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El escritor en su juventud. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de agosto de 2014. (RanchoNEWS).- Se cumplen cien años del nacimiento de Julio Cortázar (como el escritor le dijo a Soler Serrano, la Primera Guerra Mundial dio a luz y el resultado fue «uno de los hombres más pacifistas del planeta») y El Cultural ha querido recuperar su obra, su presencia allá donde –creemos– estará mejor guardada.
Esto es, en la memoria de quien lo leyó. Así que hemos pedido a Fernando Aramburu, Leila Guerriero, Rodrigo Fresán, Manuel Vilas, Selva Almada y Richard Parra que recuerden para los lectores cómo fue su primera vez con Cortázar, y que lo valoren ahora, a unos cuantos años vista. Para todos, dicen, fue importante, pero muchos reconocen ver su literatura, hoy, de un modo distinto. Unos admiten su influencia, y su honda huella en lo que vino después. Otros dicen no revisitarlo, por si acaso. A otros, simplemente, les gusta: les hizo feliz, y en eso siguen, escribe Alberto Gordo.
Fernando Aramburu
Leí a Julio Cortázar a edad temprana. El fervor que me despertaron sus cuentos no ha decaído. Hay un Cortázar oral, del que quedan unas cuantas muestras en internet, que sigue causándome admiración. No he cesado de sentir simpatía por esas cosas tan suyas como el jazz, el metro de París, el inesperado hecho fantástico en medio de las horas cotidianas. Con todas mis fuerzas he intentado que me gustasen sus novelas. Descontando algunos tramos sueltos de Rayuela, nunca lo conseguí y me temo que ya no tengo fuerzas para nuevas tentativas.
Leila Guerriero
Cortázar formó parte de mis primeras lecturas, me influenció muchísimo a lo largo de toda la adolescencia (en la escritura, en la manera de ver el mundo), y fue una inmensa guía de lectura para descubrir a otros autores. En mi casa había varios libros suyos –recuerdo El Perseguidor, Rayuela– pero yo debo haber empezado por los cuentos de Octaedro o Bestiario. Llegué a Rayuela bien entrada la adolescencia, cuando el virus Cortázar ya me había infectado en torrente y me gustaban incluso los libros que no le gustaban a nadie, como Los premios o El libro de Manuel. Si tuviera que elegir de todo eso una sola cosa, elegiría el cuento Las babas del diablo. ¿Por qué? Por infinitos motivos personales, impublicables, y porque aunque –muy injustamente– Cortázar es el autor que menos he releído de todos los autores que me gustan, nada volvió a ser igual después de leer aquel final que decía «largo rato se ve llover sobre la imagen, como un llanto al revés, y poco a poco el cuadro se aclara, quizá el sol, y otra vez entran las nubes, de a dos, de a tres. Y las palomas, a veces, y uno que otro gorrión», en años en los que yo no sabía que un cuento podía terminar así.
Rodrigo Fresán
Mi descubrimiento de Cortázar fue, digamos, lateral. Yo tenía 6 o 7 años y mi padre, Juan Fresán, trabajaba con Cortázar en aquella versión de Casa Tomada que hicieron juntos. Luego lo leí, claro, y mucho. Pero siempre recordaba a aquel hombre que trabajaba con mi padre. Su obra ha llegado a ser muy importante para mí. Manejaba muy bien el relato fantástico. Confieso que no he leído Rayuela: no logro pasar de la primera página. No es rechazo lo que me provoca, sino una especie de temor a la obra. En cierto modo es algo muy cortazariano. Pero me gustan mucho otras de sus obras. Los astronautas de la cosmopista, por ejemplo, que anticipa absolutamente todo esto de los blogs. O, entre las novelas, Los premios, que es divertídisima. El otro día releía Diario de un cuento, que es fantástico. En cuanto a su vigencia... existe una tendencia a catalogarlo como un escritor para jóvenes o adolescentes. Yo no lo creo. Borges hablaba muy mal de él (lo hace en el libro de Bioy, y habría que ver lo que decía Borges de Bioy cuando Bioy no estaba). Pero, en fin, Cortázar era un escritor muy atractivo, un hombre con una gran personalidad que tenía además esos misterios tan seductores, eso de que no envejecía, del escritor sin patria...
