miércoles, mayo 11, 2005
La "megabiblioteca" prescindible
Judith Amador Tello
El historiador Guillermo Tovar de Teresa y el especialista en tecnología Óscar Mondragón vislumbraron a principios del sexenio que el desarrollo del sistema bibliotecario de México debería sustentarse en la digitalización. Las autoridades culturales desecharon su propuesta, aferradas a la construcción de un edificio ostentoso -que ha sido bautizado, no sin ironía, como "megabiblioteca"-, aun a costa del presupuesto de instituciones fundamentales como el INAH
Mientras en Estados Unidos y países europeos se discute la necesidad y los efectos de digitalizar los acervos documentales y bibliográficos para ponerlos al alcance de cualquier persona en el mundo con acceso a una computadora, el gobierno foxista parece obcecado en conseguir recursos para la construcción de la Biblioteca de México "José Vasconcelos".
El historiador Guillermo Tovar de Teresa y Óscar Mondragón, director de Desarrollo Tecnológico de la empresa de servicios de internet y computación Sapotek, advierten en entrevistas separadas con Proceso del galopante rezago de México en materia de digitalización de bibliotecas. Según Mondragón, con una mínima parte del presupuesto destinando al proyecto de la megabiblioteca -calificado como faraónico y ostentoso- podría ponerse a la vanguardia de los países latinoamericanos.
Pero hasta el momento, cuando se busca en internet algún sitio de la Biblioteca de México (BM) se encuentra apenas una breve información sobre su historia, servicios, publicaciones (Biblioteca de México) y generalidades sobre sus acervos. No tiene en red ni siquiera el catálogo de sus fondos, menos algún volumen para leerse en línea.
En la página web e-cultura del gobierno federal, en el rubro Libro y Lectura, se anuncia pomposamente Biblioteca virtual del Conaculta (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes). Pero su Acervo General cuenta apenas con dos colecciones: "Clásicos de hoy", con 25 títulos, y "Cien de México", con seis libros en red. Tiene, además, una categoría llamada Colecciones Especiales", pero al dar clic aparece de inmediato un anuncio con la leyenda "Próximamente".
Cuando proyectos como el llamado Gutenberg o el anunciado por Google a finales del año pasado han comenzado a poner en línea miles de libros para leer en computadora, la oferta del Conaculta se antoja más que pobre.
A la mexicana
Desde principios de la presente administración, luego de que el presidente Vicente Fox y Sari Bermúdez, titular del Conaculta, anunciaron ante la comunidad intelectual el proyecto de la BM, Tovar de Teresa se acercó a la funcionaria para proponerle que, ante el desarrollo tecnológico del mundo, la biblioteca debía ser digital. Incluso planteó el rescate del exconvento de Tlatelolco -"donde estuvo la primera biblioteca de América"- para que se instalara ahí el cerebro electrónico de la biblioteca virtual. Narra:
"A lo que me opuse siempre fue al edificio, porque representa un gasto monumental que se forma probablemente con recursos que podrían aplicarse a otras actividades culturales."
La idea de Bermúdez -rememora- era completamente diferente:
"Me explicó que ella quería un edifico en la estación de Buenavista. Yo le insistí mucho en Tlatelolco por su valor emblemático: es, nada más y nada menos, que la primera biblioteca del continente en el sentido no sólo occidental; de ahí salieron Juan Badiano (autor del códice Badiano) y los informantes de fray Bernardino de Sahagún, que eran tlacuilos y estudiosos.
"Era el símbolo de la posibilidad de que el indígena, el nativo, abordara la cultura desde la universalidad, de adentrarse en su propio mundo a través de su propia lengua, saber latín y castellano, quienes se formaron ahí alcanzaron un nivel cultural impresionante. Tlatelolco tiene esa importancia, entonces me parece una pena dejarlo abandonado y en cambio construir un nuevo edificio y gastarse una enorme cantidad de dinero."
La inquietud de digitalizar información le surgió a Tovar luego de haber estado en contacto con la fundación española Mapfre Tavera y sus representantes Ignacio Medina e Ignacio González Casasnovas, quienes editarán en disco óptico los anales del Museo Nacional de Historia y Etnografía (antecedente del Museo Nacional de Antropología e Historia) y manuscritos de la Biblioteca Palafoxiana de Puebla.
