Andrian Fadeyev
M éxico, D.F. 11 de Octubre 2006.- (ANGEL VARGAS / La Jornada).-Para Andrian Fadeyev, una de las principales figuras del Ballet Kirov, resulta difícil hablar de cómo era la vida del artista en la Unión Soviética. La razón no es otra que la edad, pues era muy pequeño cuando ocurrió la caída del régimen socialista y la desintegración de ese Estado.
Sin embargo, asume que el rigor de esa etapa histórica, la cual vivió como estudiante, fue uno de los factores que contribuyeron para consolidar a la escuela rusa de ballet como una de las más relevantes del mundo.
Nacido hace 28 años, en San Petersburgo, Rusia, el bailarín se encuentra en México, al lado de otras primeras figuras de los ballets Bolshoi y de Kiev, para participar en el espectáculo Balletissimo, que mañana comienza y concluirá el sábado 14 en el Auditorio Nacional.
De acuerdo con el director del Ballet de Kiev, Victor Yaremenko, ese espectáculo representa ''una oportunidad única, un privilegio para el público de cualquier parte del mundo".
Ello, explica, porque desde los años 60, en Italia, no se había reunido a los principales bailarines de las máximas compañías de ballet de la ex Unión Soviética fuera de ese territorio.
Por preservar tradiciones
Balletisimo mostrará la historia del ballet ruso, pero también lo que se hace hoy día, dentro de la técnica clásica. Al respecto, Fadeyev explica en entrevista con La Jornada, con la amable ayuda en la traducción de Tatiana Svákhina:
''Tratamos de preservar las tradiciones del ballet clásico, pero con algunos detalles específicos, técnicos. Gran parte de nuestro trabajo consiste en preservar las tradiciones, las posiciones clásicas. La técnica, sin embargo, ha ido muy adelante y no podemos estar en el mismo lugar, como sucede en los deportes", dijo.
''Como artistas debemos ir siempre hacia delante, en el caso del ballet principalmente en cuanto a la técnica. Al mismo tiempo, bailamos obras más modernas, que nos gustan mucho", agregó.
''Si vivimos en el siglo XXI, no debemos permanecer en el XIX o XX. No podemos estacionarnos exclusivamente en las coreografías clásicas", añadió
-¿Hasta qué punto estas nuevas técnicas se apegan a la sensibilidad y los discursos originales del ballet clásico?
-No existe contradicción con las tradiciones clásicas. Somos respetuosos de ellas, cuando menos en el Ballet Kirov, que es una especie de museo en el que se preserva el estilo de los espectáculos en todo sentido, desde los trajes, peinados y la escenografía hasta los aspectos coreográficos. Acaso se llegan a incluir algunos detalles novedosos, pero sólo para mejorar el espectáculo.
''Claro que en la interpretación de una obra siempre hay elementos nuevos, únicos, en los cuales tiene que ver la participación del bailarín, pero también del director del espectáculo y hasta del director de la orquesta.
¿Cuál considera que es la magia del ballet clásico para permanecer en el gusto del público?
Podríamos decir que se debe a esa parte que hemos olvidado de nuestra humanidad, pero que inconscientemente sabemos que es algo bueno. La gente llega al ballet y se rencuentra con el mundo del arte, el cual le va a producir gozo, alegría y placer. El ballet es una síntesis de tres artes: música, pintura y danza, en el que las personas encuentran una realidad linda, un poco como la de un cuento de hadas.
No deseo adentrarme en la discusión de si la danza o en general el arte tiene o no un sentido social, porque considero que el artista debe estar preocupado por aportar algo al arte; pero sí creo que cuando una persona llega a un espectáculo y percibe una fuerte energía, un placer, al final termina siendo mejor persona, alguien que sale con el deseo de alcanzar algo.
Probablemente, al terminar la función se sale con la sensación de que se han aligerado un poco los problemas. En ese sentido creo que toda expresión artística tiene una connotación positiva desde el punto de vista social.'
Lejos del estereotipo
¿Resulta cansado, en lo personal o en lo artístico, tener que interpretar el repertorio clásico de manera tan frecuente?
De ninguna manera, tampoco es aburrido. Como intérprete, busco los propios detalles en cada espectáculo y ninguno de éstos es igual. Si siguiéramos un estereotipo, ahí sí no sería interesante, pero afortunadamente no es así. El ballet, en primer lugar, no sólo es técnica; es, ante todo, actuación, trabajo histriónico.
¿Hasta qué punto resulta cierto que durante el régimen soviético los artistas y los deportistas eran tratados con rigor sobrehumano?
Se han suscitado cambios. Ya no existen abusos contra el artista. Ahora si se es una estrella trabaja para uno mismo, no como antes, que se trabajaba para el país y prácticamente no recibía paga. Además, ahora tenemos mayor libertad al contar con posibilidades de viajar y de comunicarnos con artistas de otros países y teatros.
¿Y sus metas en lo profesional?
Mis sueños y metas están al unísono: comprender y bailar diferentes espectáculos y realizarme en ellos, que tengan éxito. Otro de mi más grandes deseos es poder bailar el mayor tiempo posible, porque la carrera del bailarín es muy corta, máximo hasta los 40 años de edad.
''No considero que tan limitado tiempo de trayectoria profesional haga de la danza una actividad ingrata. Bailar es mi vida y me hace feliz percibir la felicidad que uno provoca en el público. Es algo invaluable y por lo que vale la pena hacer todo lo que este arte exige e impone".