Manuel Vilas
He sido lector de Julio Cortázar desde adolescente. Me gustó y me deslumbró mucho Rayuela, cuando la leí de joven, con veinte años. Temo volverla a leer, a veces uno se lleva sorpresas con las relecturas. Pero si tuviera que elegir una obra de Cortázar me quedaría con el relato titulado El perseguidor, me parece una pequeña obra maestra. En general, me gustan sus cuentos; y me gustan mucho sus traducciones de Poe. A veces se olvida que Cortázar fue un excelente traductor. Me atrae también su iconografía: que fuera un hombre alto y atractivo, muy parisino, con una barba original de toque marinero. No sabía que había muerto de Sida. No sé por qué se oculta ese hecho biográfico.
Selva Almada
Empecé a leer a Cortázar a los 18 años, más o menos, por un novio que era fanático suyo. Entonces leí Rayuela que fue, por algunos años, mi libro de cabecera. Al tiempo quise releerlo y no pude, no pude volver a entrarle nunca más. Pero me siguen gustando sus cuentos. Creo que Bestiario es el libro de cuentos perfecto: no sobra ni falta nada, todos los cuentos comparten ese extrañamiento tan peculiar. El Cortázar novelista por ahí no ha resistido el paso del tiempo, pero es sin dudas uno de los mejores cuentistas latinoamericanos. Y como aspirante a escritora, allá en mi juventud, y al contrario de lo que puede producir la figura de Borges, que paraliza a un aspirante a escritor, Cortázar aparecía en mi horizonte como el tío piola que permite, que estimula, que acompaña.
Richard Parra
A Cortázar lo leí por primera vez en su traducción y prólogo de las obras de Poe. Es una pieza narrativo crítica iniciadora para mí. Y, aunque se habla mucho de un Cortázar para jóvenes, y sí creo que entre ellos se lee mucho, yo lo veo más como un autor para escritores incluso. Su reflexión sobre el lenguaje, su libertad formal, su espíritu de ruptura, su meditación sobre la experiencia creadora, su compromiso político, su crítica del realismo. Pero Cortázar no es un formalista, no es puro juego verbal, como se lo ve cuando se lo despolitiza. Él también habla de la experiencia humana en situaciones extremas, de la soledad del hombre en las sociedades postindustriales, de lo tanático y de lo autodestructivo como temas definitoriamente asociados a la creación artística; y todo eso, por ejemplo, es lo que me hace volver con frecuencia a El perseguidor, mi obra favorita.
Bibliografía. Ediciones y reediciones en el centenario del escritor
-Bestiario. Julio Cortázar. Alfaguara, 2014
-Todos los fuegos el fuego. Julio Cortázar. Alfaguara, 2014.
-Julio Cortazar y Cris. Ediciones Cálamo, 2014
-Clases de Literatura. Julio Cortázar. Alfaguara, 2014.
-Rayuela. 50 edición conmemorativa. Alfaguara, 2013.
-Julio Cortázar. Una biografía revisada. Miguel Herráez. Editorial Alrevés, 2011.
-Cortázar, de la A a la Z. Julio Cortázar. Alfaguara, 2013.
-Historias de cronopios y famas. Julio Cortázar. Alfaguara, 2012.
-Cartas a Jonquières. Julio Cortázar. Alfaguara, 2010.
-Cartas (1937-54), (1955-64), (1965-68). Julio Cortázar. Edición de A. Bernárdez y C. Álvarez Garriga. Alfaguara, 2012.
-Salvo el crepúsculo. Poemas. Julio Cortázar. Alfaguara, 2009.
-Papeles inesperados. Julio Cortázar. Alfaguara, 2009.
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