuesto un manifiesto, una (r) Evolución sin violencia, un conjunto de principios y pautas de conducta civil que busca restablecer el pacto ético entre los mexicanos. Una entrevista de Yanet Aguilar Sosa para El Universal:
El narrador, ensayista y colaborador de El Universal, escribió a la par del libro de ensayos: Insolencia, literatura y mundo (Almadía), un manifiesto que no quiere ser ni guía, ni liderazgo, lo que aspira es a generar discusión «para que cada quien, a través de su lectura, pueda llevar a cabo la reflexión y la crítica del estado de cosas actuales».
Esa propuesta a favor de la civilidad y la convivencia nació de su pasión por la literatura, de la conversación que sostiene con muchos escritores y filósofos. Así lo confirma Guillermo Fadanelli: «La literatura es conversación y relación con el otro, es también un espejo de ti mismo, te muestra algunos aspectos de tu propia personalidad, pero también te ayuda a conocer al otro o a tener miedo de él, la literatura es también un encuentro entre amigos y extraños».
El autor de Lodo, En busca de un lugar habitable y Elogio de la vagancia, editor e impulsor de proyectos de literatura y arte subterráneo, dijo que «un escritor sorprendente es aquel que no puede definirse de manera sencilla, que siempre se sale por la puerta de la cocina, que busca la manera de no estar en la mira, de hacerse relativo, de buscar no ser fácilmente atrapable, ¿por qué?, porque el lenguaje es conocimiento y relación con el mundo, no podemos dominar al lenguaje y esa ausencia de dominio es la esencia y la virtud máxima de la literatura». Lenguaje e imaginación han sido fundamentales para manifestarte El lenguaje y la literatura nos auxilian a la hora de elaborar conceptos, ideas, opiniones, incluso para mostrar malestar, desasosiego, la desazón que nos provoca la actualidad política o económica; el lenguaje está allí para eso, para mostrarnos caminos hacia la crítica y hacia la rebeldía; la rebeldía y la literatura están estrechamente ligadas, quizá sea una visión idealista, pero habló de mí mismo ¿de quién más podría hablar? No soy ni caudillo ni profeta, mi relación personal con la literatura es intimidad, aumento del misterio, desasosiego, crítica y reflexión.
¿Ahora entras a la política?
Un escritor puede hacer lo que le dé la gana como ciudadano. Si como ciudadano desea acaudillar un ejército rebelde o regenerar a su sociedad a través de una nueva ideología, allá él; en mi caso no es así, para mí la literatura es sumergirse en un mundo subjetivo y extraño; mi vida se transforma continuamente, soy espectador de mis propias ideas y miedos, creo ser un hombre temeroso y cauto, no me atrevería a acaudillar o ser el líder de ningún movimiento.
Separo muy bien la responsabilidad del escritor con la responsabilidad del ciudadano; el ciudadano tiene la obligación de ejercer la crítica contra los malos gobernantes y toda situación que perjudique su vida. Dice Karl Popper que el papel de las instituciones democráticas es expulsar a los malos gobernantes y a los tiranos sin ejercer la violencia ¿cómo podemos deshacernos de la lacra política sin ejercer la violencia? Solamente a partir de un robustecimiento de la conversación civil y es allí justamente donde encuentro un mínimo punto de relación entre literatura y responsabilidad ética.
¿Eres optimisma con (r) Evolución sin violencia?
El escritor te dice que no, que la sociedad cambia lentamente, que no hay ninguna posibilidad de hacerla más justa y equitativa de un día a otro, creo que moriré y el mundo seguirá igual o peor; sin embargo, me parece necesario establecer pautas de conducta civil, restablecer el pacto ético entre los ciudadanos; que crea o no en él no tiene ninguna importancia, lo que importa es que el lector pueda transformar su visión política o civil en su parte individual y que la lleve a cabo; por eso es un documento que intenta propagarse y es generoso.
¿Tras el liderazgo?
De ningún modo acaudillaré nada, no puedo resolver mi propia vida, cada vez que me paseo por mi departamento me doy cuenta que el orden para mi es imposible, mis muebles cada día están más destruidos, mis libros más deshojados, no logro resolver la comida diaria, antes cocinaba ahora no puedo acercarme a la cocina, salgo menos a la calle, casi no hago vida de barrio, más bien me enclaustro en mi casa, es decir ¿cómo puede un hombre así acaudillar cualquier tipo de movimiento civil?, simplemente soy un redactor y un crítico de la sociedad actual.
Siempre he tenido opiniones respecto de la sociedad, la vida civil y el país, pero me parecían poco importantes y ahora creo que es momento de expresarlas; de ninguna manera sustituyo el ensayo ético o la opinión política por la literatura, simplemente creo que es momento de expresar mis opiniones.
Editas, colaboras en periódicos, escribes ensayos ¿qué más?
Fracasé como deportista, después como profesionista, no terminé ingeniería, soy muy torpe en cuestiones de habilidad manual, no tengo un oficio digno, soy un escritor, me da un poco de vergüenza ser un escritor en un mundo donde no existen lectores y donde tanto se desprecia a la cultura, sin embargo es lo que soy y seguiré escribiendo. Ahora prefiero el ensayo a la novela que me parece arrogante, además las novelas que me propongo son siempre de largo aliento, me imponen sufrimiento y desosiego, prefiero la vagancia del ensayo, la digresión, el ir y venir; así seguiré, con eso me gano la vida.
Necesito poco para vivir lo que me parece importante para ser un poco más libre, tengo una idea extravagante de la felicidad, desconfío de los hombres exitosos que acumulan poder y riqueza; el infierno son los otros, diría Sartre; siempre que abro los ojos en las mañanas y me levanto me digo a mí mismo: «otra vez aquí». Alguien me preguntó si creía en la reencarnación, le dije: «sí creo, pero tengo tan mala suerte que es posible que reencarne en mí mismo; entonces preferiría también desechar la idea, con la muerte se va todo, además soy ateo, un ateo consecuente».
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