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Escena del montaje a cargo de la agrupación Conejillo de Indias, cuya temporada terminará el 20 de julio en el Foro de las Artes del Cenart, ubicado en avenida Río Churubusco, esquina calzada de Tlalpan, colonia Country Club. (Foto: Elsa Medina)
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iudad Juárez, Chihuahua. 9 de julio de 2014. (RanchoNEWS).- Escenas surrealistas alrededor de las problemáticas femeninas en el amor y la sexualidad es lo que propone la dramaturga Gabriela Ochoa en la obra Sin paracaídas, que se presenta en el Foro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart). Una nota de Fabiola Palapa Quijas para La Jornada:
También dirigida por Ochoa, la obra, a cargo de la compañía Conejillo de Indias, explora los estereotipos masculinos en una relación de pareja. Los personajes femeninos, interpretados por Gabriela Betancourt, Pilar Cerecero y Romina Coccio, revelan que esos patrones no encajan con nuestra realidad.
«Todos los personajes son mujeres y desde esta visión femenina abordo el tema del desamor; cada personaje tiene una función, por ejemplo está la mujer reptil, que es agresiva, mientras que la azafata es más condescendiente, y la terapeuta es mordaz, incisiva, se guía por la ciencia, pero al final nos damos cuenta que no es así», explica la dramaturga.
Limbo y realidades
Gabriela Ochoa aclara que no es una pieza feminista ni trata de enseñar algo, simplemente expone una serie de situaciones sobre la vida de tres mujeres. «Que cada espectador se quede con lo que mejor le parezca, eso me gusta del teatro simbólico, donde hay varias lecturas».
El público verá a una mujer que se sumerge en una tina de baño y tendrá que decidir si sale o se deja arrastrar por el dolor. En ese espacio-tiempo transcurre la obra y la realidad se trastoca. El resultado será un viaje interno del personaje.
«Me interesa reflexionar sobre los estereotipos ante la tendencia tan fuerte en los medios masivos que venden la idea de cómo deben ser la mujer y el hombre. Hay estructuras muy antiguas en torno a la relación de pareja que cada vez encajan menos en nuestra sociedad, donde la mujer también ha tomado otro papel mucho más activo.
«Sin embargo, de manera inevitable la mayoría de las mujeres seguimos con este chip de pensar que un día llegará un hombre que nos rescate, y a los hombres también se les dice que deben ser proveedores. La obra habla de estas cuestiones sociales mal entendidas. Aquí las exponemos desde el sentido del humor, exageramos completamente los estereotipos».
En el escenario conviven los universos de las protagonistas: el baño de una casa, la cabina de un avión y el consultorio de una terapeuta, que a su vez representa una especie de limbo en el que confluyen los personajes y sus realidades.
En la trama hay un cuarto personaje, el llorón, que es interpretado por Carlos Valencia. Se trata de un hombre sensible, el antihéroe, un guardián. «Este personaje es opuesto a lo que se espera de un hombre estereotipado, pero juega a disfrazarse de Fisher, un piloto de avión del que todas terminan enamoradas», indica la dramaturga.
Ironía y humor negro
Sin paracaídas es un viaje emocional donde el surrealismo es el medio que permite jugar con los opuestos amor-muerte, desencanto-ilusión, mediante un montaje cargado de ironía y humor negro.
La obra, que se estrenó en 2013 en la ciudad de México, se tradujo al inglés y se presentó como lectura en el Lark Play Development Center, de Nueva York, como parte del programa de Residencias Artísticas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
La compañía Conejillo de Indias escenifica Sin paracaídas, jueves y viernes a las 20 horas, así como los sábados a las 19 horas y los domingos a las 18 horas en el Foro de las Artes del Cenart (Río Churubusco 79, esquina Calzada de Tlalpan, colonia Country Club, cerca de la estación General Anaya del Metro). La temporada terminará el 20 de julio.
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