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La periodista Silvia Lemus, junto a la imagen de Carlos Fuentes (1928-2012), durante el homenaje rendido al escritor en el Museo Rufino Tamayo Arte Contemporáneo. (Foto: Yazmín Ortega Cortés) (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 25 de mayo de 2013. (RanchoNEWS).- A un año del fallecimiento de Carlos Fuentes, ocurrido el 15 de mayo de 2012, la Academia Mexicana de la Lengua (AML) rindió un homenaje al escritor. Una nota de Ericka Montaño Garfias para La Jornada:
La institución hizo ese reconocimiento en una sesión solemne y pública en el auditorio del Museo Rufino Tamayo Arte Contemporáneo, acto al que asistió Silvia Lemus, viuda del autor de La muerte de Artemio Cruz.
El poeta Hugo Gutiérrez Vega, director del suplemento cultural La Jornada Semanal, así como los escritores Ignacio Padilla, Gonzalo Celorio y Jaime Labastida, director de la AML, quien fungió como moderador, recordaron al amigo, narrador, humanista, analista político; su vitalidad, lucidez, inteligencia y lo sorpresivo de su muerte.
Jaime Labastida, también direcor de Siglo XXI Editores, confirmó además que en unos meses se publicará el libro con la correspondencia entre Fuentes y Arnaldo Orfila, con notas de Ignacio Padilla. El plan editorial es que el volumen esté listo para la Feria Internacional del Libro de Guadalajara a fines de noviembre próximo.
Hombre renacentista
Al pensar en Carlos Fuentes (1928-2012), quien fue miembro honorario de la AML, «pienso en su inquietud social y política plasmada en ensayos, artículos y conferencias; pienso en su habilidad y carisma, tanto en la cátedra como en las charlas informales, sus viajes interminables, sus premios y su deseo inagotable de vivir», dijo Gutiérrez Vega, quien calificó al autor de Aura y Terra Nostra, como un hombre renacentista, con quien nos enamoramos del idioma y renovamos nuestro compromiso con la palabra.
Gutiérrez Vega narró las primeras experiencias con Fuentes, amigos desde 1964; mientras Ignacio Padilla habló de otro encuentro: el del escritor mexicano con Thomas Mann.
Carlos Fuentes falleció sin enfermedades, sin despedidas, lúcido, fecundo, jovial, vital. «Murió como había vivido a lo largo de su carrera literaria. Fue creciendo, madurando, aquilatando su escritura, se fue culminando su ambiciosa obra, pero tuvo la cortesía y el privilegio de no envejecer nunca», dijo Gonzalo Celorio, secretario de la AML.
Gracias a la obra de Fuentes, en la que algunos de sus libros precedieron el estallido de la literatura hispanoamericana y otros abrieron las puertas de la modernidad, «podemos viajar por el mundo sin presentar ningún pasaporte cultural identitario», subrayó Celorio. Añadió: sus libros, ejemplo y palabra seguirán por siempre, pero hemos perdido su opinión cotidiana.
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