Armand Mattelart.
Óscar Enrique Ornelas
Durante cuatro décadas, Armand Mattelart ha estudiado la dinámica de los medios de comunicación. Se encuentra de nuevo en México para participar en el Tercer Encuentro Internacional de la Radio organizado por una red de estaciones públicas bajo el patrocinio
de la UNESCO y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Mattelart advierte so- bre el peligros que plan- tea la actual concentración de medios. ¿La mundialización del mun- do llamada globalización conduce a la uniformidad cultural? Eso es precisamente lo que está en el centro del debate hoy en día, señala Armand Mattelart. Las redes, como sostuvo él mismo en uno de sus libros, siguen rompiendo fronteras y se refuerza el mito de un mundo integrado y feliz. Y es precisamente en las industrias culturales donde más se observa la concentración. De ahí la importancia "de defender la diversidad cultural".
Justamente, el día anterior a la entrevista de EL FINANCIERO con Mattelart en México se celebró en París una asamblea de 800 intelectuales y artistas con el presidente de la Unión Europea, el luxemburgués Jean-Claude Junker. Ahí, el actor polaco Andrzej Seweryn se pronunció por defender el universalismo frente a la mundialización, mientras que la cineasta Isabel Coixet dijo ver la auténtica identidad cultural europea "en los ojos de [la actriz francesa] Juliette Binoche".
Mattelart lanza sus cañonazos: "La concentración de medios en muchos países hace que predominen visiones unilaterales de lo que sucede en el mundo. Para que haya diversidad tiene que haber voces distintas, como se planteó en la Reunión Mundial sobre la Sociedad de la Información. El Parlamento Europeo acaba de recomendar al Consejo Europeo, los ministros, que establezca una directriz clara sobre la concentración. No se puede permitir que haya una fuerza dominante porque ello repercute sobre la libertad de información."
-¿Cree que realmente se puede regular la concentración? ¿Desmembrar medios, por ejemplo, al estilo de las leyes antimonopolio estadounidenses que ni siquiera han arañado a Microsoft?
-Lo que puedo decir es que tanto en Europa como en América Latina hay cada vez una mayor conciencia en la sociedad civil organizada e incluso en los parlamentos para que se cambien las reglas del juego en los medios de comunicación. Hay un fuerte cuestionamiento de la lógica del espectáculo que ha invadido los medios de comunicación en detrimento de la dimensión educativa, digamos. Hoy incluso se ha olvidado la teoría funcionalista estadounidense de transmisión de valores. Lo que está en debate es la noción misma de servicio público. Ahí está el desafío. En Francia estamos ante una enorme concentración de medios pese a ser el país que ha inventado la idea de "excepción cultural". En América Latina la concentración en la televisión es tremenda.
-Antes uno contrataba la televisión por cable para ver los canales estadounidenses en inglés. Hoy todos los canales están en español. Vemos Fox en español.
-Sí, sí. Todo se globaliza. En Brasil, Fox presentó el proyecto de una alianza con el grupo Globo para hacer una televisión vía satélite en directo. Fox, que ha sido la oficina de propaganda de la Casa Blanca durante la guerra de Irak, ya no tiene sólo proyectos en Estados Unidos o en China sino en todo el mundo. Cada conglomerado quiere estar en todo el mundo.
-En la última entrevista que tuvimos con usted hace cinco años en Mérida, con motivo de su libro sobre la sociedad de la información, todavía se pensaba que se podía "pensar globalmente y actuar localmente", según la consigna japonesa. Hoy los medios concentrados hacen precisamente eso.
-La diferencia es que hoy el problema de la comunicación está más presente en los debates del Foro Social Mundial, por ejemplo. La primera vez que fui a Porto Alegre, Brasil, don- de se han celebrado estos foros, casi no se discutía el tema. Hoy se ve como algo de importancia global y local.
-¿Internet cambia algo en este contexto de concentración de medios?
-Sin que yo me convierta en tecnodeterminista, creo que Internet ha ayudado a crear formas de acción nuevas ligadas a otras más tra- dicionales.
-Y esto de los blogs que se presentan como el nuevo medio alterno...
-Nunca me ha gustado ensalzar las tecnologías. Pero los blogs jugaron un papel por ejemplo durante los atentados del 11 de marzo del año pasado en España. Yo siempre me acuerdo del golpe de Estado en Chile en 1973. Recordarás que yo vivía allá. La noche del golpe yo estaba solo en la casa. La única estación de radio que pude captar fue una de Mendoza, Argentina. Me pregunto qué hubiera pasado si en aquella época hubiésemos tenido Internet. Sin ensalzar el poder de los blogs, creo que pueden ser medios alternos interesantes.
La entrevista con Mattelart transcurre en el lugar más paradójico del mundo: el puesto de vigilancia electrónico de un hotel de cinco estrellas sobre Paseo de la Reforma. La gerencia no deja de tener sentido del humor: cuatro monitores vigilan los accesos claves de un hotel donde hace años balacearon a una abogada de narcos. Con su elocuencia característica, Mattelart parece no darse cuenta de dónde estamos. Al hacérselo notar, comenta: "Oh, y nosotros que no estuvimos vigilantes sobre los monitores." Pero añade: "Es curioso, en este mismo hotel me hospedaron hace poco más de tres décadas cuando vine a la Semana de Comunicación de la Universidad Iberoamericana." Eran tiempos cuando la "agresión desde el espacio" apenas comenzaba.