Como su planteamiento con Bermúdez no obtuvo respuesta, se acercó, junto con Óscar Mondragón, al entonces director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Sergio Raúl Arroyo, y a César Moheno, quien dirigía la biblioteca de dicho instituto (ahora es secretario técnico del mismo), para proponerles la digitalización de ésta. Se habló entonces de un presupuesto que representaba 1% del gasto de la ya popularmente llamada "megabiblioteca". Tampoco hubo respuesta. Moheno no contestó las llamadas aunque previamente había fijado cita para la entrevista con Proceso.
Tovar no desiste en su cometido de llamar la atención sobre la imperiosa necesidad de poner a México en el campo de los servicios digitales no sólo para mostrar sus acervos, sino también para conectarse con los del mundo.
En su opinión, México, como país, debería ofrecer una página web "digna, amplia", que comprendiera los acervos de Antropología, de la Biblioteca Nacional de la UNAM, la BM y otras, con lo cual el sentido de un edificio "es irrelevante".
Es en la creación de esa página, en la digitalización de los acervos y en la conexión satelital o por cable de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP), donde -considera- debería estar invirtiendo recursos el gobierno federal y no en un edificio. Subraya que la tarea esencial está relacionada con el campo de la tecnología, no con el de la construcción.
-¿A qué atribuye que Sari Bermúdez se haya empecinado con el proyecto del edificio?
-Pues es probable que piense que esto la va a consagrar, que va a ser su gran obra cultural y de este período sexenal, pero es una cuestión de apreciación personal, subjetiva. Por desgracia, aparentemente, ya muchos se sumaron -a la mexicana- a lo que sueña el poder y no a la reflexión del asunto que hubiera sido más conveniente. Pero muchísima gente piensa como yo en el sentido de que lo importante no es un edificio: A estas alturas del siglo XXI, una biblioteca no es un local, sino un servicio.
-Entonces, aunque se plantea que el edificio estará a la vanguardia, ¿es un retroceso?
-Sí, porque es un símbolo del centralismo: está en la Ciudad de México, en un lugar de no tan fácil acceso para un gran público, porque a una persona que viva en un lugar remoto del D.F. le va a costar sangre sudor y lágrimas llegar ahí. ¡Entre los propios habitantes del DF!, ya no digamos un niño de Chiapas, de Chihuahua o de Baja California, va a ser difícil que tenga acceso al edificio. Por eso hablo de digitalización.
Al respecto expresó su beneplácito porque tras la destitución, a mediados de abril, del empresario Bernardo Domínguez Cereceres como efímero presidente del Patronato de la BM (duró sólo un mes), a quien se le investiga por un presunto fraude al Fonatur, se eligió como nuevo presidente al también empresario Alejandro Burillo (ver recuadro). El historiador considera que "él sí está comprometido con el tema de la digitalización".
En cambio manifestó pena ante la información dada a Proceso por el diputado perredista Inti Muñoz, en el sentido de que se han desviado recursos de otras instituciones culturales para la "megabiblioteca" (ver recuadro):
"Es un ejemplo de cómo este proyecto se come las necesidades de las instituciones fundacionales. Es una pena porque este país tiene muchas necesidades y los recursos son escasos, y se están aplicando a algo que no es de imprescindible necesidad, si se dieran a esas dependencias tendrían una potencialidad extraordinaria. ¡Vaya!, pues resulta doblemente digno de cuestionamiento el asunto del edificio si además es a costillas de otras instituciones."
Inicialmente se proyectó una inversión de más de 800 millones de pesos para la "megabiblioteca". Para el concurso internacional de arquitectura mediante el cual se eligió el proyecto arquitectónico de Alberto Kalach se destinaron 420 mil dólares, divididos en 60 mil dólares para cada uno de los siete anteproyectos finalistas.
Jorge von Ziegler, director de la RNBP, había asegurado que la construcción del edificio tendría un límite de 700 millones de pesos (Proceso 1391), pero se ha publicado que el gobierno destinó 280 millones en 2004, para 2005 serán 521 millones, y 11 millones para 2006, con lo cual suman 812 millones de pesos.
Red a medias
Cuando Fox instaló el Patronato de la Biblioteca, el pasado 11 de abril, reiteró que el nuevo edificio será el cerebro electrónico de la red nacional, e informó que se gastarán 3 mil 800 millones de pesos para la modernización tecnológica y la readecuación de los inmuebles de dicha red; así mismo dijo que el gasto será compartido por los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal).
