.
Sandra Lorenzano, en la Universidad del Claustro de Sor Juana. (Foto: Yazmín Ortega Cortés)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 22 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- «Todos tenemos una historia que contar,» dice la escritora Sandra Lorenzano.
Con tal premisa nació el programa de radio En busca del cuento perdido, que este jueves celebra su tercer aniversario con un encuentro entre escritores, músicos y radioescuchas, en el auditorio Divino Narciso de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Una nota de Ericka Montaño Garfias para La Jornada:
Y esta es la historia de cómo la escritora llegó desde Argentina, a la literatura, la academia, la escritura, la conducción de ese programa, que se transmite los lunes por el Instituto Mexicano de la Radio (Imer) y en el que no sólo se habla del cuento: da cabida a otros géneros, como la novela y la poesía y, sobre todo, incita a los radioescuchas a escribir, a crear sus propios mundos.
Sandra Lorenzano nació en Buenos Aires, se crió en el pueblo El Talar de Pacheco, en la zona conurbada que rodea la capital argentina. Ahí creció entre calles de tierra y trepada en una bicicleta, rodeada de gatos, perros, gallinas, tortugas... y libros.
«Mi padre es médico, mi madre era artista plástica. Los dos lectores. Empecé a escribir como muchas personas porque quería que las historias que me gustaban no se terminaran. Siempre cuento que a los 12 años mis padres me hicieron uno de los mejores regalos que podrían haberme hecho: plantarme junto a la biblioteca que tenían y decirme ya puedes leer lo que tengas ganas.»
Enriquecimiento mutuo
Sandra Lorenzano llegó a México unos meses después del golpe de Estado de 1976 y aquí se quedó. Estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también impartió clases y tuvo cargos como el de secretaria de Extensión Académica de la Facultad de Filosofía y Letras.
Hoy, desde varias trincheras, contagia el gusto por la lectura y la escritura, desde la vicerrectoría de la Universidad del Claustro de Sor Juana hasta las novelas que ha escrito, los ensayos, y la poesía (aunque ha publicado poco en este género). Lo que escribe mucho menos son cuentos.
Desde la escritura temprana de poesía hasta que decidió entrar de lleno en la escritura de novela transcurrieron muchos años. «Me pasó lo mismo que nos pasa a muchos que estudiamos letras: una vez que te metes en el mundo de la literatura desde la crítica, desde la teoría, que comienzas a entender lo que es la historia de la literatura, de dónde vienes, de dónde viene tu tradición, dices: ‘no puedo escribir con todo ese peso sobre los hombros’», dice en entrevista.
A la par de la poesía, que no ha dejado de escribir, se fue más hacia el ensayo literario y académico. «Respeto y admiro el trabajo académico, lamento que en nuestro país muchas veces el trabajo literario esté tan separado del mundo académico, no con todos. Hay también buenos escritores académicos, pero en general hay cierta separación entre uno y otro ambiente. Me parece que son dos espacios que tienen que convivir, dialogar y que se alimentan y enriquecen mutuamente.»
Además, recuerda, no se animaba a escribir. Una de las razones fue que hacer crítica literaria la colocó en una situación de autoexigencia. «Pasaron muchos años y mucha vida, sobre todo mucha vida, porque a veces la vida no se mide en años, a veces la vida te cambia o te da o te quita en un instante y eso te transforma. Un buen día estaba en un congreso en Portugal, estaba muy clavada leyendo una novela, se terminó la novela y me pasó lo mismo que me pasaba a los ocho, nueve o 12 años cuando terminaba un libro que me gustaba mucho, dije: ‘¿por qué no escribo una novela?’»
Así nació Saudades. Y como ella indica, «se desbloquearon muchas cosas en mi vida y una de ellas fue la escritura. Soy lo que la historia de la literatura llamaría una escritora tardía, pero no importa. Cuando me preguntan qué quisiera cambiar en toda esa historia, pues quisiera haberme dado permiso antes de escribir ficción.»
Fue un salto de la poesía a la novela. ¿Qué pasó con el cuento?
He escrito muy poco cuento. Tengo un par de cuentos en antologías, cuando me los piden, los escribo. No me nace escribir cuentos porque me gusta meterme en la dinámica de largo aliento que tiene la novela, me gusta mucho eso, aunque soy buena lectora de cuentos, me gusta mucho el género cuento, leo muchos cuentos, y de hecho el programa es En busca del cuento perdido, aunque en realidad hablamos de todos los géneros.
Cuando voy a escribir, incluso con historias que nacen como cuentos, comienzo a meterme en ese mundo y me pasa lo mismo que con la lectura. Me voy enganchando y encariñando y quiero seguir, y me gusta vivir en el mundo de la novela durante el año o los dos años que te lleva la escritura de una novela. Creo que con la escritura una de las peores cosas que puedes hacer es tener apuro.
¿Por qué entonces la idea de un programa que lleva en el nombre la palabra cuento?
Creo que el cuento es uno de los géneros más atractivos y más nobles, también de los más complicados. Es muy difícil escribir buen cuento, pero es un género que permite ser transmitido de una manera mucho más fácil o fluida. Yo puedo leer en un programa un cuento corto, en cambio si sólo leo un fragmento de novela a lo mejor como radioescucha te quedas un poco en el aire.
Historias por contar
¿El cuento como vehículo de promoción de la lectura?
De disfrute de la lectura. La palabra promoción no me gusta, porque suena muy a mercado y muy de a fuerzas. Hace más de 30 años que doy clases, y un poco mi experiencia en el salón es que no hay mejor manera de transmitir el amor por la literatura que hablando de literatura y dejando que sea ésta la que llegue a las personas, ya sea los alumnos, los radioescuchas o a tu hija. Entonces, la posibilidad de compartir la lectura de un cuento y, sobre todo, lo cual sucede en el programa: la invitación a que escriban sus propias historias solamente se puede dar en un género como el cuento.
En En busca del cuento perdido también se da la posibilidad de incluir poesía, novela, pero sobre todo entender el trabajo creativo como algo al alcance de todo el mundo. Quizá no todos se van a convertir en escritores profesionales, pero algo que decimos en el programa y me gusta subrayar es que todos tenemos una historia que contar, ¿por qué no animarnos a narrarla? Saquemos a la literatura y al trabajo creativo de esa torre de marfil en que algunos, cada vez menos por suerte, han querido encerrarla y pongamos la literatura y la creación al alcance de las personas.
El festejo por los tres años de En busca del cuento perdido se inicia este jueves a las 18:30 horas. Además de los invitados, habrá rifa de talleres que se imparten en el Programa de escritura creativa y muchas actividades, como la presentación de un libro de poesía de los estudiantes del Programa de Escritura Creativa, y de Pasiones y obsesiones, que son videos de cinco minutos con entrevistas a escritores y lleva el título del libro más reciente de Sandra. La entrada es gratuita.
REGRESAR A LA REVISTA