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María de Medeiros, en Guanajuato, capital cervantina de América. (Foto: Christa Cowrie)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 19 de octubre de 2013. (RanchoNEWS).- «Se cortan los presupuestos, se están cerrando fronteras, se está desplomando la bolsa,» cantó María de Medeiros. «Nace el día en la ciudad» en la capital Cervantina de América, «y una niña sopla nubes hacia pájaros eternos». Una nota de Alondra Flores para La Jornada:
Con versos de casas en el mar, la actriz, cineasta y cantautora portuguesa salió al escenario en su primera visita a México, y al Festival Internacional Cervantino (FIC), donde presentó en concierto su disco Pájaros eternos.
«Si la vida no es más que aburrimiento. El aburrimiento no es vida,» entona frágilmente, con gestos de niña berrinchuda, sobre un escenario escoltado por columnas de cantera rosada. El piano de cola, el bajo y la batería, con sus tres respectivos ejecutantes brasileños, la acompañan. Empieza la batería de bossa y ella agita los brazos en vuelo, sus grandes ojos se hacen exorbitantes.
Por primera vez saluda con los buenos días en un concierto que usualmente es una propuesta nocturna de cabaret en el que utiliza sus técnicas de actriz, como se le reconoce mayormente, por su participación en la película Pulp Fiction, de Quentin Tarantino. El pleno sol de mediodía en el patio de la ex Hacienda San Gabriel de Barrera la recibe enfundada en vaporoso vestido blanco con grandes flores negras, los hombros al aire.
Atractiva y senshimental
Pájaros eternos es su tercer disco, el primero en el que se atreve a componer María de Medeiros. «Vengo de una familia de músicos clásicos, mi padre y mi hermana pequeña son los músicos en serio y eso de alguna forma me había inhibido mucho. Pero de pronto es la cosa más natural del mundo,» indicó en conferencia de prensa.
Sus canciones son como fotografías de lo que más le gusta y emociona, «he llevado mi cámara hacia la música que llevo en el corazón.»
Del bossa nova al ritmo cadencioso de samba tamborileante se traslada con su música, lanza coquetos besos al aire y arrebata el aplauso. Aparece una neblina de fado del río Tajo.
Un andaluz en Brasil que se ha enamorado del país sudamericano y queda con el corazón dividido entre el flamenco y la samba aparece en una de sus historias hechas melodía y nos hace pensar en la misma De Medeiros, quien nació en Portugal en 1965, creció en Austria, se casó con un español y vivió muchos años en Italia. Un multiculturalidad que la hace cantar en portugués, español, francés, e inglés; el alemán e italiano también los habla.
La dictadura militar en Brasil, en los años 70 del siglo pasado, es entonada. A nuestros hijos, una balada con cuerdas graves que juguetean y un mensaje de amor de quienes entraron en la lucha, «perdón por la cara cerrada, perdón por la falta de abrazos, perdón por la falta de espacios. Los días eran así.» El mismo tema histórico es el del documental Los ojos de Bacurí, el cual presentará en el Festival Internacional de Cine de Morelia, donde también será jurado.
«Como un rayito de luna entre la selva dormida, así la luz de tus ojos ha iluminado mi pobre vida,» casi un canto al oído con unos toquecitos de batería regala el bolero famoso por el trío Los Panchos. Y la tristeza, también suave se entona, «its a sad beautiful world. She is just a shadow girl,» es un rock minimalista compuesto al lado del portugués The Legendary Tigerman.
«¡Seré feliz! El mundo se acaba y yo no fui feliz» entona casi en lo que parece el final del concierto de mediodía. «¡Soy morena clara, atractiva y senshimental!», vocifera aguerrida. Un par de veces fue su regreso al escenario, para bailar y cantar these boots are made for walking, como Nancy Sinatra. Aunque son unas altas sandalias color blanco las que calza, hechas para andar por los caminos soleados de Guanajuato.
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