Pero hasta la fecha el Conaculta no ha detallado en qué consistirá la modernización tecnológica. Lo que ha dicho Von Ziegler, tanto en entrevista con este semanario como en su ponencia del Segundo Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, celebrado en Guadalajara, Jalisco, en septiembre de 2002, es que para 2006 apenas poco más de 32% de las bibliotecas de la red contará con equipo de cómputo y dará a sus usuarios servicios de internet.
En su texto admitió que apenas 120 de 6 mil 260 bibliotecas poseían esos equipos. Se proyectaba entonces que entre 2003 y 2004 serían equipadas mil 240.
En su informe de actividades presentado en diciembre de 2004, la presidenta del Conaculta destacó el inicio de la construcción del nuevo edificio "que enlazará a todas las bibliotecas públicas que la integran (la red) y hará posible la consulta de los usuarios desde cualquier lugar del país, así como la interconexión con sistemas similares en el extranjero".
No dice cómo lo hará, pero al igual que Von Ziegler admitió en sus cifras las limitaciones: A la fecha de su informe sólo 680 bibliotecas habían integrado servicios de cómputo e internet. La funcionaria dijo que la meta de este gobierno es llegar a mil 800 (de las 6 mil 810 existentes), pese a reconocer que son servicios "indispensables".
El mundo digital
Óscar Mondragón califica como loable cualquier proyecto para crear una nueva biblioteca, siempre y cuando su utilidad sea amplia. En su opinión, no será así con la "José Vasconcelos", pues -sin duda- los vecinos de la colonia Buenavista tendrán beneficios, pero éstos disminuirán conforme se acreciente la distancia geográfica, siendo menores para gente de Toluca, Morelia o Puebla. Y para la de ciudades como Tijuana o Mérida, será quizá sólo un "lugar turístico".
Según el especialista en tecnología, sólo la digitalización pondrá al alcance a todos los acervos de la biblioteca. Y aunque en varias instituciones (entre ellas la propia Biblioteca Nacional y la de Antropología) el argumento para no implantar este sistema ha sido la falta de recursos, refiere que según el ingeniero estadunidense Brewster Kahle, fundador de Internet Archive, se requerirían menos de 10 millones de dólares para digitalizar todo lo publicado por la humanidad, desde las tablillas sumerias hasta el libro que salió ayer de la imprenta.
A Mondragón le preocupa cómo pasa el tiempo y en todo el mundo surgen proyectos para poner en línea acervos bibliográficos y México se va rezagando. Pone algunos ejemplos:
Amazon.com creó un archivo digital de más de 120 mil libros. No los ofrece en su totalidad en la red dado que su objetivo es darlos a conocer en parte, para que los usuarios puedan hojearlos antes de comprarlos vía internet.
Google anunció en diciembre pasado la puesta en línea de acervos de las bibliotecas de las universidades de Oxford, Stanford, Harvard y Michigan, así como de la Biblioteca Pública de Nueva York, para que puedan ser consultados en su sitio web.
Según lo publicado en News.com, podrían ser digitalizados 40 mil libros de los 15 millones de la Universidad de Harvard; los libros anteriores a 1900 pertenecientes a la de Oxford. No se revela el número que permitirá digitalizar la biblioteca de Nueva York, pero se asegura en cambio que las de Stanford y Michigan permitirán que sus acervos, calculados en 7 millones de volúmenes cada uno, sean puestos en línea en su totalidad.
Durante el Primer Encuentro Internacional sobre Bibliotecas Públicas, realizado en la Ciudad de México en septiembre de 2001, Barbara J. Ford, subdirectora de la Biblioteca Pública de Chicago y expresidenta de la Asociación de Bibliotecas Norteamericanas, ofreció un panorama del desarrollo que en el campo de las tecnologías de la información tiene Estados Unidos.
Entre las diversas instituciones que incluyen estos desarrollos mencionó el Proyecto Gutenberg que ofrece en forma gratuita información, libros y otros materiales que la gente puede leer en la red. Cuenta, dijo, con 2 mil 400 títulos disponibles.
