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Imagen del Museo de la Fotografía de Berlín. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 13 de mayo de 2013. (RanchoNEWS).- Su nombre artístico era Olga Desmond, aunque se llamaba Olga Antonie Sellin, Creció en el barrio berlinés de Kreuzberg, donde se ganaba la vida como modelo de artistas y pintores hasta que viajó a Londres en 1907 para escenificar a Venus en una exposición plástica. Su vuelta a Berlín dio el precoz pistoletazo de salida a los locos años 20. Fundó la Asociación para la Cultura Ideal, que celebraba las denominadas 'Noches de la belleza', unas veladas prohibidas en las que los participantes posaban desnudos y con el cuerpo blanqueado, a imagen y semejanza de las esculturas clásicas. En estos años florecía también el arte de la fotografía y Desmond se convirtió en la perfecta musa de la instantánea. Así fue como dio comienzo el arte del desnudo en la fotografía. Una nota de Rosalía Sánchez para El Mundo:
Su aparición data de 1870, en la Estrasburgo asediada por el ejército Alemán. Allí surgen las primeras fotografías de desnudos tal y como consta en una exposición del Museo de la Fotografía de Berlín que estudia su proliferación en postales o tarjetas. Se trata del desnudo como objeto de la fotografía, no de fotografía erótica o perversiones fotografiadas, que también son relativamente frecuentes en esa época, y demuestra que arte y desnudo, unidos desde el principio de los siglos, viven una nueva etapa en su relación con la llegada de la fotografía, que permitió a los artistas, incluso aquellos sin formación académica ni dotes plásticas, plasmar con el mismo realismo o más ese encanto que también buscaban pintores y escultores.
En 1909, el espectáculo de la Desmond como bailarina desnuda, en el Berliner Wintergarten, fue todo un escándalo y su nombre se hizo tan famoso que se utilizaba en la promoción de perfumes y cosméticos, de manera que la fotografía de su desnudo se nutrió también del empujón de la publicidad. El género cobró cuerpo, nunca mejor dicho, y ya no abandonó la historia de la fotografía hasta nuestros días.
Esta muestra, titulada La verdad al desnudo y otras..., nos confirma que nuestros bisabuelos no eran nada mojigatos a la hora de experimentar con la imagen del desnudo y nos descubre un hecho sociológico: con la fotografía, el desnudo pasó a ocupar un lugar en el ámbito público, una nueva fase de conciencia cultural. En cuanto el desnudo se hizo presente en la fotografía, fue producido en masa y la censura no pudo hacer gran cosa.
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