Rancho Las Voces: Poesía / México: Dos poemarios de Ricardo Yáñez
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martes, abril 06, 2010

Poesía / México: Dos poemarios de Ricardo Yáñez

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Un apasionado de la canción popular. (Foto: Carlos Cisneros)

C iudad Juárez, Chihuahua. 5 de abril 2010. (RanchoNEWS).- Los tormentos de la necesidad de la rescritura; el soneto y las dudas sobre su posibilidades contemporáneas; el verso rimado y el verso libre, pero sobre todo la canción popular como una forma de la alegría, son parte de los universos del escritor Ricardo Yáñez en sus dos más recientes poemarios. Una nota de Arturo Jiménez para La Jornada:

«Rescribir es la tarea del lenguaje que está evolucionando todo el tiempo», dice Yáñez (Guadalajara, 1948), quien acaba de publicar Piso de tierra (Taller Editorial La Casa del Mago) y Como al principio (La Orquídea Errante).


Tarea interminable

En entrevista, el también colaborador de La Jornada comenta que Como al principio se divide en tres partes y cada una contiene una de las constantes por las que se ha inclinado: la canción, el soneto («quizá aquí ya no tenga nada que agregar») y el verso libre, último segmento en el que, por cierto, explora asuntos de violencia humana.

«Los tres canales intentan hacer una unidad aunque, sinceramente, creo que no se logra, por eso también se llama ‘como al principio’. Más bien como que el libro está anunciando algo, que quizá sea una trilogía a futuro. Al releerlo, de pronto digo: este poema podría ser así, este texto podría caminar para allá, de aquí podría salir otra cosa. De todos modos sí sería un volumen, pero de tres libros».

¿Le sucede como a José Emilio Pacheco, que de manera recurrente regresa a textos anteriores para rescribirlos?

Al rescribir adaptas lo que ya eras a lo que estás siendo.

Ésa es una tarea sin fin.

Es interminable, pero es la tarea del lenguaje que está evolucionando todo el tiempo. Y la poesía, pues también está evolucionando todo el tiempo. Eso lo aprendí en parte de Pacheco, quien vino como a descansar mi vida y a que yo dijera: ¡Ah!, sí se puede hacer.

¿No es una manera de atormentarse? ¿No sería mejor decir: aquí queda y a lo que sigue?

No es una manera de atormentarse, es un tormento –dice Yáñez y ríe. Entonces, para dejar de atormentarse, uno procede así. A mí me gusta mucho la canción, la cual siempre es modificada por la gente, y con mucha frecuencia la mejora. Eraclio Bernal se robó unas barras de fierro, pero para el pueblo no está bien que un héroe se robara barras de fierro. Entonces la canción dice: «Por unas barras de plata, que dicen que se robó».

Retoma el título del poemario y dice que surgió de la frase: «Estamos como al principio». Es decir: «La desilusión. Yo ahí sentía que estaba igual que cuando empezaba».

¿No es ser muy duro consigo mismo, como poeta, de manera innecesaria?

O muy facilón como crítico, porque de esa manera me olvido de criticarme: soy malo, gracias –y ríe de nuevo.

¿No siente una evolución, un crecimiento como lector, como poeta, como tallerista?

Lo que yo siento es que cada vez enseño mejor y que, como todo mundo, aprendo mucho de mis talleristas. Un poco, en ese sentido, sí hay evolución, pero uno no llega al origen, que es la idea. O sea, al origen del taller no he llegado, y al origen de la poesía, pues quizá nunca llegaré.

Con un gusto desde niño por la música popular, sobre todo la ranchera, Ricardo Yáñez explora esa vertiente en la primera parte de Como al principio, pero desde la poesía.

Esa inclinación por la canción se amplía en Piso de tierra, en cuyos poemas se percibe más una raíz popular, un aire de canto popular: la sencillez, lo cotidiano, lo diáfano en el amor y hasta en el desamor, sin menoscabo del esfuerzo poético.

«En cierto modo son imágenes recicladas, reciclo lo que he oído e intento echarlo a andar de nuevo. Es que en Guadalajara viví siempre en las orillas. Soy gente de ciudad, pero de padres campesinos. Los versos libres de Como al principio son más urbanos. Y todos los poemas de Piso de tierra son más campiranos. Viví muchas veces en casas con piso de tierra».

Interrogado acerca de que el lector sospecha que los poemas de Piso de tierra pueden ser cantados como sones de Jalisco, la Huasteca o el Sotavento, comenta que, por ejemplo, la pieza Al cabo y qué la hizo expresamente para mariachi. Y luego responde que sí, que la mayoría de las piezas fueron creadas para que se les pusiera música.

De hecho, Yáñez también canta «aceptablemente», como dice él mismo, e incluso participó como cantante, compositor y figura principal en el disco colectivo Quizá en agosto, editado por Producciones El Aduanero y La Jornada.

En Piso de tierra se percibe como predominante un aire de esperanza.

Es de felicidad. Quizá es lo que no me gusta de Como al principio, que termina como muy down. Y la verdad, tengo muy buen sentido del humor, aunque también soy bastante down. Y Piso de tierra es un libro más bien alegre que feliz. Es un libro alegre, contento, no se mete en problemas, no hace poemas extraordinarios, no dice la neta. Son juegos, pero juegos alegremente jugados.



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