Durante cuatro décadas, Armand Mattelart ha estudiado la dinámica de los medios de comunicación. Se encuentra de nuevo en México para participar en el Tercer Encuentro Internacional de la Radio organizado por una red de estaciones públicas bajo el patrocinio
de la UNESCO y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Mattelart advierte so- bre el peligros que plan- tea la actual concentración de medios. ¿La mundialización del mun- do llamada globalización conduce a la uniformidad cultural? Eso es precisamente lo que está en el centro del debate hoy en día, señala Armand Mattelart. Las redes, como sostuvo él mismo en uno de sus libros, siguen rompiendo fronteras y se refuerza el mito de un mundo integrado y feliz. Y es precisamente en las industrias culturales donde más se observa la concentración. De ahí la importancia "de defender la diversidad cultural".
Justamente, el día anterior a la entrevista de EL FINANCIERO con Mattelart en México se celebró en París una asamblea de 800 intelectuales y artistas con el presidente de la Unión Europea, el luxemburgués Jean-Claude Junker. Ahí, el actor polaco Andrzej Seweryn se pronunció por defender el universalismo frente a la mundialización, mientras que la cineasta Isabel Coixet dijo ver la auténtica identidad cultural europea "en los ojos de [la actriz francesa] Juliette Binoche".
Mattelart lanza sus cañonazos: "La concentración de medios en muchos países hace que predominen visiones unilaterales de lo que sucede en el mundo. Para que haya diversidad tiene que haber voces distintas, como se planteó en la Reunión Mundial sobre la Sociedad de la Información. El Parlamento Europeo acaba de recomendar al Consejo Europeo, los ministros, que establezca una directriz clara sobre la concentración. No se puede permitir que haya una fuerza dominante porque ello repercute sobre la libertad de información."
-¿Cree que realmente se puede regular la concentración? ¿Desmembrar medios, por ejemplo, al estilo de las leyes antimonopolio estadounidenses que ni siquiera han arañado a Microsoft?
-Lo que puedo decir es que tanto en Europa como en América Latina hay cada vez una mayor conciencia en la sociedad civil organizada e incluso en los parlamentos para que se cambien las reglas del juego en los medios de comunicación. Hay un fuerte cuestionamiento de la lógica del espectáculo que ha invadido los medios de comunicación en detrimento de la dimensión educativa, digamos. Hoy incluso se ha olvidado la teoría funcionalista estadounidense de transmisión de valores. Lo que está en debate es la noción misma de servicio público. Ahí está el desafío. En Francia estamos ante una enorme concentración de medios pese a ser el país que ha inventado la idea de "excepción cultural". En América Latina la concentración en la televisión es tremenda.
-Antes uno contrataba la televisión por cable para ver los canales estadounidenses en inglés. Hoy todos los canales están en español. Vemos Fox en español.
-Sí, sí. Todo se globaliza. En Brasil, Fox presentó el proyecto de una alianza con el grupo Globo para hacer una televisión vía satélite en directo. Fox, que ha sido la oficina de propaganda de la Casa Blanca durante la guerra de Irak, ya no tiene sólo proyectos en Estados Unidos o en China sino en todo el mundo. Cada conglomerado quiere estar en todo el mundo.
-En la última entrevista que tuvimos con usted hace cinco años en Mérida, con motivo de su libro sobre la sociedad de la información, todavía se pensaba que se podía "pensar globalmente y actuar localmente", según la consigna japonesa. Hoy los medios concentrados hacen precisamente eso.
-La diferencia es que hoy el problema de la comunicación está más presente en los debates del Foro Social Mundial, por ejemplo. La primera vez que fui a Porto Alegre, Brasil, don- de se han celebrado estos foros, casi no se discutía el tema. Hoy se ve como algo de importancia global y local.
-¿Internet cambia algo en este contexto de concentración de medios?
-Sin que yo me convierta en tecnodeterminista, creo que Internet ha ayudado a crear formas de acción nuevas ligadas a otras más tra- dicionales.
-Y esto de los blogs que se presentan como el nuevo medio alterno...
-Nunca me ha gustado ensalzar las tecnologías. Pero los blogs jugaron un papel por ejemplo durante los atentados del 11 de marzo del año pasado en España. Yo siempre me acuerdo del golpe de Estado en Chile en 1973. Recordarás que yo vivía allá. La noche del golpe yo estaba solo en la casa. La única estación de radio que pude captar fue una de Mendoza, Argentina. Me pregunto qué hubiera pasado si en aquella época hubiésemos tenido Internet. Sin ensalzar el poder de los blogs, creo que pueden ser medios alternos interesantes.
La entrevista con Mattelart transcurre en el lugar más paradójico del mundo: el puesto de vigilancia electrónico de un hotel de cinco estrellas sobre Paseo de la Reforma. La gerencia no deja de tener sentido del humor: cuatro monitores vigilan los accesos claves de un hotel donde hace años balacearon a una abogada de narcos. Con su elocuencia característica, Mattelart parece no darse cuenta de dónde estamos. Al hacérselo notar, comenta: "Oh, y nosotros que no estuvimos vigilantes sobre los monitores." Pero añade: "Es curioso, en este mismo hotel me hospedaron hace poco más de tres décadas cuando vine a la Semana de Comunicación de la Universidad Iberoamericana." Eran tiempos cuando la "agresión desde el espacio" apenas comenzaba.