El escritor mexicano. (Foto: Librerías Ghandi)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 23 de octubre de 2013. (RanchoNEWS).- El escritor mexicano F. G. Haghenbeck se convirtió este año en el primer autor latinoamericano en obtener el Bram Stoker Award por su novela El diablo me obligó, con tal motivo reproducimos la entrevista que realizara José A. Muñoz de la publicación española Revista de Letras en el 2009 por la publicación de su novela Trago amargo, añadimos también una entrevista en video, difundida por las librerías Gandhi, sobre su novela La Primavera del Mal.
El cine le debe mucho a la novela negra. Y viceversa. F. G. Haghenbeck, escritor y editor de cómics, rinde tributo a ambos en una trepidante novela, Trago amargo, que le valió el Premio Nacional «Una Vuelta de Tuerca» en México, su país de origen. Roca Editorial acaba de publicarla en España, lo que ha permitido a Haghenbeck viajar a la península y «palpar» el interés que suscita el género en nuestro país. Por supuesto, es uno de los invitados a la Semana Negra que se celebra en Gijón.
Trago amargo es más que una novela negra. ¿Cómo te surgió la idea de mezclar literatura de género con un recetario de cócteles en el que incluyes, además, la banda sonora?
Deseaba hacer una obra que fuera de múltiples sentidos: que se leyera, se paladeara y escuchara. Sabía que es un reto por el medio, pero creo que se aglutinó muy bien. En ella se mezclan mis obsesiones y gustos. Amo la coctelería y su historia, al igual que la música de los sesenta y a Raymond Chandler. Esos fueron los ingredientes.
Dices al final del libro que los personajes reales que aparecen hicieron y dijeron realmente lo que está escrito en él. Conseguir adaptar esos hechos con otros que son ficticios debió ser complicado. ¿La principal fuente fueron las memorias de John Huston, o recurriste también a crónicas de la época?
La medula espinal fueron dos fuentes: el libro Huston. The rebeld king y las anécdotas de su biógrafo, William Reed, que era ex-agente del servicio secreto norteamericano. Muchos de los diálogos de los actores fueron saliendo de entrevistas de la época. Deseaba que sus voces fueran reales.
Ese detalle de mezclar hechos reales con ficción recuerda un poco a lo que hizo en cine Carl Reiner con Cliente muerto no paga (Dead Men Don’t Wear Plaid, 1982), un homenaje al cine negro en el que insertaba fragmentos de películas clásicas en la trama. ¿Podemos considerar tu libro un tributo a ese género?
Mi libro es un homenaje a Raymond Chandler, el resto es casualidad. No se podía hablar de Hollywood o de un evento tan característico como La noche de la iguana sin los nombres reales. Incluso el detonador del misterio, el que Huston regalara a cada actor pistolas de oro, fue verdad.
¿Qué resultó más difícil, infiltrar a personajes de Hollywood o crear esos «diálogos-disparo» tan propios del género policiaco? (el cinismo y la chispa de algunos «lances» es brutal y no es fácil crear frases divertidas que resulten originales y frescas).
La voz de mi personaje, Sunny Pascal, su cinismo y sarcasmo es totalmente mía. Pero frases tan afortunadas como la Ava Gardner que dice «No te dejes engañar. Muy en el fondo sigo siendo una muchacha banal», es de ella. Incluso el cierre de «Cuídalos, hay más periodistas que iguanas» lo dijo John Huston. Lo divertido era encontrar la frase adecuada, descontextualizarla y enlazarla.
No has dejado al margen el mundo de la ilustración. La rápidez, las
referencias a los cartoons de la Warner, los diálogos y algunos pasajes nos recuerdan que también forma parte de tu mundo (incluso la cubierta tiene un diseño muy propio de Saul Bass). ¿No pensaste en esta historia como posible guión para un cómic?
Creo que son dos medios totalmente distintos, pero mi labor en las historietas para el mercado norteamericano, así como mis guiones en Superman y Crimson, ayudaron a que se pudieran narrar secuencias muy visuales. Esto ayuda a que el ritmo sea dinámico y atractivo.
Utilizar el rodaje de La noche de la iguana para ambientar la novela, te permite recrear el México de la época. ¿Ha cambiado mucho desde entonces, has podido inspirarte a través del México actual?
Es totalmente otro México, así como otro mundo. Mi decisión de ubicarla en el ’64, casi ’65, es un motivo especial: es el fin del sueño americano. La llegada de Vietnam, los Beatles y el hombre a la luna, terminó una época donde los blancos y negros eran más fáciles de distinguir. Hoy, todo es gris.
La historia de los cócteles merece (de hecho ya los hay) un libro aparte. Leyendo tus referencias encontramos tanta mitología que, a veces, resulta un poco difícil concretar la manera en que nacieron determinados combinados. ¿Cuál ha sido tu trabajo de campo?
Es mi hobby buscar el origen de los cócteles, pues es parte fundamental de la mitología de la mixiología. Siempre he pensado que la novela clásica negra americana va de la mano de la coctelería. Son paralelos en su historia. No existe mayor referencia al policiaco que una bella dama en un vestido rojo bebiendo martini. Uno sabe que ahí va a ver problemas.
Reivindicas la calidad de la coctelería mexicana. ¿Nos recomiendas algún local en especial dónde degustar estos tragos?
No hay duda que el mejor lugar en México es el San Ángel Inn, en la ciudad. Se trata de una vieja hacienda convertida en restaurante, a un paso de la casa de Diego Rivera y Frida Kahlo. La margarita que sirven ahí es de morirse.
Raymond Chadler y Paco Ignacio Taibo II fueron tus primeras lecturas del género. ¿Con Trago amargo les devuelves el favor por las horas felices que pasaste con sus novelas?
Es imposible devolverles la felicidad que me han dado. Descubrí un nuevo mundo con sus lecturas en una época donde estaba buscando mi lugar en el mundo. Es un homenaje, es una manera de seguir escribiendo el tipo de novelas que yo amo, que apreció y que puedo leer una y otra vez.
¿Volveremos a encontrarnos con Sunny Pascal en el futuro?
Sunny estará mucho tiempo con nosotros. Inmediatamente aparece en un cuento en la colección México Noir editada por Paco Ignacio Taibo II. Pero su segunda aventura en novela esta casi lista, en pleno festival de Acapulco, con Johnny Weissmuller, Elvis Presley, Ann Margret y Frank Sinatra. Para luego, tener que volar a España en una tercera entrega, en la filmación de Por un puñado de dólares en Almería, donde tendrá que lidiar con la policía franquista y el genio colérico de Sergio Leone.
Haghenbeck habla sobre su novela
La primavera del mal