La especialista hizo ver la importancia de las páginas electrónicas de las bibliotecas, porque mediante ellas ofrecen sus servicios a los usuarios fuera de los inmuebles, sin horarios establecidos:
"... Se están convirtiendo en las publicaciones más importantes de las bibliotecas, pues llegan a gente que quizá nunca visita físicamente las instalaciones bibliotecarias... Hoy en día, las bibliotecas públicas deben desarrollar estas nuevas herramientas para ofrecer una presencia virtual a sus usuarios locales y globales."
Con 1 millón
Y apenas hace unos días se anunció que dirigentes de varios países, entre ellos Alemania, España, Francia, Hungría, Italia y Polonia, demandaron al presidente en turno de la Unión Europea, Jean-Claude Junker, la creación de una biblioteca digital europea.
Los países europeos, particularmente Francia, han expresado su preocupación por el proyecto que anunció Google por que ofrecerá los libros en inglés. El presidente de la Biblioteca Nacional de Francia, Jean-Noel Jeanneney, dijo a la prensa que no desea ver todo reflejado en el espejo de Estados Unidos y se pronunció porque Francia cree sus propios archivos bibliográficos digitales, en su lengua.
Mondragón hace ver que los países de habla hispana también deben preocuparse por contar con sus propios sistemas digitales para todos sus acervos históricos y bibliográficos y ofrecerlos a todo el mundo. Imagina, como ejemplo, las Cartas de Relación de Hernán Cortés o los códices (la mayoría de los cuales se encuentran en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia) puestos en red para que todo mundo pudiera consultarlos, preservando los originales.
Reitera que no hace falta una gran inversión. Según él, con 1 millón de pesos mensuales podrían ponerse en la red entre 70 mil y 80 mil libros al año, y en 10 años se tendría la totalidad de acervos en red.
La semana pasada, por ejemplo, en su columna de teatro (Proceso, 1487), Estela Leñero Franco informó que el Centro de Investigación Teatral Rodolfo Usigli creó una biblioteca digital de 350 discos compactos, "con un presupuesto no mayor de lo que suele costar la edición de dos libros".
El director de Sapotek aclara que de ninguna manera los sistemas digitales suplantarán a las bibliotecas "de carne y hueso", pero sí son un complemento necesario. Con las nuevas tecnologías y métodos de escaneo, dice, se ha logrado que los libros aparezcan en la red en una visión casi similar a tener el libro abierto, e inclusive los usuarios pueden, tocando la pantalla, crear el efecto de cambiar de página.
El especialista considera posible que con una inversión del gobierno federal se equipase un camión en el cual se pusieran tres o cuatro escáner. El vehículo podría colocarse en algún lugar de las bibliotecas para digitalizar los acervos, una vez concluida la labor, se trasladaría a otra biblioteca y así podría continuar hasta lograr la digitalización de todos los fondos nacionales.
En Estados Unidos, cuenta, existen ya algunos vehículos a los cuales han llamado bookmovile, que llevan una impresora de alto volumen, una encuadernadora y una conexión a internet. Ofrecen un amplio catálogo en línea y visitan los pueblos en donde, por un dólar, permiten a la gente imprimir el libro de su preferencia. Para Guillermo Tovar éste es un claro ejemplo de que un gran edificio es prescindible, pues hay otras formas de llevar la lectura a los lugares más remotos.
Mondragón dice a su vez que el gobierno no puede hacer un gasto para decir "vamos a hacer una biblioteca" y que ahí quede; debe considerar las posibilidades que ahora existen para realmente poner los acervos y servicios al alcance de todos.
"La gran biblioteca de México -enfatiza- solamente puede existir digitalmente."
Destaca que con ello el país podría tomar la delantera a otros como Argentina, Chile y Perú, y asumir un liderazgo. Y no ve al llamado "analfabetismo tecnológico" como un impedimento, pues dice que los sistemas digitales deben estar hechos de tal suerte que faciliten su acceso a los usuarios.
En un futuro, agrega, se dará la posibilidad de que los usuarios vayan formando en un pequeñísimo espacio en sus casas su biblioteca digital con los títulos de su preferencia. Con ello -argumenta- se desmiente la idea de que las nuevas tecnologías alejan a los lectores, pues, por el contrario, pondrán a su alcance mayores posibilidades.
El especialista redondea:
"Tal vez sea importante tener un inmueble físico en la medida en que sea una plataforma para impulsar la biblioteca digital... Pero creo que no es correcto poner todas las canicas en una sola bolsa si esa bolsa sólo dará beneficios concretos a un grupo que vive en las inmediaciones.".