Rancho Las Voces: "Closer": La metáfora de Nichols
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miércoles, enero 26, 2005

"Closer": La metáfora de Nichols


Escena de la película

Javier Betancourt

Proceso

Como director de una película "se pueden controlar casi todos sus aspectos, pero de lo que nunca se llega a tener control durante la realización es la metáfora que implica la película misma", confiesa Mike Nichols en una entrevista llevada a cabo por Gavin Smith con motivo del homenaje del Lincoln Center de Nueva York al director de El graduado.

Desde antes de iniciarse como cineasta, el ahora veterano Nichols (Alemania, 1931) actúo y dirigió teatro; su última cinta, Closer: llevados por el deseo (Closer; EU, 2004), está basada en una obra de teatro adaptada por el autor mismo, Patrick Marber. El prestigio de Closer (más cercano), el tema del engaño, la pasión y el abandono, la hacían idónea para el director de ¿Quién le teme a Virginia Wolf (1966); la obra se estrenó en Londres en 1997 ganando el premio Laurence Olivier de la BBC y el del Círculo de Críticos de Londres; su temporada en Broadway le valió el premio de la crítica de Nueva York y hasta ahora ha sido traducida a 30 lenguas. Tomando en cuenta la actual carencia de buenos guiones en Hollywood, Closer tardó en llegar a la pantalla.

Dan (Jude Law) trabaja en un diario redactando obituarios, la novela que escribe contando de manera explícita su romance e intimidades con Alice (Natalie Portman) no le brinda ningún éxito, apenas le permite conocer a Anna (Julia Roberts), una fotógrafa de modas con la que inicia una relación, complicada ésta, a su vez, por la aparición de Larry, un médico dermatólogo al que Dan se liga en un chat cibernético haciéndose pasar por Anna.

Nichols, que sabe donde colocar la cámara (cuántas veces no han sido citadas y robadas las tomas de El graduado, por ejemplo), conserva la teatralidad de este drama de cuatro personajes enredados en sus propios juegos de verdades y mentiras, trampas y traiciones. Con exactitud geométrica, la cámara organiza la ronda de relaciones, la combinación de parejas funciona como código de entradas y salidas a escena. Notable la composición, armada únicamente con los ángulos de las tomas, durante la exposición fotográfica de Anna, único momento en el que se reúnen todos los personajes.

Los saltos temporales y espaciales, economía necesaria de recursos dramáticos en una historia que ocurre a lo largo de varios años en escenarios muy variados (la calle, el departamento de Dan, el estudio de Anna, el consultorio de Larry), imponen elipsis y cortes que marcan un ritmo tan ágil como los diálogos de Patrick Marber, crudos e ingeniosos. Una de las múltiples peripecias ocurre de hecho en el lobby de un teatro donde se presenta Cosí fan tutte, la ópera de Mozart, divertimento de cambios de parejas y dobles infidelidades.

Por el contenido sexual explícito de sus diálogos, Closer es casi una cinta porno. Estos diálogos usados como arma para masacrar al adversario, recuerdan a los del cineasta Neil Labute (En compañía de los hombres) o a Las relaciones peligrosas en su versión dramatizada; resoplan el mismo aliento que el Psicópata americano de B.E. Ellis, la disociación entre los sentimientos y la mente de una clase, representante de las dos décadas pasadas, siempre aguda pero nunca profunda.

¿Pero dónde se sitúa la metáfora que, según Nichols, escapa al control del director? La tentación sería situarla dentro de la misma fórmula de Ansia de amar (Carnal Knowledge, 1971) y ¿Quién teme a Virginia Wolf?, dos de sus cintas más famosas acerca de hombres que asumen el control sobre mujeres poseídas por demonios masculinos, según Nichols. En Closer sólo vemos juegos sin exorcismos, como en el acuario donde tiene lugar el encuentro manipulado por Dan. Una bonita pecera con personajes y actores glamorosos.
Posted by Hello