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El cuadro Travesty, del pintor ruso Konstantin Altunin, sobre Putin y Medvédev. (Foto: EFE)
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iudad Juárez, Chihuahua. 29 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Konstantín Altulin, el autor de polémicas y provocadoras obras entre las que se cuenta un cuadro en el que el presidente ruso, Vladímir Putin, y el primer ministro, Dmitri Medvédev, aparecen en ropa íntima femenina, decidió huir a Francia ya que teme por su vida. Esta, al menos, es la razón que dio Alexandr Donskói, el curador del Museo del Poder, que permanece cerrado después de la confiscación temporal de varias pinturas del artista que están siendo investigadas a raíz de la protesta presentada por un concejal de San Petersburgo. Una nota de Rodrigo Fernández para El País:
Todo comenzó a principios de semana, cuando Vitali Milónov, miembro de la Asamblea Legislativa de la antigua capital imperial y conocido homófobo, protestó públicamente contra la exposición que se mostraba en el Museo del Poder. Entre los cuadros que Milónov calificó de «abyectos» figuraba, además del de Putin y Medvédev, uno en el que aparece él mismo retratado con la bandera del arcoiris gay como fondo. Ambas pinturas fueron requisadas por la policía junto con otras dos, Los sueños eróticos de la diputada Mizúlina (Yelena Mizúlina es la autora de la ley que prohíbe cualquier difusión de información sobre las formas sexuales no tradicionales entre los menores, más conocida como la ley contra la propaganda homosexual) y De la confesión, en el que el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa ha sido retratado con tatuajes. Sin embargo, otros cuadros con políticos famosos como protagonistas se salvaron, por ejemplo, el de la alcalde de San Petersburgo, Valentina Mativiyenko.
Los expertos deberán determinar si las pinturas mencionadas atentan contra la mencionada ley de propaganda homosexual o contra otras que castigan el insultar a autoridades –en esta última se basó Milónov para presentar su protesta- o el incitar al odio interracial o religioso. Estas leyes, así como la que pena el extremismo, pueden ser utilizadas contra obras de arte por organizaciones o personas que se consideren afectadas. Así, hace unos años, un grupo de ortodoxos logró llevar a juicio al Museo Sájarov de Moscú por considerar que los cuadros expuestos en una muestra eran un insulto a su religión.
En junio, en Perm las autoridades policiales clausuraron una exposición del Museo de Arte Moderno de esa ciudad, que dirige el conocido galerista Marat Guelman, y se llevaron varios cuadros satíricos del pintor Vasili Slónov que entregaron a expertos para que investigaran si podían ser calificados en el marco de la ley contra el extremismo. La iniciativa contra el museo partió en Perm también de un legislador local.
Tatiana Titova, directora del Museo del Poder en San Petersburgo, fue llevada a la policía junto con los cuatro cuadros incautados y pasó varias horas en la comisaría antes de que la dejaran en libertad. Según el curador Donskói, extraoficialmente los policías les dijeron que perdieran las esperanzas de reabrir el museo antes de la cumbre del G-20, que se celebrará en San Petersburgo a principios de septiembre. El motivo, les explicaron, es que en esa exposición hay otras pinturas «escandalosas» de jefes de Estado.
Mientras tanto, Yelena Altúnina, esposa del pintor que huyó, ha pedido ayuda económica a través de una red social rusa. «Necesitamos ayuda urgentemente, porque Kostia [diminutivo de Konstantín] se ganaba la vida solo con su trabajo y todas pinturas estaban en el Museo del Poder. El dinero que teníamos lo gastamos para que Kostia pudiera salir rápidamente debido al peligro de que fuera arrestado bajo acusaciones de extremismo inventadas. Y yo necesito volar a Francia, porque quedarse aquí es peligroso», dice Altúnina en su declaración divulgada en Vkontakte, una especie de Facebook ruso.
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