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El escritor de Los príncipes nubios novela la aventura del poeta futurista. oto: Colección Roger Violet.)
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iudad Juárez, Chihuahua. 17 de abril de 2013. (RanchoNEWS).- Tocar el cielo de la poesía, ser de los malos. Llevar la cabeza peinada con relámpagos y después afeitársela para que Rodchenko te retrate como a un boxeador. Ser un chulo, el más chulo de Petersburgo y de Moscú, y amar «como un perrito» a una burguesa casada. Prometer un mundo libre a través de la poesía y, después, dejar que la burocracia bolchevique cargue el tambor de la pistola con la que se descerrajó la vida en el callejón de Lubianski, el 14 de abril de 1930. Tenía 37 años. Una nota de Antonio Lucas para El Mundo:
Vladimir Maiakovski parece un personaje de novela. Ya es un personaje de novela. El escritor Juan Bonilla, autor del blog de ELMUNDO.es 'Biblioteca en llamas' toma la vida Maikovski en su nueva novela, Prohibido entrar sin pantalones (Seix Barral).
Maiakovski era, desde hace tiempo, un cóctel de energías en colisión fascinante para Bonilla. Algo que no se podía concretar del todo en un cuento, ni en un ensayo, ni en un poema. Algo que exigía una novela exigente para ser contado de otro modo.
¿Por qué el interés en Maiakovski?
Tiene mucho con ver qué ha sucedido también conmigo a lo largo de los años como lector suyo... Por debajo del texto de la novela hay una conversación entre el hombre desilusionado y desengañado que soy ahora con el chaval que fui y descubrió en Maiakovski a un hombre que decía que ésta tenía que servir para algo más que para ser leída por un puñado de tipos cultos. Que debe cambiarlo todo... Fue alguien que se negó a estar sometido a la rutina y formó parte de esa ambición tan tremenda de algunos artistas que se sentían obligados a asaltar al poder.
Un poder que siempre jugó en su contra. Lenin se sirvió de él y Stalin lo remató. Pero nunca se dio de baja del empeño (incluso naíf) de inventar un mundo mejor con el arte como piedra clave, como alimento. Maiakovski, del que se cumplen 120 años de su nacimiento el próximo mes de julio, encierra una épica de vida que remata directamente en la candidez. «Había en él algo de adolescente, una condición que estaba llena por igual de encanto y de peligro. Como todo lo adolescente, cuando se desplaza al mundo maduro, está lleno de posibles barbaridades», sostiene Bonilla .
Entre esas atrocidades está la de prestar servicio en una checa, redactar informes contra artistas convenciéndose a sí mismo de que eso era un acto poético más. Y en este sentido, Maiakovski es la encarnación de un fracaso, el de la revolución bolchevique: «Pero hay que definir primero qué entendemos por revolución. La rusa no es un punto de partida que acaba en Gorbachov, sino que fue un cambio de paradigma con los días contados. Es un cambio de paradigma donde la misma estructura de poder exige a quien manda que copie la estructura del régimen anterior: en vez de un zar, Lenin. En vez de los aristócratas, los nuevos burócratas... Maiakovski está en medio de todo eso como una bisagra y fue directamente utilizado», sostiene Bonilla.
Y en paralelo, los amoríos descompensados de Maiakovski, la relación triangular que vivió junto a Lily y su marido, el crítico Ósip Brik. «El trío o el adulterio es una actitud rusa más aceptada que en otros países europeos. Pero en este caso hay varios componentes lacerantes», apunta Bonilla. «Maiakovski no deja de sufrir a pesar de que considera que su forma de amar es un desacato a las convenciones burguesas... En verdad no lo supo llevar». Con las mujeres todo fue siempre torcido, aunque Lily le empujó a escribir algunos intensos poemas de amor.
«La esencia de lo poético para él era la incertidumbre, el inventarse la vida permanentemente», termina Bonilla.
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