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Portada del libro. (Seix Barral)
M éxico, 3 de mayo 2007.-( Jesús Alejo/Milenio).-En la más reciente novela de Juan Manuel de Prada, El séptimo velo (Seix Barral, 2007), aparecen como trasfondo la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial, pero transformados en el escenario de personajes que se han olvidado ante los problemas de las grandes masas y los ejércitos.
Los libros que cuentan aquel pasaje hablan de lo general, pero la vida cotidiana, los sufrimientos y las inquietudes de la gente no son hechos sobre los que se pudiera obtener información directa.
«No hay acontecimiento histórico con más bibliografía, sin embargo no es demasiado fiable, está muy connotada ideológicamente. Por ejemplo, sobre la ocupación de Francia la bibliografía está muy confusa, hay mucha tergiversación y mucha mitificación. En esos años ocurren circunstancias que han marcado el desarrollo de la historia del siglo XX, pero con frecuencia tenemos una visión mitificada de lo que ocurrió en esos años […] Sin embargo, el libro no trata de ser una novela ideológica o histórica, trata de ser una novela de personajes, de quienes siempre son las víctimas».
Juan Manuel de Prada (Baracaldo, España, 1970) tardó tres años en la escritura de El séptimo velo —con la cual obtuvo el Premio Biblioteca Breve 2007—, donde la memoria se convierte en medular de la historia, y aun cuando en algún momento del relato escriba que «el olvido puede ser benéfico», el escritor está convencido de que eso sólo es recomendable si el acontecimiento traumático está demasiado próximo y las heridas aún están abiertas.
«Hay que afrontar el pasado, es necesario hacerlo: los pueblos que olvidan su historia están condenados. El problema es cómo miramos el pasado. Hoy en día prevalece una mirada excesivamente ideológica, las personas se sitúan en una atalaya, la torre de su ideología, y desde ahí contemplan el panorama, siempre con el convencimiento de que los suyos son los buenos y los otros son los malos».
Una de las principales apuestas del escritor en el volumen consiste en ejercitar esa memoria desde la convicción de que en los seres humanos conviven nobleza y vileza, muy difícil de separarlas. Se trata de hacer un «ejercicio de la memoria piadoso, para que no se convierta en levadura del rencor».
En la novela se narra la historia de Jules, a quien tras la muerte de su madre le confiesan un secreto que lo lleva a investigar la identidad de su verdadero padre, miembro de la resistencia francesa que sufre de amnesia.
«Para saber quiénes somos debemos saber quiénes hemos sido. Uno de los problemas del hombre contemporáneo, de su desconcierto, es que no puede explicarse a sí mismo porque no sabe de dónde procede, cuáles son los valores, las ideologías o la genealogía de su tiempo».
Encuentros y desencuentros, desgracias personales y tragedias, amor y traición se conjugan en El séptimo velo, donde los principales personajes han sufrido mucho, sin embargo viven y, sobre todo, tratan de dar vida a la gente que las rodea.
El protagonista, Jules, también es un hombre que no está adscrito a ideología alguna, sólo siente la obligación de combatir a los alemanes durante la Segunda Guerra y termina siendo víctima de esas ideologías: «son individuos triturados por la máquina de las ideologías».
«La amnesia de Jules es la amnesia de nuestro tiempo, la de quienes se han desconectado con el pasado o se conforman con una visión mitificada. A Jules todo el mundo le dice que es un héroe, pudo haberse quedado con esa versión y disfrutar de su heroísmo, pero en determinado momento siente la necesidad de saber quién fue. Sin duda alguna, la amnesia, aparte de un motor de la intriga en el libro, es también una metáfora de lo que ocurre en nuestro tiempo», concluye De Prada.
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