Ruben Rosas
Óleo sobre Madera
Medidas 1.60 X 1.20 m.
año 1993
Titulo: Mujer con Ave
Ricardo Pacheco Colín
“El mercado del arte en México es un completo desastre” asegura el crítico independiente Jorge Juanes, quien agrega “no tenemos galeristas profesionales, los coleccionistas no saben de esta materia ni se asesoran para hacer sus compras”.
Juanes explica que, en algo que se semeja bastante a la anarquía, “el mercado no se corresponde con el valor artístico. La obra no se puede valorar con criterios cuantitativos, sino cualitativamente”.
En el extranjero hay más profesionalismo al respecto, existen catálogos donde aparecen autores y donde están los precios a los cuales se vende su obra y esto es más o menos uniforme en todo el mundo. “Claro que un inversionista en arte basa más su decisión de compra por el mercado que en su valor artístico”, aclara.
“Ahora, he de decir que hay veces en que se compran cuadros de artistas emergentes porque se considera que pueden crecer. En este caso se trata de una inversión de riesgo. Y conforme se pueden valorar en el futuro, también pueden perder relativamente hablando”.
Por eso advierte, “en el mercado del arte mexicano hay que andarse con cuidado, ya que es arbitrario, subjetivo. En este caso son mejores las lecturas cualitativas que se hagan de una obra”.
Refiere que en México existen muchos artistas que sólo funcionan en este país, ya que están muy muy inflados, y sólo valen aquí. Mucha gente compra creyendo que se trata de artistas muy buenos y cuando va a la extranjero ni los conocen”.
Luego ocurre que un artista que es bueno, al poner precios bajos a su obra no se vende; “en cambio la gente adquiere de otro artista que tiene precios alto porque cree que es mejor. Hay pintores sin escrúpulos que piden altos precios y que a veces se salen con la suya”.
En México es posible hacer baratas y buenas inversiones en arte, asegura Juanes. Porque hay buenos pintores pero que son completamente desconocidos. “Está el caso de Rubén Rosas, un artista excepcional. Por eso insisto en que hay ceguera en el mercado del arte en México”.
Por ejemplo, “ARCO y MACO demostraron que desconocen completamente lo que se está haciendo en México. Me dejaron perplejo al ver lo que exhibían. Han borrado generaciones de pintores. Ambas son una muestra de cómo se mueve el arte en este país”.
Por su parte, el artista Raúl Anguiano de plano asegura que él no trata con galerías, las cuales se pueden llevar de un 30 a un 50% del precio de una obra. “Yo, como artista conocido tengo la ventaja de vender mis obras personalmente”.
El artista nacido en Guadalajara coincide en observar esta anarquía en el arte: “Por ejemplo veo que en el mercado internacional Frida se valora más que Rivera, eso no puede ser. Ella era buena pintora, pero no se compara con Diego”.
Explica que es injusto el mercado, “ya que hay muchos artistas olvidados, por ejemplo, está Jesús Gutiérrez Galván, un pintor de Jalisco, que es un amigo mío de la infancia y excelente artista”.
Ahora, observa Anguiano que más que un sobrevaloración generalizada de los artistas, lo que hay es una subvaloración de muchos. “Pero qué bueno si con el tiempo los cuadros se revaloran”.
El maestro explica que cuando tenía 18 años vendió Danzantes de Zapopan en 20 pesos (le dijo el comprador que de a dos pesos por bailador) y que hace poco en Nueva York se vendió en 40 mil dólares.
Recuerda también que su obra El tigre rojo lo vendió en el año 1964 en mil 500 dólares, pero que su esposa lo “readquirió hace poco en 45 mil. Este cuadro está en mi estudio en California”. Ante la incertidumbre que existe en el mercado mexicano, es necesario, como advierte el maestro Jorge Juanes tener cuidado.
Por eso la artista plástica María Emilia Benavides ofrece a nuestros lectores estas recomendaciones:
1. Consultar el currículum del autor. 2. Ver en cuántas y en cuáles exposiciones colectivas e individuales ha participado. 3. Leer a los críticos para saber qué dicen de este artista, aunque también se debe tener cuidado porque hay de críticos a críticos; por eso hay que consultar a los que son profesionales.
4.) No descartar la asesoría de un especialista en arte, quienes generalmente trabajan en instituciones de cultura. Si uno va a invertir un buen dinero, vale la pena destinar una parte para pagar al especialista que nos acompañe.