Rancho Las Voces: Tras cinco lustros, recuperado el trabajo cultural de Horcasitas
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lunes, enero 10, 2005

Tras cinco lustros, recuperado el trabajo cultural de Horcasitas


Poeta Nahuatl


osé Nava
Lunes, 10 de enero de 2005
María Sten edita el segundo tomo del teatro náhuatl.

Cierto día, mientras hablaba con la embajadora de Polonia en México, María Sten supo que en la Universidad de Tulane, Estados Unidos, había 22 cajas que contenían materiales inéditos del antropólogo e historiador mexicano Fernando Horcasitas.
Con esa primera pista, María Sten se puso a trabajar. Así inició una "labor casi detectives- ca" que concluyó en la publicación de Teatro náhuatl II / Selección y estudio crítico de los materiales inéditos de Fernando Horcasitas (UNAM).
Luego de la muerte de Fernando Horcasitas, en 1980, durante casi dos décadas no se supo qué había sucedido con esos materiales. Tampoco dónde estaban. La pista la proporcionó la investigadora Joanna Kosinska-Fry- bes, quien en un artículo señalaba que todo el archivo de Horcasitas se encontraba en el Fondo Reservado de la Biblioteca Latinoamericana de la Universidad de Tulane.
Tras este dato, un equipo conformado por María Sten, Óscar Armando García, Alejandro Ortiz Bullé-Goyri, Germán Viveros y Ricardo García-Ar- teaga se dio a la tarea de poner en orden y traducir el legado de Fernando Horcasitas, con el fin de estudiarlo y editarlo.
-En México se sabe del teatro griego y del teatro español pero muy poco o nada del teatro náhuatl, doctora Sten.
-Yo sé -responde- que aquí se sabe muy poco del teatro y la literatura náhuatl. El autor, Fernando Horcasitas, es un conocido antropólogo que murió hace 25 años. Se dedicó mucho al teatro náhuatl. Buscó los materiales y los tradujo al español. Por ese motivo la edición que ahora publicamos es bilingüe.
-Según explica usted en la presentación de Teatro náhuatl II, no fue sencillo dar con los materiales que dejó Horcasitas.
-Hice una labor casi detectivesca para encontrar estos materiales. Tuve la primera pista hablando con la embajadora de Polonia en México. Antes de entrar a la vida diplomática, ella se interesó mucho por la literatura prehispánica en México. Viajó de Francia a Nueva Orleans, a la Universidad de Tulane, y allá supo que existían 22 cajas de materiales que Horcasitas dejó. Me dijo que allá las encontraría. Yo no pude viajar, pero sí lo hicieron mis colaboradores Ortiz Bullé-Goyri y Ricardo García-Arteaga.
-¿A qué atribuye que en México se hable tan poco del teatro náhuatl?
-A que el interés por la cultura náhuatl data apenas de hace unos 40 años. En el caso del segundo tomo de Teatro náhuatl, fue Librado Silva, un señor de Milpa Alta, en el Distrito Federal, quien trabajó con nosotros y verificó la traducción de los textos que hizo al español Fernando Horcasitas. Checar si la traducción era exacta fue uno de los escollos más grandes que encontramos. Aunque en general Horcasitas hizo una buena traducción, en ciertas palabras había errores. Eso es lógico porque, como decía, en los últimos 40 años el conocimiento sobre el idioma náhuatl se ha profundizado.
-¿Qué formas dramáticas practicaban los aztecas?
-Todos los textos escritos en ná- huatl que tenemos fueron elaborados ya en los tiempos de los misioneros. Así que ya conocían la cultura cristiana. Estaban imbuidos de ella. Por lo tanto lo que vemos son historias que mezclan las creencias aztecas y cristianas.
-¿No se han recuperado textos dramáticos anteriores a la Conquista?
-No, pero en los que tenemos encontramos ritos y formas de expresión particulares. Por ejemplo, cuando el padre le habla a una hija le dice: "Mi hija, mi hijita, collar precioso." Así se dirigían los padres a las hijas.
-¿Y qué caracteriza al lenguaje empleado en el teatro náhuatl?
-No sé cómo contestar. Tal vez que el idioma es bastante sencillo. Por decir algo, en cierto momento de un texto, un ángel le advierte al público sobre la presencia de un búho. Esta figura la relacionaban con hombres ma- los, con naguales, con adi- vinadores y curanderos. El diablo búho siempre está rondando para convertir a los seres humanos en sus esclavos.
-¿El teatro náhuatl dista mucho de las formas occidentales más conocidas de hacer teatro?
-Es, como decía, una mezcla de creencias aztecas con cristianas. Tiene fuertes influencias del tea- tro que se recogió en el tiempo de los misioneros, en la segunda parte del siglo XVI. Una característica de este tipo de teatro es que los autores no firmaban sus obras. Era un teatro visual, que se presentaba en las fiestas aztecas, y del que algunos misioneros recogieron los textos, ayudados por sus alumnos indígenas de la escuela de Tlatelolco.
-Luego de la Conquista, ¿floreció el teatro náhuatl o se apagó?
-Por mucho tiempo se siguieron celebrando fiestas, sobre todo lejos de la capital. Con el paso de los años se fue perdiendo el idioma y por lo tanto este tipo de teatro. Yo diría que en el siglo XX recomienza el conocimiento del náhuatl. En Milpa Alta todo mundo habla, hoy día, este idioma. Librado Silva, revisor de los textos, habla náhuatl como habla español.
-¿Algunos de los textos de Teatro náhuatl II recuerdan a las pastorelas?
-Sí, por la influencia católica. En muchas fiestas indígenas existe la mezcla de creencias y tradiciones.
-¿Ya aprendió náhuatl luego de esta larga investigación?
-No, pero considero que este trabajo ayuda a que no se pierda la lengua. De ninguna manera debemos permitir que eso suceda. Si se pierde la lengua, con ella se va la cultura. Yo misma no he aprendido náhuatl, a pesar de que tengo varios estudios de cultura mexicana. Es un idioma muy difícil. Pero tres de mis alumnas de la Facultad de Filosofía y Letras lo han aprendido. Incluso hay muchos extranjeros que lo aprenden.

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