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Aspecto del pabellón de Brasil. (Foto: EFE)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 8 de octubre de 2013. (RanchoNEWS).- El ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, y el vicepresidente brasileño, Michael Temer, inauguraron la Feria del Libro de Fráncfort, el mayor escaparate del mundo editorial; acoge 7 mil 300 expositores de cerca de 100 países, y se espera que más de mil autores presenten nuevos títulos durante la semana del 8 al 13 de octubre, informa la agencia EFE.
«Brasil es un peso pesado en el ámbito cultural», dijo Westerwelle durante la ceremonia inaugural de la muestra, en la que este año el país sudamericano es invitado de honor.
El pabellón brasileño se presentó como un homenaje al papel –en plena era digital– y a la variada literatura del país sudamericano.
«El libro están dando un paso hacia la digitalización y tal vez eso sea irreversible. Pero el papel nos ha acompañado durante 500 años, teníamos que hacerle un homenaje», dijo una de la diseñadoras del pabellón, Daniela Thomas. Por ello, Thomas, junto con el arquitecto Felipe Tassara, optaron por construir buena en papel prensado y cartón.
Al parecer, según las últimas noticias que se conocen, un ausente inesperado será Paulo Coelho, cuya presencia había sido anunciada por la feria. En declaraciones al diario alemán Die Welt, Coelho anunció su intención de no venir porque no estaba de acuerdo con la selección de los setenta autores invitados. «De los setenta sólo conozco a veinte, los otros deben ser amigos de amigos», dijo.
Se esperan cerca de 280 mil visitantes en los cinco días del evento editorial.
En la ceremonia inaugural también habló el escritor brasileño Luiz Ruffato, que criticó el sistema educativo en su país, del que dijo que hace difícil cerrar la brecha entre ricos y pobres.
Según Ruffato, uno de cada tres brasileños tiene dificultades para leer y entender textos sencillos y las élites «aprovechan la ignorancia para asegurar su poder».
Otro de los temas abordados en la inauguración, por parte del presidente de la Asociación de Libreros Alemanes, Gottfied Hönnefelder, fue el del precio fijo de los libros, un aspecto que considera clave mantener para asegurar la supervivencia de las librerías.
Brasil en Fráncfort
Fráncfort, 9 de octubre de 2013. (DPA).- En el deslumbrante pabellón de 2 mil 500 metros cuadrados que Brasil presentó ayer como invitado de honor en la Feria del Libro de Fráncfort no se ve una sola pelota de futbol. El país quiere aprovechar su protagonismo en la cumbre mundial del libro para mostrar una cara distinta: la de su imponente energía creadora.
«Brasil es un país marcado por muchos tópicos. Más aquí, en Europa», constató la escenógrafa y directora de cine Daniela Thomas, responsable del pabellón junto al arquitecto Felipe Tessara. Agregó: «Futbol, mujeres, carnaval... Somos mucho más que eso. Somos un país interesante y dinámico. Y eso es lo que intentamos expresar en este espacio», explica Thomas.
El pabellón es uno de los puntos fuertes de la presentación de Brasil como país invitado en la nueva edición de la feria, junto con su delegación de 70 autores y un ambicioso programa de fomento a la traducción de obras brasileñas.
Inspirado en el modernismo brasileño y en la arquitectura de Oscar Niemeyer, el foro se presenta como una gran plaza abierta y luminosa. Las paredes curvas que delimitan el espacio y todos los elementos del interior están construidos por módulos de un papel diseñado por expertos alemanes exclusivamente para el proyecto.
«Todo es papel», destaca Thomas. «No lo hicimos por motivos ecológicos, sino porque en cada feria se habla menos de libros y más de derechos. Es una tendencia sin retorno. Pero el papel fue nuestro amigo durante 500 años. Queríamos homenajearlo como socio de la imaginación humana».
La concentración en lo estrictamente creativo y el énfasis en la diversidad del quinto país más grande de la Tierra marcan los cinco espacios temáticos en los que se divide el pabellón.
En una esquina se levantan columnas formadas por pilas de folletos en los que se presentan diversos personajes de la literatura y la cultura popular brasileña, desde Doña Flor, famosa por sus «dos maridos» en la novela de Jorge Amado, hasta Raimundo el mulato, creación de Aluísio Azevedo.
«Los personajes de nuestra literatura son tan potentes que a veces son más conocidos que políticos, reyes y militares», se enorgullece Thomas. En el pabellón apenas hay referencias políticas, y el nombre de la presidenta Dilma Rousseff no se lee en ningún lado.
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