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El escritor y sacerdote nicaragüense celebra los cambios en el Vaticano y lamenta la perpetuación de los Ortega en el poder de su país. (Foto: José Ayma)
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iudad Juárez, Chihuahua. 26 de junio de 2014. (RanchoNEWS).- Sigue luciendo la característica boina negra que contrasta con sus blanquísimas cabellera y barba. A sus 89 años le falla el oído y se apoya en un bastón. Dicen que no podrá hablar más de 20 minutos porque se fatiga con rapidez y tiene por delante la ceremonia de entrega en Berlín del Premio de la paz Theodor Wanner. María Laura Araóz lo entrevista para Dpa:
Pero cuando se trata de hablar de sus convicciones, al poeta y teólogo nicaragüense Ernesto Cardenal le brillan los ojos.
En una charla con dpa y la emisora Deutsche Welle en el Allianz Forum junto a la emblemática Puerta de Brandeburgo de la capital alemana, el teólogo, amonestado por el Vaticano por abrazar la revolución, celebró la llegada a Roma del papa Francisco y volvió a arremeter contra el Gobierno de quien fuera su aliado, el presidente de Nicaragua e histórico líder sandinista Daniel Ortega.
Tenemos un nuevo papa latinoamericano, el papa Francisco, cuyos postulados parece que son más cercanos a lo que podría ser la teología de la liberación. ¿Cree que el papa Francisco va a suponer un cambio en la iglesia?
Ya ahorita hubo un gran cambio, un milagro, porque nadie pensaba eso, que llegara un papa distinto de los dos anteriores. Estos dos papas escogían a los sacerdotes más conservadores y más reaccionarios para obispos, y después a estos obispos para hacerlos cardenales de manera de que no se podía pensar que fuera a resultar uno de estos papas un revolucionario y éste ha cambiado todo en el Vaticano. En primer lugar [Francisco] no acepta vivir como un papa, está en un hotelito. No ha aceptado el palacio pontificio con las 14 habitaciones que tiene (...) Y no ha aceptado el papamóvil. Éste es un papa que habla por teléfono personalmente. No vive como papa. Ha renunciado a vivir como papa. Todo eso es un gran cambio en el Vaticano que nadie podía prever. Semejante a Juan Pablo I que pensó dejar el Vaticano para irse a vivir a un barrio obrero cuando parece que lo mataron, ¿no? Me parece que está cambiando a toda la iglesia, nos está cambiando a todos, también a mí. Creo que nos está dando una lección a todos. También me la ha dado a mí. Él vino a la elección de papa pagando su boleto de clase económica. Para mí ha sido una lección, porque yo a mi edad no hago un viaje en clase económica de América a Europa por prescripción médica. Tengo que venir en clase ejecutiva, de manera que puedo decir que me está dando una lección también a mí.
Usted calificó de «monstruosidad» la santificación de Juan Pablo II por haber protegido a curas acusados de pedofilia. ¿Qué puede hacer ahora el papa Francisco respecto a estos casos de pedofilia en la Iglesia?
Yo no dije que fuera monstruoso el papa. Yo dije que había sido un monstruo, según habían dicho los medios de comunicación, este Maciel, este sacerdote mexicano. Yo dije que la canonización de un papa que había protegido a este hombre me parecía monstruoso también. Francisco podrá cambiar unas cosas y otras no. Lo que hicieron los otros papas tal vez no lo pueda cambiar, pero está cambiando lo que puede cambiar, lo está haciendo.
Usted ha sido una figura referencial para muchas generaciones de latinoamericanos por su calidad literaria pero también por su compromiso social. ¿Cuál es su mensaje a los jóvenes latinoamericanos de hoy?
Yo no tengo ningún mensaje. A Jorge Luis Borges le preguntaron también cuál era su mensaje y dijo 'yo no soy mensajero'. Mi mensaje es el del Evangelio, mi mensaje es ése, el mensaje de Jesús de Nazaret, que es el de este papa: que los últimos serán los primeros. Ésa es una revolución, una gran revolución de la humanidad. Desde hace 100.000 años, cuando empezó la civilización, ha habido injusticia y desigualdad. Esto estaba cambiando con el mensaje de los profetas que retomó Jesús de Nazaret y que lo retomó también San Francisco de Asís y ahora el papa Francisco, de poner las cosas al revés.
Usted calificó de dictadura al actual gobierno de Nicaragua. Después de siete años de gestión, ¿qué elementos positivos y qué elementos negativos ve?
Nada de positivo, es una dictadura de Daniel Ortega, de su mujer y de sus hijos, enriqueciéndose escandalosamente también ellos. Si hay algo positivo, puede haber, pero a mí me cuesta verlo. Yo creo que peor cosa no puedo decir. Además yo tengo que volver a Nicaragua.
¿Sigue activo en la política?
No participo más en la política partidaria porque es una dictadura. Denunciar es lo único que puedo hacer, si es que para algo sirve.
¿Qué es lo que lo mueve en su labor?
Me mueve más que la fe la esperanza y más que la esperanza el amor, las tres virtudes teologales. La fe es lo de menos. Me parece lo mismo ser ateo o creer en Dios, más importante es la esperanza y también el amor. Yo todavía intento seguir teniendo amor.
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