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El equipo logró escanear y transmitir las primeras imágenes del espacio ubicado justo debajo del centro de la Pirámide de la Serpiente Emplumada. (Foto: Tania Guerrero)
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iudad Juárez, Chihuahua. 23 de abril de 2013. (RanchoNEWS).- Ayer, desde las 11 horas, Tláloc II-TC, el pequeño robot que fue diseñado para recorrer el último tramo del túnel ubicado debajo del Templo de la Serpiente Emplumada, estaba listo para recibir las órdenes de los ingenieros en la entrada de lo que se considera el espacio más sagrado del conducto, donde según las hipótesis de los arqueólogos podrían hallarse los restos de los gobernantes teotihuacanos o una importante ofrenda. Una nota de Abida Ventura para El Universal:
En la superficie, el equipo del arqueólogo Sergio Gómez Chávez, director del «Proyecto Tlalocan. Camino bajo la tierra», acompañado de Ng Tze Chuen, investigador de Hon Kong, y de varios medios de comunicación, esperaba las primeras imágenes que transmitiría el pequeño robot diseñado por tres ingenieros del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Aunque sólo logró avanzar unos 20 metros debido a las condiciones fangosas del terreno, el equipo logró escanear el espacio y transmitir imágenes de ese espacio que ha permanecido intacto por casi mil 800 años. Esos datos, aunque parciales, permitieron deducir que se trata de tres cámaras y no una, como lo habían previsto los arqueólogos.
«Logramos generar una serie de imágenes que nos permiten, provisionalmente, entender cuál es la configuración que tiene el espacio al final del conducto. Parece ser que no es una sola cámara, como lo habíamos previsto con el georradar, sino que son tres», reveló el investigador del INAH al final de la prueba.
La configuración de este espacio, explicó Gómez Chávez, se asemeja a la del túnel que corre debajo de la Pirámide del Sol, en donde existen cuatro cámaras que fueron descubiertas y exploradas en los años 70.
Además, estas tres posibles cámaras -con una longitud de más de 5 metros- se sumarían a las otras dos que fueron localizadas el año pasado en el metro 75 de este conducto, cuyas paredes y techo se hallan recubiertos de un polvo mineral compuesto de magnetita, pirita y hematita que brindaba una luminosidad especial al sitio.
«Estaríamos hablando de dos cámaras laterales a más o menos 75 metros y, tentativamente, de tres más al final del conducto», precisó el arqueólogo Sergio Gómez.
Esa fue la primera información generada por el robot durante su recorrido por el final del conducto que mide aproximadamente 120 metros de largo y se ubica a 15 metros de profundidad. «Todo esto lo tenemos que corroborar, necesitamos procesar la información, hacer mucho más fino el punteo del escáner y las mediciones para ver de qué se trata», agregó.
Aunque los ingenieros y arqueólogos no obtuvieron el resultado que esperaban con este robot inalámbrico, Sergio Gómez aseguró que esta exploración, además de aportar nueva información, les ayudará a proceder mejor en la excavación física que planean iniciar hoy.
«La enorme cantidad de lodo que hay en ese sitio impidió que el equipo pudiera realizar todo el recorrido. Vamos a limpiarlo y a tratar de meterlo otro día, con más calma, pero mañana iniciamos la exploración física, la remoción de todo el sedimento que está en esa parte del conducto», comentó el arqueólogo.
A la par de la exploración de esta última parte del conducto, continuarán con la excavación de las otras dos cámaras laterales y con el levantamiento de las valiosas ofrendas que en los últimos días han ido localizando a lo largo del túnel.
Intercambio de experiencias
Presente en la exploración, el investigador Ng Tze Chuen, quien colaboró en la exploración de la pirámide de Keopos, en Egipto, donde un robot diseñado por él captó las primeras imágenes de ese conducto subterráneo, confía en que el equipo diseñado por los ingenieros Hugo Armando Guerra Calva, Alberto Álvarez y Francisco Castañón funcione bien y pueda sortear los obstáculos que se le han presentado. El investigador señaló que este proyecto de exploración es muy importante porque en el mundo, hasta ahora, sólo existen dos donde se están empleando equipos con tecnología sofisticada: en México y en Egipto.
Tláloc II-TC ingresó al final del túnel equipado con un escáner láser que generó un mapeo del terreno. También transportaba una especie de «robot insecto» que desciende de manera automática y porta una cámara y luces infrarrojas. Durante la incursión, el «insecto» no pudo avanzar por el lodo que cubre el terreno, lo cual hizo suspender la exploración.
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