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jueves, octubre 13, 2011

Artes Plásticas / España: La heredera crítica de Thyssen

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Espejos de Agua, 2001, de Los Carpinteros. (Foto: Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Collection).

C iudad Juárez, Chihuahua, 13 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Francesca von Habsburg, hija del barón Hans Henry Thyssen-Bornemisza, se sitúa ante una de las piezas de Los Carpinteros, perteneciente a su colección de arte contemporáneo, del TBA 21 de Viena (reúne en 500 obras a unos 120 artistas) que se muestra hasta enero de 2012 en el museo Es Baluard de Palma. Junto al muro reventado por un misil, la coleccionita espeta: «eso me gustaría ver en la colección Thyssen de Madrid». La escultura Frío Estudio del Desastre (2005), alzada por el dúo de autores cubanos, Dagoberto Rodríguez y Marco Castillo, es la imagen congelada del impacto del proyectil y el estallido en mil pedazos de los bloques cemento, con la ruina colgada de hilo de pescar. Una nota de Andreu Marensa para El País:

«La explosión del muro es una expresión de un momento, el tiempo parado, y a la vez es la imagen de un cambio radical que me gustaría se expresara en la política y en el patronato del Museo Thyssen Bornemisza de Madrid, el día que se reconozca mi contribución a los fondos», razona Francesca von Habsburg que cree que «no se mantiene la esencia original, los deseos que expresó mi padre, que son frecuentemente malinterpretados».

La colección Thyssen es importante porque, según cuenta, «empieza en la Edad Media y debería llegar hasta ahora mismo, reuniendo fondos antiguos de mi abuelo y mi padre, que era un visionario y apasionado. Es una decisión extraña el no haber continuado hasta hoy». A ella le gustaría conectar su colección del siglo XXI con la de sus antepasados. Dice que «no teme» por la continuidad e integridad del museo de Madrid, que también «hace exposiciones maravillosas». Pero, asegura, «se centran en el arte moderno para satisfacer lo que se demanda y el arte contemporáneo juega un rol bastante insignificante».

Los Carpinteros, con sus acuarelas gigantes de objetos y construcciones, y las instalaciones metafóricas –las piezas que posee la TBA 21– expresan una de las devociones centrales de la coleccionista, «que no inversora», advierte. Francesca von Habsburg pretende presentar «una manera provocativa» de ver el mundo desde el arte. «Soy provocadora y me gusta el arte provocativo, sin violencia ni sexo». El nexo de arte y ciencia es lo que le ocupa.

Contraria a los museos grandilocuentes y efectistas, «exagerados» contenedores ligados a «grandes nombres de arquitectos y artistas», la hija del barón Thyssen se distancia de lo que ve «negativo» del que denomina «efecto Bilbao» –por el caso del museo Guggenheim. «Un concepto que solo funciona y puede mantenerse en Abu Dabi. La crisis ya afecta a Bilbao, tiene problemas».

Su rol de mecenas también se ha aplicado a los ajustes, se ve más promotora y cómplice de artistas, de exposiciones y obras. Un papel propio del Renacimiento, que le gusta interpretar. Con menos fondos, menos compras. Con esta idea recuerda cuándo en 1993 descubrió a Los Carpinteros, «en un régimen de comunismo opresivo», en referencia al gobierno cubano. Dagoberto Rodríguez y Marco Castillo se integran en la exposición en su cama laberinto.

¿Pero usted quisiera mostrar a Los Carpinteros en el Thyssen de Madrid? No quiere singularizar, pero la hija y nieta de los fundadores del museo opina que «allí el arte contemporáneo no se toma en serio, cuando España es uno de los países de Europa donde tiene más eco y protagonismo, y, en cambio, se centran en hacer cosas comerciales».

Von Habsburg destaca con expresión castiza la valentía y atributos de su padre, su actitud ante el arte, su amistad con grandes creadores, sus viajes sin cesar por estudios de medio mundo. La coleccionista y mecenas lleva sus fondos por el mundo y observa las nuevas pulsiones creativas en América Latina. Busca las diferencias y las interrelaciones.

«Comencé coleccionado de una manera tradicional, en galerías, pero en los últimos años produzco y hago de comisaria de instalaciones. Es el papel del filántropo desde siempre. Así puedes hacer cosas que los autores no pueden llevar a cabo en sus galerías». De estas relaciones nace esta exposición de Los Carpinteros en Es Baluard. «Hay que hallar cosas que tengan más significado, sin desarrollos artificiales basados en grandes nombres y complejos», concluye la heredera.


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