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lunes, agosto 11, 2014

Libros / España: «Quaresma, descifrador» de Fernando Pessoa

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Ilustración: Luis Parejo

C iudad Juárez, Chihuahua. 9 de agosto de 2014. (RanchoNEWS).- «Uno de los pocos divertimentos intelectuales que persisten en lo que aún le queda de intelectual a la Humanidad es la lectura de novelas policíacas», escribió Fernando Pessoa en un texto de reflexión personal. Para el autor de Libro del desasosiego, recordado a menudo como un genio atormentado, la felicidad se podía resumir en un libro de Conan Doyle o Arthur Morrison, un cigarrillo y una taza de café. Su afición por el género negro comenzó con las lecturas de su adolescencia, transcurrida en Sudáfrica, donde también escribió sus primeros relatos en lengua inglesa. Ya instalado en Lisboa adquirió cientos de novelas policíacas y fue socio del Albatross Crime Club, un grupo británico de lectores aficionados que le garantizaba el acceso a las últimas novedades. Una nota de Eugenia Coppel para El Mundo:

El gran poeta luso quiso darle un lugar especial al que muchos críticos habían considerado un género menor, y lo hizo como mejor sabía. El próximo 3 de septiembre, la editorial Acantilado publica un conjunto de novelas policíacas -en su mayoría inéditas- bajo el título Quaresma, descifrador. Una voz negra que se suma al ya polifónico universo pessoano.

Otros dos personajes son necesarios para contar esta historia. El primero -ficticio- es el detective Abílio Quaresma, protagonista e hilo conductor de los 12 relatos que integran el volumen. Una especie de Sherlock Holmes de Lisboa. Se trata de un hombre maduro y soltero, soñador y alcohólico. «Médico sin clínica, espectador de la vida y descifrador de enigmas», según la descripción que hace el detective de sí mismo. Pessoa lo presenta en el prefacio como si se tratase de un viejo amigo que ha muerto sin obtener el reconocimiento que merecía. Y advierte que su motivación al escribir estos relatos es transmitir al público algunos de los casos criminales que Quaresma logró resolver gracias a su peculiar razonamiento.

El segundo personaje -real, éste sí- es Ana María Freitas (Lisboa, 1948). La investigadora del Instituto de Estudos Sobre O Modernismo, de la Universidade Nova de Lisboa, ha hecho visible la faceta policíaca de Pessoa gracias a un minucioso trabajo de edición. El creador de los heterónimos Ricardo Reis, Alberto Caeiro y Álvaro de Campos dejó más de 30.000 documentos archivados, producto de una vida consagrada a la escritura. Desde 1900 y hasta su muerte en 1935, Pessoa fue depositando los textos más heterodoxos en varios baúles que hoy permanecen en la Biblioteca Nacional de Portugal.

Para reunir por primera vez sus novelas policíacas, Freitas se guió por los distintos esquemas que también dejó Pessoa en su legado escrito y que se incluyen en el libro en forma de anexos. «Fue necesario rehacer el camino que siguió la imaginación de su autor», explica la editora en la introducción, pues aunque Pessoa ya tenía previsto publicarlas bajo el título Quaresma, descifrador, su escritura se prolongó varias décadas y nunca pudo concretar el proyecto. «No puedo evitar que en mis pensamientos exista un odio hacia las cosas acabadas», escribió el poeta en sus textos autobiográficos. «Sobre una misma cosa surgen 10.000 pensamientos y 10.000 interrelaciones entre esos pensamientos».

El presente volumen -que en Portugal vio la luz en 2008 y que ha sido traducido al español por Roser Vilagrassa- contiene numerosas observaciones y notas al pie, propias de una obra reconstruida a partir de textos mecanografiados y manuscritos. El de Freitas, como el de otros investigadores que se han dedicado a editar a Pessoa, consiste en un trabajo casi detectivesco.

«Es un intento por rastrear la creación y el orden de la creación», señala a EL MUNDO Jerónimo Pizarro, un especialista en el escritor portugués que el año anterior hizo un trabajo similar con Escritos sobre genio y locura, también publicado en el catálogo de Acantilado. «Ningún problema tiene solución», escribió Pessoa en Libro del desasosiego. Y de la misma forma, ninguno de sus textos tiene una organización definitiva, argumenta el investigador colombiano: «La suerte con Quaresma... es que al tratarse de novelas policíacas debe existir un planteamiento del caso, un desarrollo y un desenlace. Pero la tarea de organizar esos escritos fragmentados no deja de ser muy compleja. El editor detective debe mirar con lupa todas las propuestas y elegir la mejor».

Casi 80 años después de su muerte, el enigmático poeta hace una entrada inesperada al género negro. «No son novelas de acción como en la ficción policíaca clásica», explica Pizarro. «Quaresma es un detective mucho más inmóvil: un amante de la filosofía, de la ciencia médica y de Shakespeare que se sirve de sus lecturas para analizar el carácter de las personas y resolver los crímenes».

Las líneas de investigación sobre el universo pessoano se multiplican como los pensamientos en la cabeza del escritor. «Hemos pasado de conocer la poesía -que Ángel Crespo empezó a traducir en España en los años 40- a conocer la prosa. Ahora comenzamos con la ficción y queda pendiente el teatro», argumenta Pizarro. El investigador, quien va y viene entre Bogotá y Lisboa, considera que estamos ante un segundo boom editorial del poeta. El primero sucedió entre 1985 y 1988, cuando se conmemoraron los 50 años de su nacimiento y los 100 de su muerte, respectivamente. El segundo comenzó a partir de 2006, en el momento en que su obra pasó a ser del dominio público y cualquier editorial puede publicarla. Por eso y por su vasto archivo, no sorprende que el autor firme a través de sus editores un promedio de cuatro libros inéditos al año. Todo indica que queda Pessoa para rato.



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