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La nueva historia rinde homenaje a la mujer, al español y a lo latino. (Foto: Adrían Hernández)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2013. (RanchoNEWS).- La frontera y la migración latina en Estados Unidos son elementos centrales en Hot sur, la nueva novela de Laura Restrepo, pero también en su convicción literaria y periodística. La nueva historia de la escritora colombiana está entre fronteras, entre la fantasía y la realidad, entre el periodismo y la literatura, entre la ficción pura y la no ficción bien documentada. Una nota de Yanet Aguilar Sosa para El Universal:
Como todas sus historias, ésta tiene bases sólidas, se sustenta en una amplia investigación documental y periodística. «Si ésta es una novela de fronteras también la quería de frontera entre lo que es ficción y lo que no lo es, entre la realidad inmediata y la realidad inventada, entre la fantasía y la sociología, ¿dónde empieza la realidad y dónde termina?, ¿dónde empieza la ficción y dónde termina? Es un falso reportaje», confiesa la narradora.
Un poeta colombiano que escribió una reseña de esta novela, la definió como «periodismo de los sueños», a Laura Restrepo le gustó el terminó pues asegura que «Uno se lo inventa pero se lo inventa a manera de reportaje».
La periodista y escritora nacida en Bogotá en 1950, afirma de esta novela publicada por Planeta: «Es una no ficción ficticia; está escrita un poco a manera de reportaje porque el propio Ian Rose –el gran hilador de la historia– cumple el papel de investigador que recoge datos; el juego está en que es ficción».
Hot sur es ambiciosa, titánica, polifónica; un thriller trepidante, terrorífico y cargado de humor y fortaleza a pesar de la pesadilla que viven los migrantes latinos en Estados Unidos. Indaga en el idioma español como elemento de identidad, en la fuerza de las mujeres, hace una crítica feroz al mundo occidental capitalista; plantea el mundo de la literatura y de los escritores.
«Hice una novela sobre cómo se escribe, pero también de los escritores endiosados, trepados en un pedestal que tantos hay últimamente. Aquí quería que todos estuvieran bregando en escribir desde su propia experiencia», afirma la autora de Dulce compañía, La novia oscura, Delirio y Leopardo al sol, quien es considerada por la crítica una de las grandes voces de la literatura contemporánea en español.
El español como territorio
En esta nueva y ambiciosa novela, Laura Restrepo apela a muchas cosas para contar la historia de los latinos migrantes en Estados Unidos, pero sin que fuera un drama o historia lacrimógena; para ello hizo uso de su mirada de reportera y de referencias periodísticas. Al hablar del temple de las mujeres migrantes que como su protagonista, María Paz, viven todas las desgracias, incluso la cárcel, Restrepo recurrió a las madres somalíes que conoció cuando Médicos sin fronteras la llevó a hacer un reportaje de la gran migración en el Cuerno de África. «Mirando esas mujeres que cruzan con sus hijos, tienes una sola sensación: ‘van a llegar, no sé cuando ni a dónde; muchas se morirán en el camino y muchas enterrarán a sus hijos, pero van a llegar’», evoca.
Es el ingrediente que quería para María Paz, para Violeta su hermana y Bolivia su madre, el clan de mujeres que están en esa aventura de llegar y que nada las detiene; y sin saberlo, en su camino, van escribiendo su propia historia, una historia que rompe fronteras íntimas, geográficas y culturales.
Pero ante todo, el protagonista central de esta historia de mujeres entrañables es el idioma. «Son una serie de personajes que se han quedado sin territorio, dejaron atrás el suelo conocido y se han aventurado a un lugar donde no son nadie, el territorio no es propio y entonces su único territorio es el español que comparten; fue como hacer la historia de nuestro idioma, quería que tuviera ese papel de unificación, por eso en la cárcel de mujeres se arma la grande cuando les prohiben hablar en español, porque les están quitando su identidad, de lo que están hechas», agrega la periodista.
Y es que el español para las mujeres, e incluso para los hombres de Hot sur, y para la propia Restrepo, es herramienta de combate.
El detonante para contar esta historia le llegó en Tijuana cuando le contaron que un grupo de muchachos de un barrio popular tenían como deporte agarrar un balón de futbol y pasarse sin documentos la frontera, por alguno de los agujeros del muro, para echarse un partidito «por el sólo placer de hacer el burleteo de pasarse al otro lado».
Entonces pensó en la historia que es la de todos los latinos, que ella ha visto y vivido, anécdotas y crónicas de mucha gente; una historia que reivindica lo latino, el español y la mugre como elemento de rebeldía y resistencia.
«Reivindicar la mugre como señal de identidad; en la cárcel las despojan de todo, les quitan el nombre y les ponen un número, Mandra X –otra de las mujeres presas– construye todo un credo de rebeldía a partir de su propia mugre y la capacidad de lastimarse a sí mismas.» Restrepo tomó la consigna de los anarquistas españoles: «mi hambre es mía, me atrinchero en mi hambre» para hacer esta enorme novela que escribió «para sacarse el clavo de tanta cosa con las que nos vienen jorobando desde hace tanto tiempo».
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