Rancho Las Voces: Un libro iconográfico y binacional
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

viernes, mayo 13, 2005

Un libro iconográfico y binacional


Currier lithograph. Posted by Hello

Óscar Enrique Ornelas

La guerra de 1847 entre México y Estados Unidos fue una contienda muy reporteada e incluso fotografiada. En Ecos de la guerra entre México y Estados Unidos (Tecolote), resultado de una extensa investigación iconográfica, se ofrecen las dos versiones de un conflicto en el que México perdió la mitad de su territorio.

Las imágenes pueden mentir. Pero son un testimonio. En Ecos de la guerra entre México y Estados Unidos aparece una pintura que muestra a la invasora Flota del Mosquito (¿de ahí vendrá la canción cómica "No me molestes mosquito, vete para tu casa"?) cuando llega a Veracruz. Pero tiene las velas desplegadas, como si estuviese en alta mar. Otra pintura ofre- ce la imagen correcta de barcos en la bahía. Las dos pinturas son de la época. En ese sentido, las imágenes dicen muchas cosas si se las sabe interpretar.

Las imágenes que aparecen en Ecos de la guerra entre México y Estados Unidos corresponden todas a ese momento histórico concreto, explica Krystyna Libura (Magda, como le dicen en la editorial Tecolote para abreviar), quien junto con Luis Gerardo Morales Moreno y Jesús Velasco Márquez editaron el libro.

-Las imágenes no son objetivas -señala Libura-. Son documentos. Reflejan una forma de ver, de representar. Una imaginación. En este libro las imágenes actúan como una tercera voz aunada a los testimonios mexicanos y estadounidenses. Hay que decir que en 1847 la guerra de imágenes fue perdida por México. Hay una tremenda avalancha de imágenes estadounidenses. Por varias razones, entre ellas la crisis económica que vivía México durante la guerra y el bloqueo de los puertos mexicanos que impide la llegada de papel. En México había talleres litográficos, pero su producción no se compara con las de los estadounidenses que vivían un verdadero auge en aquel entonces. Lo poco que se produjo en México era como una especie de souvenir que se vendía a los propios estadounidenses. Para colmo, las ilustraciones mexicanas se basan muy a menudo en esbozos norteamericanos, aunque hayan salido de los talleres de Ignacio Cumplido. Sin embargo, las imágenes mexicanas que se conservan son muy interesantes. Es un gran placer decir que algunas de ellas se publican por primera vez. Es el caso de una magnífica sepia de Francisco Castro en la que los soldados mexicanos aparecen con sus esposas.

-La historia militar cuenta que así era. La Revolución Mexicana no inventó a las adelitas...

-Sí. Las mujeres tenían una enorme importancia económica y social en los ejércitos. Las mujeres cocinaban, remendaban...

Las imágenes estadounidenses "son muy precisas", subraya Libura. Ello se debe a que eran hechas por soldados bajo la solicitud de oficiales que querían imágenes concretas. Por eso hay que explicarlas.

Libura recuerda que la guerra entre México y Estados Unidos fue muy reporteada. Los periódicos estadounidenses mandaron a sus corresponsales «empotrados» en las tropas invasoras, para usar el símil de la guerra de Irak. Se tomaron incluso daguerrotipos, una de las primeras formas de la fotografía. El más famoso de los reporteros fue George Wilkins Kendall, quien después de la guerra contrata a Carl Nebel, un ilustrador alemán que había hecho un álbum sobre México. Kendall nunca ha sido traducido al español. Los fragmentos de su trabajo que aparecen en Ecos de la guerra entre México y Estados Unidos son totalmente inéditos.

Los daguerrotipos, esas fotografías primitivas, requerían tiempo para realizarse. No eran instamatik. En la página 118 de Ecos aparece un daguerrotipo impresionante que muestra la amputación de la pierna de un soldado mexicano herido que había caído en manos de los gringos. La operación la realiza el médico de origen belga Pedro Vander Liden, quien sujeta el miembro amputado en su mano izquierda. La imagen es real pero ha sido montada. Los soldados estadounidenses apuntan a Vander Liden y al mexicano con sus rifles, aunque esto no se mira bien en la imagen que aparece en el libro. Como dato adicional, resulta que la anestesia general fue descubierta por los doctores Morton y Wells durante la guerra contra México. Los médicos mexicanos Miguel Jiménez y José Pablo Martínez empezaron a utilizar el cloroformo en septiembre de 1847.

-Está tan posada la imagen de este daguerrotipo -apunta Luis Gerardo Morales, coautor de Ecos- que en otra impresión del daguerrotipo se pueden ver claramente las bayonetas de los soldados estadounidenses. Se quería mostrar que el belga había hecho la operación pero vigilado.

En la página 119 aparece la guerra de imágenes en pleno: se trata de una escena mórbida que representa a tres soldados mexicanos a los que les falta una o las dos piernas. "Una nueva regla algebraica. Cinco de tres y sólo queda una", reza la leyenda.

Pese a la superioridad técnica de los estadounidenses, la guerra del 47 implicó un enorme esfuerzo para ellos. Había que cruzar amplias áreas desérticas y semidesérticas, sin una gota de agua y utilizando uniformes de lana totalmente inadecuados. No solamente eso: las botas tenían una sola horma. Además, muchos de los soldados no hablaban inglés, eran europeos recién llegados buscando una vida mejor. Los irlandeses, como se recordará, se pasaron al bando mexicano.

El libro que edita Tecolote se publica simultáneamente en inglés y en español. Curiosamente, ninguna editorial estadounidense quiso publicarlo. Tecolote tuvo que recurrir a la canadiense Groundwood/Douglas & McIntyre. Sin embargo, precisan Libura y Morales Moreno, los historiadores estadounidenses han empezado ya a dejar de hablar de la "Mexican War" para referirse a la "guerra entre México y Estados Unidos". En ese sentido, Ecos abre un nuevo sendero para la historiografía, argumentan los dos historiadores. La guerra del 47 aún no ha sido digerida.