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Adrián Vázquez en Algo de un tal Shakespeare. (Foto: González y Rodrigo Triana)
C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de julio de 2015. (RanchoNEWS).- La propuesta de Adrián Vázquez surgió en México el año pasado a propuesta del Instituto Nacional de Bellas Artes para hacer un espectáculo dirigido a un público joven y que estuviera compuesto por una dramaturgia original, ágil y, sobre todo, divertida. «Al inicio sólo sabíamos que había una mesa de cocina como elemento escenográfico y que había una guerra», explica Vázquez a Javier López Rejas de El Cultural.
Construyeron la historia a partir del escenario y no de la escritura. Poco a poco, la necesidad de hablar de la guerra y de la violencia les fue llevando a Shakespeare: «Una vez establecido el tema teníamos que tomar la decisión de qué Shakespeare hablar. Después de una ardua investigación nos pusimos el reto de contar Romeo y Julieta, Macbeth y Titus Andronicus en una hora, con tres convenciones teatrales distintas y utilizando sólo los elementos que se pueden encontrar en una cocina». Poco a poco, ensayo tras ensayo, fue surgiendo Algo de un tal Shakespeare, que se estrenó en septiembre de 2014 en la Sala Xavier Villaurrutia, dentro del Primer Festival Internacional de Teatro para niños y jóvenes de México D. F.
La idea principal, la que provocó todo, era crear un divertimento para los actores, un juego escénico donde «hicieran» la guerra y fuera tan disfrutable verlo como hacerlo: «Nuestra manera de trabajar es una suerte de prueba-error-prueba-acierto- prueba… Proponemos escenas e ideas y por medio de improvisaciones vamos llegando a un lenguaje en común, descubriendo la convención escénica a tratar de acuerdo con su poética».
Dentro de este proceso de gestación, primero se contó con la actriz Sara Pinet. Con ella surgieron las primeras escenas. Después se vio la necesidad de invitar a un viejo colaborador de la compañía como asistente, Álvaro «Cuco» Zúñiga. Finalmente, fue Rafael Balderas quien llegó para poner música y ejercer de asistente de producción.
De Romeo y Julieta se explora el lenguaje escénico de teatro de objetos. Las verduras de una cocina se transforman en los personajes de la más grande historia de amor de todos los tiempos. Podemos ver cómo las frutas y verduras se convierten y dan vida a los diferentes miembros de las familias Montesco y Capuleto. En Macbeth asistimos a la tragedia de la imaginación, del horror de su propia imaginación o de la imaginación de su propio horror. El lenguaje escénico del cuentacuentos es intervenido aquí a dos voces que se alternan y que a la vez generan metáforas con el fuego como elemento escénico. Por su parte, en Titus Andronicus los actores transfiguran su cuerpo para representar esta sangrienta tragedia y para crear, sobre una mesa de trabajo metálica, la guerra y el horror.
La irreverencia es uno de los sellos de la dramaturgia de Adrián Vázquez y de las puestas en escena de Los Tristes Tigres. «Sintetizar a Shakespeare es ya una irreverencia y llevarlo a un lenguaje coloquial lo es aún más», reconoce el director. «Desde la escena, los actores son una especie de atletas marciales que, con coraje y fortaleza, nos cuentan las obras como si la vida les fuera en ello».
La vigencia de Shakespeare y de su discurso fue una de las chispas que encendieron este montaje. «Creo que en la época en la que nos toca vivir, en el mundo, pero principalmente en mi país, México, Shakespeare tiene una vigencia asombrosa». El odio, la venganza, la sangre por la sangre, los excesos del poder, sus abusos y ambiciones es, para Vázquez, la triste rutina actual de nuestras vidas: «En México tenemos un gobierno que no nos merecemos. La corrupción es descarada y está avalada legalmente en todos los niveles, desde el presidente de la República hasta un policía de calle. Pienso que la diferencia de los personajes de Shakespeare con los personajes de nuestra vida política estriba en que mientras él concibió sus creaciones como seres honorables a los que les ocurren estas tragedias, nuestra clase política carece de cualquier sentido de honorabilidad, y el resultado de sus acciones en búsqueda del poder desmedido rayan más en la farsa y la ridiculez que en la tragedia».
«Nuestra realidad -puntualiza Vázquez- nos hace estar en medio de pueblos que se levantan contra otros pueblos, de sangre y violencia en las calles, en las escuelas, de gobiernos cobijados en la impunidad... El ensayista Harold Bloom concibe a Shakespeare como inventor de lo humano, de lo que nos conforma como seres humanos. Si él pudiera ver el México actual creo que vería con horror cómo sus propuestas más violentas y terroríficas parecen un cuento de niños».
La recepción de la propuesta de Los Tristes Tigres en Almagro es una incógnita. Han dado un paso más allá con respecto a las interpretaciones que se han hecho de Shakespeare y con dos elementos nuevos: México y la vanguardia. «No sabemos si los puristas del isabelino verán con buenos ojos nuestra versión, pero confiamos en poder contagiar de nuestro humor y discurso al público español».
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