El poeta chihuahuense en su tierra. (Foto: RanchoNEWS)
C hihuahua, Chihuahua. 7 de octubre de 2011. (Margarita Muñoz / RanchoNEWS).- Chihuahua ha recibido la visita de escritores y escritoras notables con motivo de la Feria del Libro 2011. Hemos disfrutado al brillante Ignacio Solares en la presentación de su última novela El Jefe Máximo; de la cálida e inteligente presencia de Margarita Aguilar con su libro Aurora Reyes, alma de montaña; de Pilo Alcántar y El hombre repetido; de Pedro Salmerón y Los carrancistas; de la poesía vibrante de José Joaquín Cosío; de la presencia inolvidable de Víctor Hugo Rascón Banda y Volver a Santa Rosa; de los queridos amigos juarenses Diego Ordaz y Rosario Sanmiguel y de José Vicente Anaya, quien vino a disertar sobre el tema del que ya es una autoridad en nuestro país La brevedad en la poesía y los cuentos de la China clásica.
Encontrarse con José Vicente Anaya es siempre una gratísima experiencia. Su personalidad, su sapiencia, su amabilidad, hacen de cada encuentro una experiencia inolvidable. Nos citamos para conversar y hacer una pequeña entrevista en el hotel en donde se hospedó durante su estancia en Chihuahua frente a sendas humeantes tazas de café e iniciamos esta conversación con el tema de la conferencia que impartió en la Feria del libro: la brevedad en la poesía y el cuento chinos. Dejamos que la conversación fluya desde la voz de nuestro invitado:
Me preguntas como encontré esta veta tan importante en la literatura universal que es la literatura china. Desde mi juventud me empezó a fascinar todo lo relacionado con la cultura china. En mi adolescencia me interesé primero en la India, posiblemente porque mi generación se interesaba en la cultura hindú. Mi primer interés fue el hinduismo, el budismo y las religiones de la India. De ahí mi interés se extendió a la China y al Japón. El asombro ante un hermosísimo cuento chino se dio en temporadas posteriores.
Yo he vivido largas temporadas en los Estados Unidos. Temporadas que van desde seis meses hasta casi un año. No tengo una formación académica, sin embargo en esas ocasiones (78, 80) me incrusté en las academias y de esta manera fui ahondando en la literatura china. En una de esas largas estancias en California me hospedé con un amigo, Víctor Zamudio Taylor, que era el discípulo más querido de Herbert Marcuse. El contacto con este pensador, fue muy enriquecedor pues me dio la oportunidad de asistir a sus clases, a sus conferencias e inclusive a sus fiestas. En esas estancias yo aprovechaba para meterme en las bibliotecas; para mí eso era maravilloso. Era meterme en la torre del conocimiento. Encontré textos originales en literatura castellana que dudo se consigan en otra parte del mundo. Esta posibilidad también me acercó a los sinólogos más importantes y de esta manera fui haciendo una importante colección de literatura china. He llegado a tener una importante biblioteca sobre la materia.
Mi formación inmediata, fue porque me puse en contacto con los sinólogos contemporáneos ya que estos son los primeros traductores de la literatura china. Igual me pasó con la literatura japonesa. Por ejemplo estos traductores estadounidenses, son magníficos, ya que encontré publicaciones de los textos japoneses escritos en la caligrafía original y luego las traducciones literarias y poéticas. Basándome en esos estudios quise entrar al idioma. No hablo chino, sé poco, pero lo que sé me ha servido para apreciar algunos errores. En este aspecto soy el alumno de esos especialistas. Otro aspecto enriquecedor es tener amigos cercanos, uno de ellos chino y otro japonés y esta cercanía me ha ayudado en mis apreciaciones de la lengua y de las traducciones.
Es muy criticado que la literatura china no sea traducida del original. Hay muchas traducciones que son pésimas, que son literales y el lenguaje poético es ajeno, lo que da como resultado unas terribles traducciones. En la poesía se tiene que traducir lo poético, lo anímico. Es falso que las traducciones literales sean las mejores, además porque los símbolos de la escritura china, tienen diferentes acepciones según su posición en relación con otros ideogramas.
Quienes me critican de no traducir los cuentos y los poemas directo desde el chino, yo les respondo con estos ejemplos, y recurro a los mejores sinólogos. Por ejemplo descubrí que un traductor chino reciente, traduce el nombre del poeta Bashō que quiere decir plátano, lo traduce así, como el Sr. Plátano, lo cual me parece una horrorosa falta.
Cuando empecé a descubrir los maravillosos cuentos breves chinos, me encontré que hay pocas traducciones al inglés. Hay muchos cuentos de este tipo y hay muchas antologías dispersas y de ahí fui tomando esos cuentos y agrupándolos. Me vi ante la disyuntiva de traducir al español estos textos y lo hice con el arrojo que nos caracteriza a los bárbaros del norte. Me pregunté si había sinólogos en México y al no encontrarlos, me di a la tarea de hacerlo yo mismo.
Respecto a la pregunta que se me hizo ayer, sobre qué similitudes encuentro entre el cuento breve chino y los cuentos rarámuris, por ejemplo los que escriben Martín Chávez y Dolores Batista, a propósito de la belleza y la brevedad del relato rarámuri, encuentro lo que me ha dicho el maestro Servín. Qué bueno que Enrique Servín esté estudiando estos relatos. Encuentro que el rarámuri y el japonés en particular, son parecidos en cuanto a su articulación lingüística. Volviendo a las sospechas de que el rarámuri y el chino tengan algún parecido, encuentro que los principios de la religión tarahumara son muy parecidos a los que sostienen las creencias chinas. Entonces las hipótesis de que los primeros pobladores de América vienen de oriente, creo que con esto se ven confirmadas. Los antropólogos han descubierto muchísimos vínculos. Y por ejemplo en Canadá han encontrado monedas chinas antiquísimas que también vienen a confirmar esta teoría. Volviendo a China, encontré a un historiador chino que hace la reseña de un grupo budista, que fue a la India a estudiar los orígenes de Siddhartha Gautama, a su regreso encuentran un huracán que los arroja a tierras lejanas. Este chino budista escribe sobre su llegada a Acapulco y describe a la gente que encontraron y las costumbres de la época y luego relata el viaje de regreso a China. Asombra este historiador porque narra como el calendario azteca tiene representados animales, tal y como la simbología china en sus estudios astrológicos.
El otro libro, el de poesía breve china está inédito pero está publicado en internet en una prestigiada revista literaria y fue fundada por un grupo de discípulos míos de un curso que di en Puebla. La dirección en donde lo pueden encontrar es www.circulodepoesía.com y ahí está este libro de poesía y también está publicado el libro sobre Concha Urquiza y otro sobre Humberto Padilla, el poeta cubano.
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Terminamos con esta breve plática y seguimos conversando sobre otros temas y disfrutando de la llegada a nuestra mesa de Gisela Franco y Tita Delgado. Gracias José Vicente por el tiempo compartido. Nos volveremos a encontrar.
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