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Dinorah Vázquez, Guadalupe de la Mora y Guadalupe Valderrama en una escena de Justicia negada, obra de Perla de la Rosa, alusiva al triunfo de las madres de mujeres asesinadas en Campo Algodonero, Ciudad Juárez, sobre el Estado mexicano en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. (Foto: Adrián Valverde)
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iudad Juárez, Chihuahua. 23 de octubre de 2013. (RanchoNEWS).- La fronteriza Ciudad Juárez fue un «laboratorio de violencia» originado en el neoliberalismo y engendrado por Felipe Calderón en su mandato presidencial, pero en la nueva administración federal no hay visos de cambio; «algo aplacó al monstruo, pienso que negociaciones de políticos, y eso en cualquier momento vuelve a detonarse», afirma Perla de la Rosa, directora de la compañía teatral Telón de Arena. Una nota de Reyes Martínez Torrijos para La Jornada:
La agrupación juarense presentó Justicia negada, con dramaturgia y dirección de De la Rosa (Ciudad Juárez, 1964), hace unos días en el Festival Otras Latitudes, montaje que aborda el litigio Campo algodonero que tres madres ganaron en la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2009 al Estado mexicano por los feminicidios en esa ciudad. Ya ha sido escenificada en Alemania, Colombia, Ecuador, España y Estados Unidos.
«En Justicia negada se halla a tres mujeres pobres, tres madres de víctimas del campo algodonero que establecieron este litigio y derrotaron a eminentes abogados del Estado mexicano, quienes no tuvieron argumentos suficientes», una resolución paradigmática, pues se convirtió en un precedente al que se pueden acoger los casos de feminicidio en todo el continente, indica De la Rosa.
De gira por el Distrito Federal, la compañía también escenificó el jueves 17 de octubre la obra Contrabando, del dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda (1948-2008), y el siguiente día impartió en voz de su directora una conferencia, ambas en el encuentro Lo que el viento a Juárez: el arte en la construcción de cultura de paz, en La Nana, Fábrica de creación e innovación.
Feminicidio y narcoguerra
Telón de Arena nació en 2002 con el interés de realizar teatro de calidad y la aspiración al arte, pero al paso del tiempo ante el deterioro social de su ciudad con fenómenos como el feminicidio, la migración y la narcoguerra, asumió la necesidad de dar voz a «los subalternos, a quienes la oficialidad niega», dicen en entrevistas telefónicas a La Jornada Daniel Miranda (Ciudad Juárez, 1980), integrante del consejo artístico de la compañía, y De la Rosa.
Ella afirma que aunque la violencia ha disminuido en la zona, en contraste con 2010, y se ha trasladado a otros lugares como Michoacán y Guerrero, no se puede decir que haya sido superada. En este contexto, la agrupación intenta «mantener la idea de que no es normal por más que nos lo quieran hacer creer… El teatro es la posibilidad de recordarnos que no por fuerza de repetición esto es algo normal».
Daniel Miranda, sobre la pacificación de su localidad, señala: «Nos dimos cuenta como sociedad que habíamos tocado fondo, ya no había más allá ni a dónde ir, ya estábamos en el terror, y eso ha ido modificando las condiciones sociales de la ciudad… hemos ido entendiendo que si nosotros no nos ponemos a trabajar por tener una forma saludable de convivir, nadie más lo va a hacer, ni el gobierno ni las asociaciones. Hay otros artistas y otras compañías que están tomando esta conciencia.
«En un principio, antes de 2008, sí llegamos a tener esa especie de rechazo de ‘ya no queremos hablar de las muertas (asesinadas) de Juárez, ya estuvo’, pero no podíamos dejar de hablarlo y llevarlo a otros para que ubicaran que eso está ocurriendo y que había cosas que había qué seguir haciendo no sólo para que se detuvieran los procesos de violencia, sino para que ya no volviéramos a caer ahí».
El miedo, nuestro enemigo
Perla de la Rosa afirma que Telón de Arena propugna por una práctica teatral que nos lleve a la recuperación de la ciudad que amamos y también para que recordemos qué fue lo que perdimos. Y añade que la presente violencia es generada por los poderes políticos y fácticos; si no se modifica la estructura volverá a ocurrir… el asunto es cuándo se van a romper esos acuerdos.
«El sentido del teatro es irrenunciable: la poesía, una poesía que pueda abrazar el desconsuelo y construir otros rangos de visión crítica en la sociedad… Si alguna certeza tengo es que el enemigo es nuestro propio miedo, el miedo a hacer que las cosas cambien sobre todo cuando en medio de éste hay un Estado corrupto y corrompido».
A su vez, Daniel Miranda resumió los problemas de la realización teatral en el interior del país: «No es fácil. Enfrentamos falta de sensibilidad de algunos funcionarios, la subutilización de los espacios destinados a la cultura, que son pocos, aunque como compañía hemos adquirido prestigio y respeto que nos abren algunas puertas y algunos accesos con instituciones culturales a escalas nacional e internacional.»
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